En el principio de la existencia, solo existía Caos, un vacío infinito en medio de la nada, anterior a los dioses, o a las fuerzas elementales. Caos era el estado prístino del cosmos, la inexistencia hecha forma, hecha ser, Caos era la nada misma, así como era una entidad consiente de su propia existencia, el primero de las Entidades Primordiales, y en su conciencia, Caos forzó a la hendidura, la apertura del espacio, y de esta misma, nacieron Gea y Tártaros.
Gea fue la tierra, el sustento, la vida. En su vientre acogió a Tártaros, la oscuridad primordial, el vacío, el silencio. De Tártaros nacería Erebo, el primero de los creadores del mundo, la negrura, la sombra, la maldad, de él nacería Eros, la atracción, el amor, el sexo. Es gracias a Eros que la vida misma, los dioses, y los mortales, llegarían a nacer. Antes de Eros, los Primordiales creaban a su propia descendencia sin unirse a nadie. Pero fue por la gracia de Eros que, tras Gea crear a Urano, el cielo, la lluvia, el rey, creador de las montañas y de las nubes, que tanto a Urano como a Gea se les atribuiría la creación de la vida, siendo los primeros Primordiales en unirse para crear descendencia, quedando Pontos, el nacido después de Urano, el mar profundo, la oscuridad del abismo, el agua primordial, el Icor, como el testigo del nacimiento de las primeras divinidades, los 12 que se convertirían en los padres de todos los dioses.
Pero Pontos no lo consentiría. Codiciaba a Gea, y quisiera ella o no, la creación continuaría bajo su unión con ella. Pero de la unión maldita y sin consentimiento, solo bestias, peces, o dioses repulsivos, podían nacer, mientras que todo lo nacido del amor de Gea y Urano, era hermoso y solemne.
En Pontos nacería entonces un sentimiento, un odio profundo que se convertiría en maldición, y habiendo logrado desentrañar los secretos de este sentimiento, contaminó con el mismo a Urano, naciendo gracias a Pontos, la Tiranía.
Consumido por el sentimiento tan desdichado y maldito, de las siguientes uniones entre Urano y Gea, productos del dolor y no del amor, nacerían los Hecatónquiros y los Ciclopes, seres horribles y deformes, que solo alimentaron la desdicha y el desprecio de Urano. Al pensarlos abominaciones, Urano los exilió al Tártaros. Y aunque no desterró a los otros 12 Dioses, gracias a la Tiranía, Urano los repudiaba, y del Padre Primigenio solo recibieron abusos, y desprecio. Urano se había convertido en un dios que no admitía a nadie más que a sí mismo.
Pero fiel a su instinto materno, Gea seguía amando a sus hijos. Así que trató de convencer al resto del clan de los dioses para preparar una venganza. Fue entonces que el hijo menor del clan, Cronos, aceptó esa misión. Con el arma concebida por Gea, el Megas Depranon, Cronos terminó con su padre, Urano. El clan de los dioses rescató a Hecatónquiros y Ciclopes del Tártaros, y el hijo menor que mató a Urano, fue coronado como el Rey de los Dioses, y desde el Monte Olimpo, el lugar más alto de la nueva creación, lo gobernó todo con justicia, rectitud, y amor, comenzando con la llamada, Edad Dorada de la humanidad. Ese clan de dioses, fue conocido después como los 12 Titanes.
Cronos se convirtió en el Dios Fundador, quien dominaba el tiempo y las estaciones, un dios de bondad inimaginable, o al menos así debió de ser, ya que la creación de Pontos, estaba por cobrar a otra víctima más. Antes de morir, Urano maldijo a su hijo Cronos, advirtiéndole que, así como él fue asesinado por su propio hijo, Cronos acabaría por recibir el mismo destino, este fue el momento del nacimiento, del Ciclo Infinito de los Dioses.
Haciendo caso omiso a las advertencias de su padre, Cronos tomó a la Titánide Rea, la fertilidad y señora de las bestias, como esposa, y con ella concibió a Deméter, Hades, Hera, Hestia y Poseidón. El sentimiento de tiranía creció sobre Cronos con cada nacimiento, y temeroso del cumplimiento de la profecía de Urano, fue que Cronos cometió el acto más vil pensado hasta entonces. A todos sus hijos, los arrancó de los brazos de su madre, y los devoró, todo fuera por evitar el cumplimiento de la profecía de Urano.
ESTÁS LEYENDO
Guerras Doradas - El Ciclo Infinito
FanfictionCuando la tiranía alcanza incluso a la Diosa Athena, el Reloj del Apocalipsis da una oportunidad única de volver a empezar. Si tan solo Saga no se hubiera convertido en un tirano. ¿Qué tanto hubiera cambiado? Tal vez Saori hubiera sido criada en el...