CAPITULO CINCO: JAY

45 24 1
                                    

Ya dentro de su habitación tengo la sensación como si estuviera en el lugar y momento preciso. El lugar no se parece al cuarto que me dieron, la distribución es distinta, los muebles son diferentes pero van demasiado bien con la personalidad de Jay. incluso podría decir que ha hecho que se vea más acogedora para mí. Finalmente veo a lo lejos un par de copas y temo que vayamos a beber algo de alcohol, dicen las personas que es verdad que eso ayuda a poder hablar sobre los problemas, y me pone nervioso, aunque todo lo hace.

-Toma asiento -menciona y está evitando mi mirada.

-Gr a cias -menciono como si las palabras se rompieran en mi boca. Otra vez como haciendo el ridículo.

-Supongo que estamos aquí por qué a tú te gustan los interrogatorios - suspira - eres un detective parece ser y yo la persona a investigar

-Sólo... q quería sa ber por por qué pa reces de sol ado

A veces cuando uno repite una frase en su mente por tantas veces, pierde forma al ser mencionada. En mi caso, pierde entendimiento, pero Jay tiene la paciencia para querer comprender. Además, ante sus ojos me siento real, como una persona, no un bicho raro.

-¿jay? ¿Jay? -pregunto ante el momento que se hace más largo silencioso. Tal vez se ha quedado paralizado de alguna manera.

-Oh, yo sólo -Dice apenas despertando de una ensoñación o algo así -creo que luces bien hoy.

Me hiperventilo y siento que las mejillas me empezarán a arder. Si eso pasa estaré tan rojo que se burlara de mí. Quisiera evitarlo, pero evidentemente él me gusta. ¿Podría él saberlo al verme enrojecer de esa manera? Yo creo que sí, pues no soy sutil para nada, pésimo para ocultar lo que siento.

-Bien, si tu no hablas entonces no hablemos por ahora. -Hace lo que temo y sirve dos copas, Pero es consciente de mi inexperiencia por eso sirve la mía con poco líquido y la de él casi llena. Puede ser que esté prohibido que los pasajeros lleven este tipo de cosas a sus cuartos, pero él se ha arriesgado a tener esta bebida para esta noche. Como si todo lo hubiese planeado.

-g Grac cias -tiemblo de nuevo cuando deja la copa en mis manos.

-¿Te está gustando el viaje? -dice de manera trivial y el bebe de su copa sin haber hecho un brindis o algo. Estaba ansioso por esa pequeña salida, por hundirse en el sabor de ese licor.

-Es ... a g rad dable cuando nno te acciden tas cada d dos minutos

-Ya veo, además tú y Andrea...

-No oo o -dije interrumpiendo porque no quería que se hiciera una idea equivocada de nosotros. Veo una pequeña sonrisa brotar de sus labios y allí viene de nuevo el calor en mis mejillas y tal vez esté más rojo que antes, con los brazos levantados y completamente avergonzado.

-Entonces, me alegra que sean amigos -ha interpretado mi pequeño grito a la perfección.

Lo veo beber de nuevo, sabe que está alargando nuestra conversación un poco más de la cuenta. Quizás porque lo que ha provocado esa tristeza enorme es algo de lo que jamás habló y le cuesta hacerlo. Tengo que esperarlo, saber que tomara su tiempo, soy su apoyo en esto.

-Ven, comamos algo. No sé, creo que no sueles comer mucho.

Pronto ambos estamos ante una mesita de centro comiendo algunos bocadillos que seguramente él también había traído de arriba, tal vez cuando fue a conseguir vino pensó que sería buena idea traer algo de comer.

-Ja Jay -menciono queriendo que volvamos al tema principal, Ayudarle a sacar eso que estaba lastimando su interior, creando tantas heridas.

-Lo sé, pero no es sencillo -agacha la mirada y reuno valor para poner mi mano sobre la suya.

UNA PEQUEÑA HISTORIA DE AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora