CAPITULO NUEVE: DETERMINACIÓN PARTE UNO

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Ese había sido un cambio completo de actitud, pero tan brusco que había sido muy sospechoso, Mónica le miro levantarse de allí y sonriendo despedirse para luego correr a su habitación, confundida con un gesto extrañado hizo lo mismo, ponerse de pie y bajar las escaleras, caminar por los pasillos y encerrarse en su propia habitación, su puerta era la de enfrente, aún así era tan cerca y tan lejos, tan cerca de el para sentir calidez y tan lejos, porque el no entraba en su corazón, vaya chiste una mujer como ella con tantos talentos y virtudes, con belleza, y aún así no era deseada por él, mientras muchos hombres sé morían por poseerla el solo huia de sus brazos, era tan interesante y tan frustrante, tan lindo y tan molesto, aún así, no deseaba quedarse cruzada de brazos - el no estaba bien , se atrevió a mentirme en la cara - se dijo enojada levantándose inconforme de la cama donde recién se había acostado - como era posible, ¡Que molesto! ¡Que dulce! - se mordio los labios abrazando la almohada y pataleando un poco, esa expresión desolada lo hacía ver sexi, y ella deseaba tocar ese cuerpo bronceado y fuerte, sin embargo un rostro seguía intrigandole más de lo que Jay lograba hacerlo, Andrea.

- ¡Vamos Nicolás, tu puedes hacerlo ! -

Me decía a mi mismo tratando de animarme a ir a su puerta, si. Yo mismo le había dicho que era mejor actuar de esa manera, desconocidos. Personas que se encontraban en el mismo crucero pero no se conocían. Aún así, el vacío que provocaba en mi pecho era doloroso, tan doloroso el sentir amor y yo mismo negarmelo, porque mis miedos son más grandes que mis deseos, los miedos son aquello que te protegen de los daños, tener miedo te mantiene con vida porque te salva de actuar de una forma irracional y herirte, pero los miedos también te impiden vivir, te cierran las puertas de la experiencia y felicidad, te niegan conocer personas que podrían ser amigos o incluso una familia, te niegan el amor que necesitas, te impiden cumplir aquellos sueños y volar tan lejos, te impiden avanzar y te atascas. quedas sumergido en una espesa oscuridad como el chapopote que te traga, el miedo es aquello con lo que vivimos día con día, pero yo, no quiero más. No quiero tener este miedo que me deja un vacío, no quiero tener este miedo que me impide decirle lo que siento, no necesito más tiempo para saberlo, no necesito meses o años para saber quién reparo mi corazón y quién está sanando mis heridas con palabras y suaves roces, una persona que no tiene culpa de mis miedos e inseguridades, una persona que seguro también tendrá las suyas, yo no me negare más felicidad, porque antes me la negó alguien más y amarme a mi aún por unos segundos significa intentar hacerme la vida feliz y no miserable, no sé si me escuche, no sé siquiera si me vaya a dejar entrar, quizás solo me quedé a través de la puerta, pero quiero intentarlo, quiero tenerlo cerca mío, aún si esto implica solo ser amigos. Yo necesito estar cerca de Jay.

No era sencillo para mí notarlo, creo que en el fondo esperaba no tener que contar con otro chico en mi vida. Desde el momento en que supe que no sentía atracción por el sexo opuesto, había sido como una estocada para mí. Otro ítem en la lista de cosas que no me hacían "normal" y entonces ya no sólo sería el chico raro de cabello rojo con lentes y pecas que siempre está sólo, sino que se le añadiría a todo eso la homofobia de mis compañeros, no sólo parecía gay, me di cuenta de que lo era. Tal vez lo peor fue que cumplía con todo el estereotipo. Por eso temí que nadie iba a fijarse en mí en serio. Quiero decir, ya tenía completa impopularidad y no tenía amigos. Un novio fue lo último que espere tener. Entonces llegó la oportunidad y dejé que estableciera las reglas, creía que a nadie más le gustaría y era mejor tenerlo contento y que quiera estar conmigo porque tenía miedo de que esto jamás se repetiría. Incluso si debía hacer sus deberes o favores, hasta fingir que no nos conocíamos. Todo lo acepté porque creo que hasta yo sentía que no me merecía más.

