CAPITULO SEIS: FUEGOS ARTIFICIALES

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Quería gritar su nombre al viento para poder invocarlo, pero mi voz sonaba vacía. Ya no tenía sentido intentarlo, sabía que ya nada tenía sentido, su nombre no estaba entre los pasajeros, y sé que podría estar fingiendo ser otra persona. Probablemente finja ser agradable porque podría estar buscando víctimas, pero tal vez esté exagerando con esas ideas. Respiré hondo, miro la copa y me doy cuenta de que no he cambiado en nada, la acepte para evitar decir no. Porque decir no es la cosa más difícil y complicada de todas.

-Ni siquiera.... ni siquiera debería estar aquí. -susurré mientras dejaba la copa a un lado y me preparo para ir a mi habitación. Creo que este día no fue como esperaba. Debía besarlo, debía decirle lo que sentía. Otra vez soy un tonto.

A veces me costaba darme cuenta de lo malo que era, de lo egoísta que me sentía por intentar que todo fuera no lo sé...yo esperaba conseguir una historia de amor para mi, un romance de esos envidiables y odiaba saber que no estaba consiguiendo eso. Quizás estaba muy desesperado, tanto para creer que a él podría gustarle una persona tan extraña como yo lo era. En este momento no se cómo expresarme, no se realmente que decir al respecto o que pensar pero, sí sabía una cosa, quería encontrarlo y reconfortar esa alma rota, arrugarlo con ternura y prometerle que todo estaría bien, supongo que mi deseo por verlo era tan grande que la multitud se partió en dos como el mar, y entonces allí estaba.

Él está allí, sentado en el borde de una alberca y mirando el cielo nocturno, a diferencia de los demás él mira al otro lado, parece que les da la espalda a ellos aunque no se porque. Mis pies empiezan a caminar y cada vez más rápido hasta terminar corriendo para llegar a dónde él, quien se gira al escuchar mi ruidoso andar y noto de nuevo aquella desolada expresión

-Me...preocupasstee ee mu muy ch o- soy honesto de eso, la verdad me dió un susto de muerte al creerlo un producto de mi imaginación

-¿Qué haces aquí? - me pregunta y el corazón se me acelera tanto que no puedo evitar acercarme un poco más y temeroso sentarme a su lado

-Creí, que te teee ee gustar ría un aa Migo ? - de nuevo empiezo a balbucear sin remedio, pero esque el pecho me late tanto que me es imposible respirar normal

-Lo necesito, gracias-

Ha dejado caer su cabeza en mi hombro mientras cierra sus ojos y noto lo largas y rizadas de sus pestañas. Siento que el tiempo se detiene y todo se torna más cálido, como si el viento frío ya no me molestara. Entonces lo escucho suspirar, un largo suspiro para luego volver a hablar

-Mi esposo. Lamento contarte eso, no pude quedarme con eso guardado, creo que estoy un poco molesto. Ya sabes, creo que lo quise tanto que estar en este barco solo me da la impresión de que volver a enamorarme es imposible. Lo ame tanto que le fui fiel durante este tiempo cada minuto, pero ahora se fue -

Me deja sin palabras, no sé cómo responder, jamás llegué tan lejos con otra persona.Jamás había escuchado a alguien abrirme su corazón de ese modo.

-Yo lo amaba demasiado, creo que él es la persona que me hizo amar más que nadie, me gustaba eso. Experimentar un amor tan fuerte, pero ahora es una pesada carga. Quisiera poder avanzar, el corazón se me parte de pensar en su recuerdo - y el corazón también se me parte a mi al notarlo tan cabizbajo y triste.

-Lo siento- está vez no tartamudeo, porque verlo tan triste me hace sentir rabia. Rabia contra mi mismo, porque quiero ayudarlo y no se cómo hacerlo -Lo siento pe pero, creo que sí podrías...tu ee nna aa mo mo ra r t e -

Dudo un momento porque no sé que estoy haciendo, todo es tan nuevo y sé que puedo cometer algún error fatal que me separe de él para siempre. Pero tomó valor y lo miro, ha abierto los ojos y me mira poniéndome nervioso, pero me niego a retroceder, no quiero hacerlo. Deseo consolarlo.

UNA PEQUEÑA HISTORIA DE AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora