Saint Seiya: Guerras Doradas – El Ciclo Infinito.
Saga de los Titanes.
Capítulo 11: Devoción a Athena.
Grecia. Atenas. El Santuario. Templo del Patriarca. Julio de 1983.
Así como si el cielo mismo hubiera decidido despedirse y lamentarse por la caída de Aioros de Sagitario, las nubes habían comenzado a arremolinarse nuevamente, y la lluvia se hizo presente esta vez con mayor intensidad y con menos espectáculos visuales. El sonido del agua era ininterrumpido, los charcos comenzaban a formarse por todos los alrededores de la explanada frente al Templo del Patriarca, pero ni el Caballero Dorado, ni la esposa del Patriarca, ni la Escudera que resultó ser una diosa reencarnada, buscaban refugio dentro del Templo. La tensión era más que palpable en esos momentos, mientras Yoshiko, aun dolida por haber perdido a su esposo, se mantenía firme, como un escudo humano frente a Saori, e impidiendo que Afrodita llegara ante ella.
-¿Acaso crees siquiera que eres un obstáculo? Si yo lo quisiera, ya estarías muerta con una de mis Rosas Sangrientas atravesándote el corazón –le espetó Afrodita, intimidando a Yoshiko, quien desvió la mirada para ver a la rosa en manos de Afrodita, imaginándose a sí misma atravesada por esta- Me encuentro en el Templo del Patriarca, solicitando audiencia con la Diosa Athena, y ya que el Patriarca no está presente ni para otorgar su real permiso, o para castigarme por ver a nuestra diosa directamente, no hay nada, ni nadie, que me impida esta audiencia. Apártate –amenazó Afrodita.
-Es verdad que no soy nadie en cuanto a cuestiones de autoridad se refieren, pero no te permitiré que le pongas un dedo encima en esta niña –le aseguró Yoshiko, manteniéndose firme. Saori observó a la chica, luego a Afrodita, y finalmente al Reloj de Cronos. Entre la mezcla de lágrimas en sus ojos y la lluvia que caía, le era difícil a Saori ver apropiadamente, pero incluso ella era capaz de distinguir que, pese al sacrificio de Aioros, el tiempo seguía su curso tanto en el Reloj de Cronos, como entre las sendas de Sagitario y Capricornio, siendo la flama de Capricornio en esos momentos la que dominaba. Fue entonces que Saori, limpiándose las lágrimas, adquirió su nueva resolución, justo a tiempo, además, ya que Afrodita, cansado de la negativa de Yoshiko, había tomado la Rosa Sangrienta por su tallo, y estuvo por clavarlo en el pecho de Yoshiko, cuando Saori habló primero.
-Accedo a la audiencia, Caballero Afrodita de Piscis –enunció Saori, Afrodita detuvo su rosa justo a tiempo, a escasos centímetros de clavarse en el pecho de Yoshiko, quien notando lo cerca que estuvo de morir, perdió la fuerza de sus piernas, y se desplomó sobre sus rodillas-. Miko ya ha sufrido suficiente en esta guerra, por favor, deje de atormentarla –pidió Saori con preocupación.
-Los dioses no piden... exigen... -comenzó Afrodita, dando un paso al frente, mismo paso que intimidó a Saori, por lo que ella dio un paso atrás-. Los dioses no temen, son los mortales quienes son temerosos de los dioses... -continuó Afrodita, y Saori continuó retrocediendo-. Entonces dígame usted, Diosa Athena, oh grande y poderosa Diosa de la Sabiduría en la Guerra, ¿por qué es que me suplica como si me temiera, en lugar de someterme con su poder y obligarme a la obediencia? –amenazó Afrodita, por lo que Saori bajó la mirada- He observado esta guerra desde el momento en que comenzó. ¿Quiere saber cuál es el conteo de las bajas? 10 Caballeros de Bronce de los 47 de la orden, una quinta parte ha perdido la vida, probablemente más si tomamos en cuenta que hay varios que apenas y se anclan a la vida. Curiosamente, las cosas no son muy distintas entre los Caballeros de Plata con 9 bajas hasta el momento, de una orden de 29. Y ahora, un Caballero Dorado ha muerto por usted, y yo aún no sé si han valido la pena estas 20 muertes, por ti, Athena... ¿qué tienes que decir en tu defensa? –le preguntó el de Piscis. Detrás de él, Yoshiko estaba tan perturbada que no podía reaccionar siquiera, por lo que la pequeña diosa no tenía forma de defenderse- Estoy esperando... -la apresuró Afrodita.
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Guerras Doradas - El Ciclo Infinito
FanfictionCuando la tiranía alcanza incluso a la Diosa Athena, el Reloj del Apocalipsis da una oportunidad única de volver a empezar. Si tan solo Saga no se hubiera convertido en un tirano. ¿Qué tanto hubiera cambiado? Tal vez Saori hubiera sido criada en el...