CAPITULO CUATRO: LAS CHICAS

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Un crucero de dos semanas y yo caí perdidamente enamorado en un día. Patético. Tonto.

-Nicolás -me llama por mi nombre y entonces salgo corriendo, porque escucharlo hace que mi corazón se empeñe en sentir cariño, cariño que no me sería correspondido. Yo soy cobarde, muchas veces digo y creo que voy a cambiar pero al abrir mis ojos todo sigue igual, yo no le importo de la misma manera y eso es lo correcto.

Mis pies corren a toda prisa a mi habitación, abro la puerta y me tiró sobre la cama como si fuera un costal de papas muy pesado, abrazo la almohada y dejo un par de lágrimas caer, porque quiero volver a casa. Ir con los abuelos y darles un enorme abrazo, olvidar que sentí algo tan bonito como esto, porque he conocido demasiados idiotas, tontos, celosos y crueles. Pero es la primera vez que caía con alguien así, alguien que al mirarlo sabía que no era como los demás, que él tal vez podría ir en serio. Nada más equivocado. Porque no había un "algo" allí. Nada.

Mis ojos se cierran y se abren de nuevo con un poco de desgano, pero la espalda me duele por haber estado tantas horas en la cama, suspiro y miro el teléfono celular, noto que la abuela contestó mi mensaje y no dudo en sonreír porque es algo que ilumina mi día

"Todo estará bien cariño"

Ella nunca dice algo que pueda lastimar, es comprensiva y siempre cuida de los demás con el mismo cuidado que riega las plantas de su jardín, porque todos somos plantas, eso dice ella. Una vez me comparo con una extraña flor blanca, se que no soy así pero, ella dice que sus pétalos son débiles y que muy fácil se pueden lastimar, por eso necesita muchos cuidados en ellos, pero su raíz es muy fuerte, por eso aunque tenga rasguños y uno que otro pétalo caiga al suelo ella seguirá de pie, porque es fuerte aún con débil apariencia. Estoy emocionado, quisiera llamarle por teléfono y contarle tantas cosas. Esa noche no lo hice. Ni la siguiente, tampoco la que seguía a continuación.

Soy alguien que difícilmente deja de pensar las cosas y estaba justo haciendo eso, sobre pensando cómo estaría él, porque después de huir de esa forma no lo ví otra vez. Desperté en el quinto día del crucero, eso quería decir que llevaba un tercio del crucero vivido y no era capaz de entablar claramente una conversación con Andrea, mi pareja del viaje, pero afortunadamente después de sangrar de esa forma parecía que ella ya no me quería asesinar del todo, porque ahora tocaba la puerta de vez en cuando y dejaba pañuelos y suero, creo que le di un susto de muerte. Me debí haber visto como un alma en pena acribillada y desangrada de forma muy violenta.

Los encargados del viaje también eran amables hacía mí al punto de que cada vez que me cruzaba con ellos recibía indicaciones sobre mantenerme hidratado y bajo sombra. Pero la amabilidad era tanta que era demasiado incómodo saber que vigilaban cada uno de mis pasos , para evitar que desmaye en las escaleras demasiado altas o el borde el barco y evitar una demanda que les dejaría en la ruina, debo de admitir que sentirse cuidado se sentía muy bien, pero ni en estos momentos. Yo no deseaba saber que alguien estaba cuidándome con tanto empeño porque de no hacerlo podrían recibir muy malas críticas. Era sorprendente lo que las personas podrían hacer por un buen comentario.

Yo en cambio soñaba con cuidarlo, cuidar que se sintiera bien y volver a ver esa sonrisa. Algo que no sucedía. Porque no lo encontraba sin importar a dónde fuera en el barco. Incluso Mónica fue honesta al decirme que no habían hablado aún, ella incluso creyó que él estaba ocupado con algo importante, pero yo sabía que no era que hiciera alguna cosa, si no que, en realidad, el moría de tristeza. Cuando noté su mirada triste, sabía que algo muy profundo estaba sucediendo en su corazón, en su alma. Un gran dolor que probablemente estaba intentando ocultar de todo el mundo. Quién sabe por cuánto tiempo había hecho eso, esconderse, huir, quizás vivir en negación. Como yo.

UNA PEQUEÑA HISTORIA DE AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora