Saint Seiya: Guerras Doradas – El Ciclo Infinito.
Saga de los Titanes.
Capítulo 7: La Diosa de la Guerra.
Grecia. Atenas. El Santuario. Las 12 Casas. Explanada frente a la Estatua de Athena Julio de 1983.
-Yo... he perdido toda mi esperanza... -enunciaba Saori ante una incrédula Yoshiko, quien jamás se esperó que la diosa por la cual Aioros había sacrificado tanto, a la primera revelación de su verdadera identidad, terminara por no solo rendirse, sino enunciar que había perdido toda la esperanza. En el Reloj de Cronos, que se posaba inmenso sobre el Santuario, aún quedaban 11 horas, la flama de la Casa de Tauro ardía con fuerza, pero para Saori, la guerra ya había terminado, mientras aceptaba su derrota frente a la estatua de la diosa a la que representaba.
-¿Que has perdido la esperanza, dices? –preguntaba Yoshiko consternada. Saori, arrodillada y cabizbaja, no dijo nada, solo se mantuvo triste, y temblando por el miedo- ¿Por qué? –preguntó Yoshiko, Saori no respondió- Aioros... él siempre lo hizo todo por tu bien, incluso dijo que entregarte como Escudera de Milo te enseñaría humildad, y te volvería más humana –ante aquello, las pequeñas manos de Saori se cerraron en puños-. ¿Acaso no sabes lo que estás destinada a hacer? ¿La diosa a la que se supone que representas? –le preguntó entristecida.
-¡Se perfectamente a la diosa que piensas que represento! –le respondió Saori, con sus ojos ahogados en lágrimas, lo que aterraba a Yoshiko- Eres tú quien no lo sabe realmente... -la mente de Saori miraba a la estatua de Atenea, pero no veía realmente a la estatua, sino a quien representaba, y no era a quien Yoshiko esperaba.
La diosa que Saori veía frente a ella, podía parecerse físicamente a una versión adulta de ella misma, pero de larga cabellera escarlata, y ojos de un rojo como la sangre. Revestida en una Armadura Divina, con una lanza en una mano, y un inmenso escudo en la otra. Niké, la Diosa de la Victoria, no permanecía en su mano como ejemplificaba la versión que todos conocían de la diosa, quien no era Sabiduría, sino Guerra, solo Guerra, no era la diosa a la que todos alababan y amaban. La Athena que todos en el Santuario admiraban, era una diosa de paz, mientras la diosa en la mente de Saori, era todo lo contrario, una diosa vengativa, egoísta inclusive, el terror de otros dioses.
-Pero eres la Diosa de la Esperanza –enunció Yoshiko, pero Saori veía todo menos esperanza en la imagen de la diosa frente a ella-. Se supone que gobiernes la Tierra con justicia y rectitud, que seas quien ame más a los humanos, y quien mantenga a los Dioses Olímpicos a raya –le comentó Yoshiko preocupada.
-Pero esa no es la diosa a la que yo veo... -le respondió Saori-. Atenea es la Diosa de la Sabiduría en la Guerra... una diosa belicosa, ¿dónde entra la paz en todo eso? Aioros estaba equivocado –enunció ella, ganándose una bofetada de parte de Yoshiko, que hirió bastante el corazón de Saori, quien se tomó de su mejilla adolorida.
-Me disculpo por mi atrevimiento, Diosa Athena... pero yo no veo a una diosa tirana y asesina frente a mí, sino a una niña que lo único que desea es amar, y proteger a sus seres queridos –le comentó Yoshiko, pero Saori simplemente no podía verse a sí misma de esa manera, las memorias a las que apenas y podía acceder, y que reflejaban a la Diosa de Cabellera Escarlata, solo podían ver a 3 Caballeros Dorados lanzando la Exclamación de Athena contra su propia diosa, y al dios protector de la humanidad siendo uno muy distinto, un Dios de los Mares. Lo que el Santuario conocía era una mentira-. Hay una razón por la que la Guerra de Troya pasó a conocerse como la Guerra Olvidada... y estoy segura de que conoces muy bien la razón –le apuntó Yoshiko, y era precisamente esa la razón del pesar en el corazón de Saori-. Después de esa guerra, informalmente se declaró a Athena como la Diosa de la Esperanza y de la Paz. Sé que los registros históricos jamás la han llamado como tal, pero tras la Guerra de Troya, ese fue el epíteto que los Patriarcas dieron a Athena, eso es lo que representas... y aunque tú no creas en ti misma, 12 Caballeros Dorados van a demostrarte que la Diosa Athena es esperanza, y que por ella se puede desafiar a los dioses... por favor no te rindas... -suplicó Yoshiko, mientras Saori no sabía qué hacer-. Eres una diosa... puedes verlos... obsérvalos, y confía... escúchalos, y renace como la diosa que este mundo necesita... por favor... -suplicó Yoshiko, y Saori asintió, su cosmos cálido reaccionando a los deseos de su corazón, y buscando a sus Caballeros Dorados.
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Guerras Doradas - El Ciclo Infinito
FanfictionCuando la tiranía alcanza incluso a la Diosa Athena, el Reloj del Apocalipsis da una oportunidad única de volver a empezar. Si tan solo Saga no se hubiera convertido en un tirano. ¿Qué tanto hubiera cambiado? Tal vez Saori hubiera sido criada en el...