Estuvimos en el tanatorio hasta el momento que tuvieran que incinerar el cuerpo de la madre de James.
Había un sofá en la sala y ahí, James y yo nos quedamos dormidos, estaba apoyada en el pecho de James y él me tenía cogida por los hombros.
-Cariño, despierta-. Me susurró James.
Moví la cabeza para mirarle, ya era de día.
-Buenos días-. Le susurré.
-Buenos días, princesa-. Me dio un beso.
-¿Que hora es?-. Pregunté.
-Las 9:00h, en dos horas es el funeral, voy a ir a por cafés y a la panadería que hay ahí enfrente a por algo para desayunar-. Me dijo James.
-De acuerdo-. Le dije.
James me dio un beso, se levantó y salió por la puerta.
Me levanté del sofá y fui hacia el cristal donde estaba el ataúd de la señora Williams y lo toqué.
-Señora Williams, deme fuerzas para lo que va a venir ¿Qué debo hacer?-. Preguntaba.
Cerré los ojos, dejé pasar a mi cuerpo la energía que la señora Williams pudiera entregarme, pero no noté nada.
Fui hacia la ventana y la abrí, deje entrar una pequeña brisa que me acariciaba la cara.
Al rato, vino James.
-Emma, a desayunar-. Me dio un beso.
Nos sentamos en la mesa y nos dispusimos a desayunar.
-¿Y tienes el billete de avión?-. Pregunté.
-Si, lo compré anoche, mientras dormías, la verdad que no me iría, me quedaría contigo aquí-. Me dijo.
-Lo superaremos, ya verás vecino-. Le susurré.
-Eso espero, vecina-.
Acabamos de desayunar y recogimos la mesa y al rato entró el trabajador y ya iban a preparalo todo para la misa. Nosotros salimos afuera.
Estuvimos afuera abrazados cuando llamaron a James por teléfono.
-Es de Canadá, será del trabajo-. Me dijo. Entonces lo cogió.
-Si, aquí James Williams...si...en dos días...¿Qué?...pero si voy a incinerar a mi madre hoy...entiendo...claro, me he comprado el billete para dentro de dos días, está bien, pues la diferencia del cambio me lo pagáis, porque ayer cuando llamé me dijisteis tres días...ya...vale, pues nos vemos-. James colgó el teléfono y me miró preocupado, los ojos empezaron a brillarle.
-¿Que ocurre, James?-. Pregunté.
-Debo irme mañana por la mañana-. Me dijo triste.
-¿Qué?¿Por qué?-. Pregunté.
-Me necesitan ya, urgentemente-.
Me puse a llorar, veía como el único hombre al que he querido con locura, se me iba de mi lado. Se me acercó.
-Esta noche la pasaremos juntos, vamos a disfrutar todo lo que podamos uno del otro-. Susurró James acariciándome la cara.
Asentí con la cabeza y le abracé, él me daba besos en la cabeza, estábamos muy afectados.
-Disculpen, va a empezar la misa-. Dijo el trabajador del tanatorio.
-Gracias-. Dijo James.
-Vamos, cariño-. Susurró mientras me cogía por la espalda.Entramos y empezó la misa para la señora Williams. Veía a James como se le caían las lágrimas y yo le abracé por la cintura.
Cuando acabó, nos acercamos al ataúd y James lo tocó.
-Vuela alto, mamá, algún día nos volveremos a encontrar, dale un beso a Hannah, te quiero-. Le dijo James.
Nos quedamos un rato más, hasta que le dieron las cenizas a James y entonces nos fuimos a casa. Durante el trayecto, no hablamos nada, James tenía las cenizas de su madre en la mano y estaba muy serio.
Llegamos a la finca y subimos al piso.
-James, me voy a ir a casa un momento, necesito ducharme-. Le dije acariciándole la cara.
-Yo también ¿Vienes cuando termines?-.
-Si-. Entonces nos besamos.
Nos fuimos cada uno a casa y nos duchamos. Mientras me duchaba me venía a la cabeza que al día siguiente se iría James a Canadá y a lo mejor ya no lo volvería a ver, una relación a distancia muy pocas veces funciona bien.
Decidí ponerme algo especial para la última noche, así que cogí un picardías de color rojo y negro que me compré no hace mucho y me lo puse debajo de la ropa.
Fui al piso de James y llamé a la puerta. Cuando me la abrió, estaba guapísimo, tenía un polo de color limón ajustado a su abdomen y un pantalón vaquero largo que le marcaba bien el trasero, el pelo lo tenía bien peinado con fijador.
-Hola, vecina-. Dijo cogiéndome suavemente de la cintura, luego cerró la puerta.
-Hola, vecino-. Respondí.
-Estás muy guapo-.-Tú también-. Me susurró.
-Yo tengo una sorpresa para tí-. Le dije.
-¿Ah sí? ¿Qué es?-. Preguntó curioso.
-Luego lo verás-.
Pedimos algo para cenar y mientras la traían nos sentamos en el sofá a hablar.
-¿Qué vas a hacer con el piso cuando te vayas?-. Pregunté.
-Hace un rato he llamado al gestor, voy a alquilarlo, pero hasta que lo alquile, me gustaría que tú tengas las llaves para que vayas entrando de vez en cuando y comprobar que está todo en orden-.
-Vale, cariño, eso haré-.
Vino la cena y nos pusimos a cenar y al acabar, cogí a James de la mano y me lo llevé a la cama, lo tumbé de un empujón y yo me puse frente a él desnudándome muy poco a poco, haciendo un pequeño striptease para que pudiera disfrutar de las vistas y de este picardías que me lo puse solo para él.
Cuando lo vió, un suspiro salió de él y enseguida pude ver como le empezaba a aparecer un bulto entre las piernas, eso me daba más ganas de continuar con mi striptease.
-¿Te gusta lo que ves?-. Pregunté ya excitada.
-Buff, ¿que si me gusta dices?-. Me dijo pasándome la mirada por todo mi cuerpo.
-¿Quieres verlo más de cerca?-. Pregunté acariciándome los pechos.
-Ya estás viniendo para acá-. Me dijo.
Fui hacia donde estaba él y me subí encima suya a horcajadas agarrándole del pelo.
-No sabes lo que voy a echar de menos estas cosas, a tí-. Me susurró a pocos centímetros de mi boca.
-James, calla-. En ese momento le besé y no tardó mucho en quitarme el picardías, lo mismo que tampoco tardé en desnudarlo.
Acabamos haciendo el amor apasionadamente y al acabar una bomba de sentimientos recorrieron mi cuerpo, yo sé que lo iba a echar mucho de menos, yo sé que me quiere y yo lo quiero.
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Querido vecino
RomanceEmma tiene 28 años y vive en California, tiene un trabajo estable en una oficina de contabilidad y hace poco se compró un piso en una bonita finca cerca de la playa. Enfrente de ella fue a vivir una señora mayor con Alzhéimer, al principio la cuidab...