¿Qué es lo que quería? Que alguien me dijera que era lindo o me tomara de la barbilla y me besara. Que alguien me hiciera sentir amado como en tantos libros que adoraba. Quizás en los libros era una etapa o eso quise creer. Que los abusos algún día terminarían. Que sus palabras de amor iban a llegar algún día y me trataría de un modo que hiciera creer a mi corazón que debería ser amado. Pero me equivoqué porque quise creer que merecía que alguien me amara para sentirme importante. Soy importante incluso si no hay nadie a mi lado, soy importante por ser yo mismo y soy único, y muchas veces me costará creerlo, muchas veces voy a estar aterrado y muchas veces voy a desconfiar de mí mismo, incluso en mis momentos de valentía tendré miedo y el corazón me saltará del pecho más de una vez, mis manos temblaran y mi espalda terminará mojada por el sudor, pero aquí en este barco hay alguien que me miro todo el tiempo como si fuera normal, como si mis defectos fueran hermosos, como si yo realmente fuera uno en un millón y no en mal sentido, yo era uno en un millón muy especial.

Él besaba cada peca que yo aborrecía y ahora creo que podría algún día amarlas cómo el lo hace. Tomo un poco de aire y entonces salgo de mi habitación con decisión a pedirle volver a ser mi amigo, volver a hablar y si terminando el crucero me olvida está bien, porque no fui yo quien decidió que me olviden o no existir, la decisión es suya, y si también me quiere aunque sea un poco ....entonces hablaremos más, entonces me disculpara y estaremos juntos un tiempo como amigos y quizás algún día, si tengo suerte claro, el me podrá mirar con ojos que nadie más, con ojos que me digan que aman cada milímetro de lo que soy, y que no sienten vergüenza de mi.

Era muy tonto, un tonto. Quiero decir, nunca intente demostrar, ni compartir que era yo, me lo quería guardar para mí mismo sabiendo que los demás me miraban con asco, pero ahora no, ahora mismo alguien se ha fijado en mí para decirme cuánto valgo la pena, algo que él pudo ver antes que yo mismo. Toco la puerta "toc, toc , toc , toc..." no hay respuesta. Inflo mis pulmones de aire y entonces me acerco a ella recargando mi frente sobre esta

-¿Estás allí? - pregunto recibiendo un abrumador silencio, entonces ¿continuaba arriba? No. No lo estaría, yo mire a Mónica buscarle por todos lados, la dejo sola. Lo sé porque sus gritos y chillidos se escuchaban de una habitación a otra, un berrinche por no lograr su atención, eso significaba que Jay estaba lejos de ella, una mujer hermosa capaz de llamar la atención de cualquier chico, para mí muy buena suerte desde que llegué a este barco, Jay no gusta de ella, yo lo sé.

-Se que estás allí, aunque estés callado. Soy yo, ¿Podrías dejarme entrar ?- y no hay respuesta ....

- Jay, ¿no quieres escucharme? Está bien si no puedo entrar a tu habitación, puedo decirlo aquí afuera - mi corazón tiembla y siento tanto miedo que las manos tiemblan

- Está bien, te contaré algo. Te contaré que nadie me miró como una persona, que mi novio era un asco porque ni siquiera se comportaba como si fuéramos algo, te diré todo lo que me hace sentir estar cerca tuyo, pero quiero entrar.

Me preguntaba qué hacía allí dentro, no pensaba abrirme estaba seguro de eso, pero no había forma de rendirme, no había forma de que hiciera algo como eso, entonces decidí insistir un poco más apoyando mi oreja en la puerta, había música. Una música que era apenas audible pero lo suficiente para demostrar que estaba allí, quizás con los auriculares puestos y la música alta para reventar sus tímpanos. Cierro los ojos tratando de descifrar qué era lo que escuchaba, parecía ser algo no muy alegre. Lo podía imaginar en la cama acurrucadito y con los audífonos aislándose de todo y todos, y entonces recuerdo que el motivo por el que está aquí no es para enamorarse, es para mantener un amor vivo que aún está en su pecho, aprieto los labios y decido que entonces debo irme, debo de irme porque mi valentía aún no es tan grande para enfrentarme a alguien que aún muerto lleva ventaja sobre mi, y eso me hace preguntarme si él también llevaba pecas en la piel, si también tenía alergia al sol y al 90% de las cosas, si era de mi estatura, si le daba náuseas viajar, me hace preguntarme quién era él en realidad y que le gustaba a Jay de el.

Hago una mueca tratando de ser valiente y pensar mejor. No voy a rendirme porque eso sería darle razón a todos aquellos que me llamaron cobarde, inútil, miedoso. Entonces un ruido me despierta de mis pensamientos, un cristal fragmentándose contra algo y cayendo al suelo. El no está bien. No es momento para ser cobarde, no es momento de huir e irme...necesito entonces luchar, necesito estar cerca... Aún si no me quiere cerca.

-Pero no puedo entrar siquiera - susurro mientras aprieto los labios un poco queriendo inventar algún modo de ir a verlo, de entrar en su habitación para decirle que olvide todo lo que dije antes. Yo quiero que estemos juntos. Sólo necesito pensar en otra cosa.

UNA PEQUEÑA HISTORIA DE AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora