Al día siguiente, cuando me desperté, John ya no estaba y yo me extrañé, no me despertó, no se despidió de mí, nada de nada.
Me levanté de la cama y había una nota en la nevera.
"Cielo, siento haberme ido así, estabas tan agusto durmiendo que no quería despertarte, a la tarde, cuando se vayan mis hermanos, te llamaré, te quiero"
Estaba mal, estaba decepcionada con John, necesitaba a una amiga, así que llamé a una de mis mejores amigas de mi infancia Mía.
-Hola Emma ¿Qué tal?-. Preguntó.
-Bien ¿Podemos vernos?-. Le pregunté.
-Claro, vamos a la playa a pasar el día-.
Hice unos bocatas, cogí agua y me fui para la playa.
Ahí estaba mi mejor amiga esperándome, cogimos un buen sitio cerca de la orilla y pusimos las toallas.
-Cuéntame-. Me dijo amiga sacando un paquete de papas.
-Las cosas con John no funcionan, no quiere presentarme a su familia, ayer reservó mesa en el mexicano nuevo que está cerca de mi casa y me tocó pagar a mí-. Le dije.
-¿A tí otra vez? Siempre estás pagando tú-. Me dijo.
-Si, no me importa pagar, pero siempre no me parece bien, él no paga nada, a mí no me gusta que me inviten siempre, pero lo que tampoco me gusta es invitar siempre-.
-Totalmente amiga, pues Emma, si no funciona, aire, hay más hombres que peces en el río y seguro que encuentras al adecuado para tí-. Dijo Mía.
-Tengo que pensármelo, ya veré qué hago, ¿Y tú con Ben?-. Pregunté.
-Nosotros bien, ayer cenamos en su casa con su familia, me quiere mucho la verdad, no me quejo-. Me dijo.
Asentí con la cabeza y miré al horizonte cerrando los ojos, dejaba que la brisa salada me rozara la cara y el suave sonido de las olas rompiendo en la orilla me tocara el sentido del oído llevándome a la calma que estaba buscando sin parar.
-¿Vamos al agua?-. Preguntó Mía.
-Vamos-. Le respondí.
Las dos fuimos corriendo, el agua estaba buenísima, la temperatura era perfecta y estuvimos dentro del agua un buen rato, hasta que casi nos arrugamos.
Salimos y nos volvimos a tumbar en las toallas hasta que nos secamos.Cuando nos dimos cuenta ya eran las 17:00h.
-Sera cuestión de irnos ya-. Le dije.
-Si, luego he quedado con Ben-. Me dijo Mía.
-Llámame si necesitas algo ¿Vale?-. Seguía diciendo mi amiga.-Vale guapa, hablamos-. Le dije.
Nos abrazamos y nos fuimos cada una a nuestra casa.
Llegué a casa y me duché, me puse el pijama y me hice la cena, los domingos no tenía que llevarle el pan a la señora Parker.
Eran las 20:00h cuando me llamó John.
-Hola cariño, dime-. Le dije.
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Querido vecino
RomanceEmma tiene 28 años y vive en California, tiene un trabajo estable en una oficina de contabilidad y hace poco se compró un piso en una bonita finca cerca de la playa. Enfrente de ella fue a vivir una señora mayor con Alzhéimer, al principio la cuidab...