Me quedé un rato en la cama sentada pensando en la noticia que me acababan de dar, no me podía creer que mi otra madre, mi amiga y mi confesora, se haya ido.
Se hicieron las 8:00h, me duché y me vestí, me puse unos pantalones vaqueros largos y una camiseta de manga corta, me puse unas zapatillas Converse y en el pelo me hice una coleta.
Salí de casa y cerré con llave. Intentaba evitar mirar hacia la puerta de James, pero mientras esperaba el ascensor, la puerta se abrió y salió James.
-Hola Emma ¿Estás bien? Te he escuchado antes gritar-. Preguntó James.
-La señora Parker ha fallecido esta noche mientras dormía, me han avisado hace un rato-. Le respondí sin mirarle a la cara.
-¿Qué? Lo siento mucho, era una mujer excepcional-. Me dijo.
-Gracias-. Dije mientras miraba al ascensor.
-Emma...yo...-. Empezó diciendo James mientras intentaba acariciarme el brazo.
Yo aparté el brazo, no quería que me tocara y en ese momento se abrió la puerta del ascensor.
-Ya está aquí el ascensor, me voy, voy a pasar la noche allí, el entierro es mañana, volveré cuando acabe todo y...no quiero verte nunca más, James-. Le dije con lágrimas en los ojos.
En ese momento pude ver como a James se le llenaban los ojos de lágrimas y se cerró la puerta del ascensor.
Bajé y al meterme en el coche, cogí el volante con las dos manos y pegué un grito. No podía creer que se me hubiera doblado tanto la vida, no sabía cómo había llegado a esta situación.
-¿Por qué tuve que conocer a James?-. Pensaba dentro de mí mientras conducía.
Cuando llegué a la residencia, estaba ese chico moreno tan simpático y cuando me vio, salió de la recepción y me dio el pésame.
-Sé que no erais familia, pero ella te quería como una hija-. Me dijo el sanitario.
-Era como mi madre-. Le dije.
-Lo sé, siempre estaba hablando de tí-.
Asentí con la cabeza y me acompañó a su habitación, a recoger sus cosas. Recogí toda su ropa y todas sus pertenencias, al abrir uno de los cajones pude ver una foto de nosotras dos, me acordaba de ese día perfectamente, nos fuimos a pasear al parque y no parábamos de reír.
Se me llenaron los ojos de lágrimas al recordar todos los momentos con la señora Parker.
-Disculpe-. Le dije al sanitario.
-¿Dónde está la señora Parker?-. Pregunté.-En el tanatorio que está detrás de la calle-. Me respondió.
-¿Podría ir a verla?-. Pregunté.
-Claro, voy a llamar enseguida avisando de que va usted a verla-. Dijo.
-Gracias-.
Fui al coche a dejar las pertenencias de la señora Parker y me fui al tanatorio.
Entré por la puerta y vi a un hombre de unos 50 años, calvo y trajeado en la entrada.
-Buenos días, soy Emma Miller, vengo por la señora Parker-. Le dije.
-Si, venga conmigo-. Me dijo el hombre serio.
Le seguí hasta una sala grande y ahí habían muchas puertas, estaba todo lleno de familias que habían perdido a algún ser querido, estaban desolados.
La puerta de la señora Parker estaba sola, no había nadie.-Es aquí-. Dijo el hombre señalando a la puerta.
-Gracias-. Le dije.
Entré y ahí había un cristal grande y pude ver, a través de él, el ataúd de la señora Parker abierto y a ella dentro, su rostro radiaba felicidad, tranquilidad y descanso.
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Querido vecino
RomanceEmma tiene 28 años y vive en California, tiene un trabajo estable en una oficina de contabilidad y hace poco se compró un piso en una bonita finca cerca de la playa. Enfrente de ella fue a vivir una señora mayor con Alzhéimer, al principio la cuidab...