Capitulo 3

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Celestia es excepcional en todos los aspectos. Desde que era pequeña, era para mí un lugar de ensueño, un bosque que desborda secretos y misterios. Aunque para algunos pueda sonar peligroso, en realidad, una vez que te sumerges en su esencia, descubres que es todo lo contrario a una pesadilla.

Los árboles se alzan majestuosos, alcanzando alturas que se pierden en el cielo. Sus ramas parecen estirarse con delicadeza, casi como si anhelaran tocar las nubes. Además, en los extremos de Celestia, existen praderas de flores multicolores que, gracias a la magia de las hadas, cambian de tonalidades en un juego perpetuo de colores. Se dice que estas flores tienen vida propia, y aunque me resisto a creerlo, en una ocasión juré haber percibido cómo una de ellas me seguía con la mirada.

Pero Celestia no solo destaca por su majestuosidad natural, sino también por los hogares que alberga. Desde cuevas que emergen del suelo hasta pequeñas casitas construidas entre las ramas de los árboles, ocultas entre las hojas para esquivar la mirada indiscreta de los humanos. Aunque mi familia siempre ha preferido establecerse en el nivel inferior, en nuestro pequeño hogar en una seta, para mi es más que suficiente.

Alejado de la sociedad humana, el mundo de las hadas se encuentra distante y enigmático. Rara vez los humanos se aventuran en estos parajes, y aunque no es imposible que ocurra, es un suceso poco común. Celestia, ubicado en medio del vasto bosque infinito, es un territorio peligroso para muchas criaturas. Corren rumores sobre la presencia de seres mágicos, seres incluso más poderosos que las propias hadas. Dragones, grifos, brujas, duendes... criaturas que habitan en los cuentos de los humanos, pero si las hadas existen, ¿qué otras criaturas aguardan ocultas entre las sombras?

A pesar de que me esfuerzo por no dejarme llevar por la emoción, no puedo evitar sentir una profunda fascinación al pensar en todo ello. Celestia es el lugar donde me he criado, aunque no pertenezca plenamente a este mundo, me esfuerzo por hacerlo mío.

Cuando era pequeña, soñaba con que una noche la Estrella me otorgaría las alas que tanto anhelaba. Sin embargo, con el paso del tiempo comprendí que eso nunca sucedería. Las hadas, seres de una belleza incomparable, fueron creadas para cuidar de este mundo. Aunque existen diversos tipos de hadas, en Celestia están presentes únicamente cuatro: las hadas del fuego, del agua, de la tierra y del aire. Cada una de ellas desempeña un papel crucial, trabajando en perfecta armonía para mantener el equilibrio.

Contrario a lo que se suele relatar, las hadas no nacen con sus poderes ni los obtienen de polvos mágicos. Sus habilidades provienen de las gemas de la corona, joyas preciosas y custodiadas. El rubí otorga poder a las hadas del fuego, el zafiro a las del agua, la esmeralda a las de la tierra y la amatista a las del aire. Estas gemas se encuentran ubicadas en el corazón de Celestia, cerca del palacio del rey Night. Sin embargo, si alguna vez se retiran de su posición, las hadas comienzan a perder sus poderes, y una muerte lenta pero inevitable se aproximaría.

Me encuentro cerca de llegar a mi destino. Cada tercer día, sin falta, acudía a las praderas de flores en busca de los polvos mágicos que necesitaba.
Las hadas de la tierra ya conocen mi visita y esperan mi llegada. Las veo volar sobre las flores, sus alas casi transparentes, pero con un suave matiz verdoso.

—Hola Olive —me saluda Ash desde las alturas.

—Hola —respondo, colocando mis manos alrededor de mi boca para amplificar mi voz.

Ash es de las pocas amigas que he hecho en Celestia, son de las pocas hadas que no me juzgan al verme diferente, o al no encajar aquí. A diferencia de las otras hadas, Ash siempre ha admirado mi característico cabello cobrizo, cada oportunidad que puede me hace un halago, lo que aprecio ya que las hadas tienden a decir muchas mentiras, pero sabes que dicen las verdad ya que sus alas las delatan de no ser así.

Sangre Humana (El Legado de las Hadas)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora