Me sonó el despertador el lunes a las 8:00h, no podía más, estaba muerta del sueño, la señora Williams me despertó cuando más agusto estaba durmiendo.
Entre bostezo y bostezo me levanté de la cama, me hice un café y puse rumbo al trabajo.
Ahí vi a John y enseguida se me acercó.
-Hola cielo, tienes mala cara ¿Estás bien?-. Preguntó.
-Hola John, si, estoy bien, solo es que no he dormido bien, ha entrado una nueva inquilina al piso de la señora Parker, tiene Alzheimer, está desorientada y no paraba de darme golpes a mi puerta en la madrugada gritándome Hanna, se piensa que soy Hanna-. Le dije sentándome en mi sitio.
-Otra vieja loca ha entrado en ese piso ¿Y quién es Hanna?-. Dijo John riéndose mientras se sentaba en mi mesa.
-John, la señora Parker no está loca y esta mujer está enferma, no sé quién es Hanna, creo que es su hija, pero no estoy segura-. Le dije.
-Ah, oye ¿Por qué ayer no me cogiste el teléfono en todo el día?-. Preguntó curioso.
-John, no tenía ganas de hablar, quería estar tranquila y lo que menos necesitaba en ese momento era escucharte a tí por teléfono-. Le dije hablándole mal.
-De acuerdo ¿Vamos hoy juntos a tu casa y hablamos? Intentamos solucionar esto, porque creo que hay un problema-. Me dijo.
-Vale John, luego lo hablamos, ahora por favor va a empezar la jornada, ves a tu sitio-. Le dije.
En ese momento vino el jefe y nos pusimos a trabajar.
Mientras lo hacía, recibí un mensaje de Mía.-Hola Emma, he pasado por tu finca y he visto a un sanitario con una mujer mayor ¿Esa es la nueva vecina? Porque el sanitario no es el chico que yo vi-.
Yo respondí.
-Hola Mía, sí, esa mujer vive en el piso de la señora Parker y tiene Alzheimer, al parecer lo tiene bastante avanzado, creo que el que viste es el hijo de ella, se llama James, me lo dijo el sanitario, viene a finales de esta semana para quedarse a cuidar a su madre un año, vive en Canadá-.
-Ah vale, pues hablamos esta semana y ya me vas contando-. Dijo Mía.
Dejamos de hablar y continué trabajando.
Cuando acabé mi jornada laboral , recogí mis cosas y me dispuse a irme y entonces vino detrás mía John.
-Emma, espera, voy a tu casa contigo y hablamos-. Dijo John.
-Vamos va-. Le dije.
Me cogió de la cintura y fuimos para mi casa.
Cuando llegamos a la finca y subimos al ascensor, estaba la señora Williams en la puerta.
-Hanna, has vuelto-. Dijo cogiéndome de las manos.
-Señora, ella no es Hanna-. Le dijo John alterado.
Yo me giré y le miré.
-John, tranquilo, la mujer no me hace ningún daño-. Le dije enfadada.
-Hanna, hija, te he echado de menos, tu hermano viene a vernos-. Me dijo la señora Williams.
-Muy bien señora Williams, ahora tengo que irme ¿Vale?-. Le dije cogiéndole de las manos.
Volvió a venir el sanitario y cogió a la señora Williams.
-A ver si controlamos mejor a su perro-. Dijo John enfadado al sanitario mientras me cogía con un brazo por la nuca.
-Perdón-. Dijo el sanitario.
Yo me giré a John enfadada por el comentario que dijo.
-Oye John ¿Pero tú de qué vas? Deja de faltar el respeto a la gente, esta señora no me ha hecho nada y sin embargo tú te comportas como un crío inmaduro-. Le dije alzando la voz.
Abrí la puerta y John vino detrás mío.
-Cielo espera por favor, no te enfades, por favor, te quiero, espera-. Decía John mientras cerraba la puerta.
-Mira John, esto no funciona, pienso que no deberíamos de seguir juntos-. Le dije conos ojos llorosos.
-No cariño, espera, dame una oportunidad, de verdad, voy a cambiar, te lo prometo-. Me dijo viniendo hacia mí.
Yo me quedé callada pensando en lo que me dijo, estaba llorando cuando vino a mí y empezó a pedirme perdón.
Comenzó a darme besos por la mejilla poco a poco y fue bajando hacia el cuello, yo empecé a ablandarme, el cuello era mi debilidad.
Entonces acabamos haciendo el amor y terminé perdonándole.
-Que no vuelva a pasar John-. Le dije pasando mis brazos por su cuello.
-Te lo prometo cielo-. Me dijo, luego me besó.
Estuvimos un rato juntos y luego se fue.
...
Llegó el miércoles y cuando volví de trabajar, estaba el sanitario recogiendo sus cosas.
-Hola, Eric, ¿ya te vas?-. Le pregunté.
-Hola Emma, si, esta tarde viene James, el hijo de la señora Williams-.
-Bueno, ha sido un placer, espero que vaya bien-. Le dije.
-Nos volveremos a ver, tengo que venir una vez por semana a echar un vistazo a la señora Williams-. Me dijo el sanitario.
-Vale, pues nos veremos-. Le dije.
Me fui a casa y cuando me acosté al rato volvieron a despertarme golpes en mi puerta, me asomé por la mirilla y ahí estaba la señora Williams.
-Hanna, estás aquí, Hanna-. Decía la señora Williams.
Abrí la puerta.
-Señora Williams, aquí estoy-. Le susurré cogiéndole las manos.
De repente vi a un hombre salir del piso y andar hacia la señora Williams, me cautivó desde el momento que le vi, era como dijo Mía, me di cuenta que tenía los ojos verdes.
-Mamá ¿Que haces molestando a los vecinos? Venga ves adentro, ahora voy yo-. Dijo el hijo, tenía una voz muy dulce y varonil.
La señora Williams se metió en el piso y él se quedó conmigo, se giró a mí.
-Perdona si mi madre te ha despertado, tiene Alzheimer-. Me dijo su hijo sonriendo. Tenía una sonrisa preciosa.
-Tranquilo, no me molesta, adoro a tu madre-. Le dije sonriendo.
Él sonrió.
-Me llamo James-. Me dijo estrechándome la mano.
-Emma-. Le dije también estrechándole la mano.
Nos quedamos unos segundos mirándonos a los ojos en silencio mientras nuestras manos estaban unidas.
-Bueno, me voy a dormir, que mañana tengo que madrugar-. Le dije.
-Claro y lo siento otra vez, no volverá a pasar-. Me dijo andando hacia su puerta mientras me miraba.
-Tranquilo, hasta mañana, James-. Le dije en tono coqueto mientras cerraba la puerta.
-Hasta mañana, Emma-. Dijo cerrando la puerta.
Me acosté y pensé en James, ese hombre que vi, me cautivó, pero ¿Por qué? No lo conocía, pero tenía algo que me atraía y deseaba que llegara mañana para volver a verlo y que me mirara con esos ojos verdes que me daban esperanza, esperanza de continuar mi camino.
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Querido vecino
RomanceEmma tiene 28 años y vive en California, tiene un trabajo estable en una oficina de contabilidad y hace poco se compró un piso en una bonita finca cerca de la playa. Enfrente de ella fue a vivir una señora mayor con Alzhéimer, al principio la cuidab...