Capítulo 18

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Mis manos comienzan a sudar, y la inquietud me lleva a dar tres pasos hacia adelante y luego a dar media vuelta, como si la ansiedad pudiera abrir un agujero en el suelo. A diferencia de mí, Hunter parece sereno, observándome con calma.

—No pareces nervioso —le comento.

—¿Debería estarlo? —levanta una ceja, su expresión tranquila no se altera.

La última prueba de la competencia fue hace dos semanas, y aunque muchos no lograron superarla, yo fui una de las afortunadas que sí. Desde ese día, todo parece estar a mi favor. Intento apartar pensamientos negativos, temerosa de que cuestionar la realidad actual pueda desvanecerla.

—No lo sé. ¿Cuántas veces te ha citado el rey para hablar contigo? —pregunto, deteniéndome para mirarlo.

Hunter parece reflexionar, pero decide no responder.

Hace unos días, Jayden llegó con noticias, entregando un sobre que anunciaba una audiencia con el rey para los ganadores de la competencia. Nada parece real; desde la cueva de las ilusiones, siento que estoy atrapada en un sueño constante.

La última prueba, en la cueva de las ilusiones, fue un desafío monumental. Nos sumieron en un sueño donde el rey creó desafíos personalizados, explorando nuestros miedos más profundos y anhelos secretos. Despertar junto a Hunter y Caleb ante una multitud aplaudiendo sigue siendo un recuerdo que añoro constantemente.

—Déjalos pasar —una voz resuena tras las grandes puertas.

Antes de que un guardia abra las puertas y nos invite a entrar, intercambio miradas con Hunter. Es mi primera vez en la oficina del rey, un cuarto redondo con vitrales que se extienden detrás del escritorio. En el centro, destaca un árbol que emerge del suelo. Mis ojos no pueden evitar maravillarse ante la exquisita decoración.

Detrás del escritorio, el rey, elegantemente vestido y con sus característicos guantes, parece tener un semblante caído. Jayden se encuentra de pie detrás de la silla de su padre, y al otro lado está Caleb, sentado en un sillón, con su mirada fija en su vaso, ni siquiera le importa cuando el rey nos invita a sentarnos.
El rey nos observa con atención, sus ojos parecen penetrar nuestras almas. La tensión en la habitación es palpable mientras nos acomodamos en los asientos. Jayden permanece imperturbable, pero la mirada de Caleb sigue anclada en su bebida, como si el líquido ambarino pudiera revelarle algún secreto.

—Ganaron la competencia de manera excepcional —declara el rey con una voz que resuena en la sala—. Sus habilidades y valentía han sido notables.
Aunque sus palabras suenan elogiosas, no puedo evitar sentir un nudo en el estómago. La presión de la mirada del rey intensifica mi nerviosismo. Jayden interviene con su habitual carisma.

—Ahora, como ganadores, tienen la responsabilidad de servir a nuestro reino. Serán parte de la guardia real, protegiendo nuestra tierra y a su futuro rey —anuncia, su tono dejando claro que no hay margen para discusiones.

Mis ojos se desvían hacia Caleb, cuya expresión no muestra ninguna emoción. La idea de formar parte de la guardia real me llena de una mezcla de honor y temor. De repente, siento que estoy atrapada en un torbellino de eventos que escapan a mi control.

Entonces las palabras de Ethan resuenan en mi mente <<Sabes que si ganas la competencia, el príncipe Caleb será el que te de las órdenes>>.

—Han demostrado que son los mejores, por eso tendrán la tarea más importante de todas, cuidar de su rey —continúa Jayden—. Además, el rey tiene un anuncio importante que hacer.

El rey, levantando la mirada de sus manos, finalmente se dirige a nosotros.

—Mi tiempo en este reino está llegando a su fin. He gobernado con honor, pero la vida tiene su curso —se detiene cuando comienza a toser, se lleva una mano al pecho y parece que le falta la respiración, Jayden le pasa un vaso con agua, toma la bebida con cuidado y luego prosigue—. Es hora de que mi hijo, Caleb, asuma el trono y continúe nuestro legado.

Sangre Humana (El Legado de las Hadas)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora