Nadie me ha detenido, ni siquiera los guardias en el camino, me conocen bien, tantas veces he entrado al palacio con mi hermana que deben de pensar que se trata de otra ocasión similar.
Subo escaleras y me acerco a lo que parece ser la oficina de Caleb o eso me han dicho, hay un guardia en las puertas y me dice que el príncipe no está recibiendo visitas.
Si será estupido.
Empiezo a insistir, le digo que es importante y el guardia asiente, y luego abre un poco la puerta para informarle a su príncipe sobre mi llegada.
—Mi príncipe, se que ha pedido que no molestaran, pero la señorita...
—Si él ya sabe quién soy —abro las puertas de par en par y entro como si fuera mi casa.
El príncipe tiene varios libros abiertos sobre la mesa y una pila de papeles, frente a él. Unos rizos rubios se desploman sobre sus ojos, trae consigo una camisa blanca con unos toques dorados, ni en su casa puede estar en pijama. Me paro frente a él, frente a la mesa.
—No estoy recibiendo visitas —me dice sin levantar la vista de sus papeles—. Llévatela Francis —levanta una mano como si apartara una mosca.
El guardia se acerca a mi costado, lo volteo a ver y lo fulmino con la mirada, por un momento se queda quieto.
Tomo mi navaja y la entierro en la pila de papeles que tiene Caleb frente a él. Se levanta sorprendido y con una pizca de incredulidad.—¿Qué te pasa? —me escupe, esta vez mirándome a los ojos.
—Necesito hablar contigo —respondo, luego volteo a ver al guardia—. A solas.
Caleb me ve por unos segundos, siento como me recorre con la mirada, quiero decirle que pare pero antes de hacerlo, le hace una seña a su guardia para que nos deje solos.
—Tienes un minuto —me dice mientras se acerca a una mesita que tienen en un costado para servirse de un néctar color esmeralda, luego se la lleva a los labios.
Ahora que estoy aquí, es más difícil pensar lo que voy a decirle, en todo el camino he venido enojada, no he pensado en cómo empezaría la plática o qué preguntas le haría, ni siquiera sé muy bien si Caleb está al tanto de la situación.
—¿Tuviste algo con Maisy? —le preguntó, sin saber muy bien como debo de actuar.
Caleb me mira con gesto extraño, la pregunta le ha sorprendido, en otras circunstancias y si no supiera que yo lo odio, esto parecería una escena de celos.
—Eso no es de tu incumbencia —se sienta en su sillón que está al lado de los grandes ventanales y de la chimenea, me mira con superioridad, ni siquiera sentado se siente más pequeño—. Ahora vete.
—No he terminado —replico.
Me acerco a donde está.
—Tu sabias lo de Theo ¿Cierto? —le pregunto.
Da un trago a su copa, parece que el tema no le importa en lo más mínimo.
—Sé muchas cosas —responde—. Se más específica.
—Lo de Maisy y su venganza conmigo —mis mejillas han comenzado a sentir calor, espero y crea que se debe al calor de la chimenea.
Caleb se endereza en su asiento, como si su interés se hubiera despertado.
—Sabía que Theo estaba utilizándote, pero no estaba del todo seguro —me lo dice muy tranquilo—. ¿Cómo ha terminado?
—¿Disculpa? —inquiero indignada.

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Sangre Humana (El Legado de las Hadas)
FantasyUn mundo donde las hadas se esconden de las miradas curiosas de los humanos, viven ocultas entre los bosques hasta que un día adoptan a una bebe humana. Olive es la única humana entre las hadas, a excepción de sus hermanos, su pasado es un misterio...