7. Conociéndote

178 7 1
                                    

Estaba en el sofá esperando que entrara John y al entrar, al mirarle lo vi claro.

-Hola cielo-. Dijo John acercándose a mí.

-John, tenemos que hablar-. Dije levantándome del sofá.

-¿De qué?-. Preguntó poniéndose en frente mío.

-Verás, lo llevo ya pensando tiempo y creo que no deberíamos continuar juntos-. Le dije cogiéndole de las manos.

-¿QUÉ?-. Dijo gritando.

-Lo siento, John-. Le dije.

-ERES UNA CRÍA, ME HAS PERDIDO Y TE VAS A DAR CUENTA, VAS A VENIR A MÍ Y YO NO ESTARÉ-. Me decía John sin parar de gritar mientras iba a la puerta.

-John, espera-. Iba diciéndole mientras andaba detrás de él.

Él apretó el botón de el ascensor para irse.

-John, no somos compatibles ¿No te has dado cuenta? Quiero que seamos amigos y estemos bien, al fin y al cabo somos compañeros de trabajo-. Le decía.

Él me miró y se me acercó, entonces llegó el ascensor.

-¿Sabes qué?-. Me susurró.
-VETE A LA MIERDA YA ME DA IGUAL TODO DE TÍ-. Dijo gritando mientras se metía en el ascensor.

Al irse yo me quedé llorando y cerré la puerta de casa, me fui a la cocina a por un vaso de agua cuando llamaron a la puerta.

Al abrir, ahí estaba James.

-James-. Susurré.

-¿Estás bien, vecina? Lo siento, os he oído gritar, bueno a él...-. Me dijo.

-Si vecino, lo he dejado con él, hacía tiempo ya que la relación estaba rota-. Le dije con la cara mojada por mis lágrimas.
-Siento si os he molestado o algo ¿Tu madre está bien?-. Le dije limpiándome las lágrimas.

-Si tranquila, está bien, pero aquí ahora lo importante es si tú estás bien-. Me susurró acercándose a mí y limpiándome las lágrimas que me caían por la cara.

Asentí con la cabeza y me puse a llorar más aún.

-Ven-. Me susurró mientras me abrazaba.
-Vente a casa, te prepararé un café-. Me susurró y la piel se me empezó a poner de gallina al sentir su respiración en mi oído.

Le miré y asentí con la cabeza, cogí mis llaves, cerré mi puerta y me fui a su casa.

Al entrar estaba la señora Williams viendo la tele tranquila y al llegar a la mesa, James me separó la silla para que me sentara.

-Gracias-. Le dije mientras me sentaba.

-No hay de qué, voy a hacer los cafés y vengo-.

Asentí con la cabeza mientras veía a la señora Williams ver la tele, no paraba de reírse y yo sonreía al verle, estaba enferma, pero ella no era consciente de lo que tenía.

-Toma preciosa-. Dijo James poniendo los cafés sobre la mesa.

-Gracias, muy amable-. Le dije poniendo mis brazos sobre la mesa.

-Bueno cuéntame, ¿Naciste en California?-. Preguntó curioso.

-No, soy natural de Manhattan, pero hace unos años me vine a California porque me salió una buena oportunidad de empleo y me pude comprar mi piso-. Le respondí.

James me escuchaba con atención.

-¿Y tu familia entonces está toda en Manhattan?-. Preguntó.

-No tengo familia, mis padres murieron en un accidente de coche hace 3 años y no tengo hermanos, por lo tanto, estoy sola-.

-Vaya, lo siento, no tenía ni idea-. Me dijo.

-Tranquilo, ya lo tengo superado, aunque a veces tienes esa necesidad de contar con alguien de los tuyos-.

-Lo entiendo, eso me pasa con mi madre, aunque siga viva, pero desde que murió Hannah y ahora el alzheimer, hace tiempo que la perdí, mi padre murió hace 10 años, le dio un infarto mientras dormía-. Me dijo James cabizbajo.

-Bueno, aquí estamos los vecinos para apoyarnos mutuamente-. Le susurré acercándome a él.

Él me miró dulcemente y asintió con la cabeza.

-Bueno, entonces te quedas un año aquí ¿No? Y luego ¿Te vuelves a Canadá?-. Pregunté.

-Si, debo volver, soy ingeniero y me he tenido que pedir un año de excedencia para cuidar a mi madre, pero si no vuelvo me quedo sin trabajo, tengo mi vida ahí-. Me dijo.

-¿Tienes a tu pareja ahí?-. Pregunté curiosa.

-No tengo pareja, lo dejamos hace un año, la pillé engañándome con otro-. Me dijo.

-Oh vaya, lo siento-. Le dije.

-¿Por qué tu novio estaba así?-. Preguntó.

-Lo he dejado, hace tiempo que dejé de sentir por él, llevábamos juntos un año, aparte no era nada empático y a veces tenía contestaciones que no eran las adecuadas-. Le dije.

James me miró y dejó escapar una media sonrisa que me encandiló a más no poder.

-Bueno, tengo que irme, gracias por el café, al siguiente en mi casa-. Le dije levantándome de la silla.

Me acompañó hasta la puerta y me la abrió.

-Bueno, vecina, gracias por tu compañía y para lo que necesites, aquí estoy-. Dijo acercándose a mí.

Mi respiración empezó a ir a mil por hora, me moría de ganas de besarle.

-Lo mismo te digo, vecino-. Susurré mientras yo también me acercaba a él.

James tenía su mano apoyada en la pared y comenzamos a acercarnos lentamente, nuestras bocas estaban apunto de tocarse mientras nos sonreíamos.

De repente, su puerta se abrió y salió la señora Williams, iba directa a bajar las escaleras.

-Mamá ¿Adónde vas?-. Preguntó James corriendo tras ella.

-No hay tomates-. Dijo la Señora Williams.

-Si hay tomates mamá, hemos comprado antes-. Respondió James mientras la metía en casa.

Yo sonreía y James me miraba también sonriendo.

-Bueno, ya nos veremos James-. Le dije.

El asintió con la cabeza y me sonrió.

-Espera Emma, toma apúntame tu número de teléfono-. Me dijo James dándome su móvil.

Asentí con la cabeza y le apunte mi número.

-Este es-. Dije devolviéndole el móvil.

-Luego te hablo ¿Vale?-. Me dijo.

Asentí con la cabeza.

Entré a mi casa y cerré la puerta.

Era un chico totalmente diferente a John, parecía que había bondad en su corazón, pero aún quería conocerlo más, de todos modos no quería hacerme ilusiones, solo iba a estar aquí un año, luego, lo más probable, es que ya no vuelva a verlo nunca más.

Querido vecinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora