13. Hasta que te vayas

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Cuando llegamos a la finca, James aparcó el coche y subimos por el ascensor hasta nuestro piso.

Una vez arriba me cogió de la mano.

-Emma, ¿Puedo pasar? Tengo que hablar contigo-. Preguntó James.

Asentí con la cabeza y abrí la puerta de casa.

-¿Quieres tomar algo?-. Pregunté dejando el bolso encima del sofá.

-Una cerveza-. Respondió.

Fui a la nevera a por dos cervezas y nos sentamos en el sofá.

-James, antes de que digas nada, quiero agradecerte lo que has hecho por mí, por no dejarme sola, eres un buen amigo-. Le dije acariciándole el brazo.

Él sonrió.

-Verás, Emma, de eso te quería hablar-. Dijo.

-¿De qué?-. Pregunté curiosa.

-Te mentí-. Me dijo.

-¿En qué?-.

-Estoy enamorado de tí, Emma-. Dijo cogiéndome de las manos.

-¿Qué...? Pero....me dijiste que...-. No me salían las palabras.

-Sé lo que te dije, pero no lo pensaba, no quería pasarlo mal cuando nos despidamos en el aeropuerto, pero no puedo estar sin tí-.

-James, yo...no se que decir-.

-No digas nada-. Susurraba mientras me tapaba la boca con un dedo.

-¿Vas a irte a Canadá?-. Susurré.

-Si, debo irme, no puedo dejar el trabajo, aunque, me muero de ganas por quedarme contigo, ven conmigo, Emma-. Me dijo cogiéndome de la cintura y sentándome encima suya rodeándole con mis piernas.

-No puedo irme, James, debo estar aquí-. Le dije acercando mi frente a la suya.

Asintió con la cabeza.

-¿Cómo vamos a hacerlo?-. Preguntó.

-No lo sé, nos mandamos cartas, videollamadas, mensajes, o estamos juntos hasta que te vayas y luego cada uno con su vida-. Le dije.

-No, no puedo soportar que tu piel esté en manos de otro hombre, hallaremos el modo-. Susurró acercándose a mi boca.

Asentí con la cabeza.

-Te quiero-. Me susurró.

Yo le sonreí pensando en que la señora Parker tenía razón, James era el indicado, era mi oportunidad de ser feliz.

-Y yo-. Susurré.

Entonces nuestros labios se sellaron en un bonito beso que hacía de nuestra respiración una bomba de sentimientos acelerándose sin parar.

Entonces entre beso y caricia, hicimos el amor, esta vez era diferente, esta vez sabíamos los sentimientos que teníamos cada uno, por lo tanto, fue perfecto.

Al acabar y sin poder casi respirar, nos tumbamos en el sofá.

-Ha sido perfecto-. Me dijo.

Asentí con la cabeza mientras sonreía.

-¿Quieres dormir conmigo esta noche?-. Preguntó.

-Claro-.

Él me sonrió y me besó.

Nos levantamos y nos vestimos, a los minutos, fuimos al piso de James y entonces Eric se fue.

Pasamos una noche mágica, viendo películas en Netflix, comiendo palomitas, de vez en cuando había sexo y no paraba de decirme todo lo que me quería.

Querido vecinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora