Cerré la puerta y me quedé unos segundos con la espalda apoyada en ella pensando.
-¿Que narices acaba de pasar?-. Pensaba mientras sonreía.
-No y no definitivamente no, no me puedo estar pillando por James-. Decía en voz alta mientras andaba hacia la cocina.
Me senté en la silla y puse los brazos cruzados sobre ella y entonces, apoyé mi cabeza.
Cogí el móvil y llamé a Mía.
-Dime Emma-.
-Hola Mía, necesito hablar contigo-. Le dije.
-Vente a casa, pediremos pizza para cenar-. Me dijo Mía.
-Voy para allá-. Colgué el teléfono y fui hacia casa de Mía.
Cuando llegué a su casa, me senté en el sofá.
-Dime, amiga ¿Qué pasa?-. Preguntó.
-He dejado a John-. Le dije.
-Bien amiga, ya era hora, ese chico no te convenía-. Dijo Mía alegrándose.
-Pero ahora tengo otro problema-. Le dije preocupada.
-¿Cuál?-.
-Me estoy pillando por James-, mi vecino-. Dije poniendo mis manos en mi cara.
-Hombre tía, no me extraña, está muy bueno-. Decía Mía riéndose.
-No me entiendes, Mía, no es solo atracción física, hay algo más, con él se puede hablar de todo, es comprensivo, tiene una voz dulce y varonil que solo de oírla es música para los oídos y esa sonrisa que tiene, al mirarla, te transporta a un mundo que ni tú sabes que existe-. Le decía mirando a la nada mientras sonreía.
Mía me miraba.
-Tía, estás hasta las trancas-. Me decía riéndose.
-Si, y no quiero, en un año se va de vuelta a Canadá, todo me pasa a mí-. Le decía mientras se me saltaban las lágrimas.
-Vive el momento, Emma, es lo que te puedo decir, ¿Quién sabe? A lo mejor él también se enamora y decide quedarse contigo-. Me dijo.
-No se va a quedar, ya me lo ha dicho y casi nos besamos un par de veces, se ha quedado en eso, en intentos de beso-. Le dije.
-Bueno, Emma, deja que las cosas vengan solas, si os gustáis, el beso vendrá y si de verdad se va a Canadá y no vuelve es que mucho no te quería-. Me dijo.
Asentí con la cabeza y al rato vinieron las pizzas, empezamos a cenar rodeadas de risas, por un momento me olvidé de James.
-Bueno Mía, me voy a casa, que mañana quiero ir a ver a la señora Parker a la residencia-. Le dije.
-¿Vas con James?-. Preguntó.
-¿Qué? No, él no puede dejar solo a su madre, todos los lunes viene el sanitario, es cuando James tiene unas horas libres-. Le dije.
-Pues dile de hacer algo el lunes, estás de vacaciones-. Me dijo.
-Me lo pensaré-.
Mía y yo nos despedimos y me fui hacia mí casa.
Cuando me puse el pijama ya para dormir me sonó el móvil, al mirarlo vi un WhatsApp de un número que no tenía en la lista.
-Buenas noches, preciosa-.
-¿James?-. Pregunté.
-El mismo ¿Quieres que vayamos a tomar algo el lunes por la tarde? Viene el sanitario y estaré libre hasta las 19:00h-. Me dijo James.
ESTÁS LEYENDO
Querido vecino
RomanceEmma tiene 28 años y vive en California, tiene un trabajo estable en una oficina de contabilidad y hace poco se compró un piso en una bonita finca cerca de la playa. Enfrente de ella fue a vivir una señora mayor con Alzhéimer, al principio la cuidab...