Caminó por los sinuosos senderos del bosque de Celestia, dirigiéndome hacia el área de combate. A medida que avanzaba, los altos árboles cubiertos de musgo parecían susurrar palabras de aliento y sabiduría. El aire fresco y fragante me envolvía, transportándome a un mundo de magia y misterio.
Al acercarme al lugar, me encontré con un espectáculo impresionante. Rodeado por imponentes piedras gigantes, el área de combate parecía un santuario ancestral para aquellos que buscaban probar su valía. Estas piedras, altas y rugosas, recordaban las antiguas leyendas de valientes guerreros y aventuras épicas.
En el centro del círculo de piedras, había un espacio abierto y llano, cubierto por una fina capa de hierba verde esmeralda. Era el escenario donde las batallas de espadas se llevaban a cabo, donde los sueños y las habilidades se ponían a prueba.
El sol filtraba sus rayos a través de las ramas de los árboles, creando un juego de luces y sombras sobre el campo de combate. Cada hoja y brizna de hierba parecían brillar con una energía mágica, como si estuvieran imbuidas de los secretos del bosque.
Una suave brisa acariciaba mi rostro, trayendo consigo el aroma de las flores silvestres y el suave murmullo del arroyo cercano. El ambiente era sereno y enérgico al mismo tiempo, preparándome para el desafío que me esperaba.
Tomé un momento para respirar profundamente, sintiendo la tierra bajo mis pies y la energía del lugar fluyendo a través de mí. Me llené de confianza y determinación, sabiendo que este era el escenario donde demostraría mi valentía y habilidad.
—¿Lista? —me pasa un abrazo por los hombros Jayden.
Asiento.
No estoy nerviosa, tampoco preocupada, siento que me he preparado para esto por mucho tiempo por lo que no necesito más tiempo, se que podré, me digo que lo haré.
—Estoy ansioso de verte en acción —me dice—. Por un momento pensé que iría por ti a casa para convencer a Aura.
—Por poco iba a pedir de tu ayuda —los dos concedíamos en una pequeña sonrisa cómplice—. Pero al final termino aceptando a duras penas.
—Es lo importante ¿No es asi?
Asiento.
—Ella solo quiere protegerte —me consuela.
A lo lejos veo a mi familia, son los únicos que están en el pasto viendo, los demás se encuentran en los árboles, algunos se dirigen volando hacia sus asientos desde las ramas.
—Bueno, es hora de que te alistes —me dice Jayden.
—¿Aliste? —preguntó desconcertada, toda la mañana la había aprovechado para arreglarme, limpié mis mejores botas y me puse mi mejor atuendo de combate—. Pensé que combatiría así.
Jayden parece que le divierte mi comentario cuando sonríe y luego niega.
—No, todos tienen que tener su color, te he escogido un lindo color. Espero te guste —me aprieta el hombro en un gesto amistoso antes de levantar una mano—. Caleb, ven acá —le grita al príncipe.
El príncipe Caleb lo duda un momento cuando me ve a lado de su hermano, pero termina accediendo, parece que el ya está con su uniforme, su color es negro, tal cual como debe de ser su alma. El traje era bonito, era lo que me había imaginado, combinaba sofisticación y funcionalidad. Con detalles intrincados en relieve y placas metálicas estratégicamente ubicadas, proporcionaba protección sin sacrificar la movilidad. Sin yelmo, su rostro quedaba al descubierto, mostrando su mandíbula marcada y sus ojos penetrantes.
Me podía imaginar con ese traje, no medía la hora de irme e ir alistarme.
—¿Qué sucede? —le pregunta Caleb a su hermano, sin voltear a verme.
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Sangre Humana (El Legado de las Hadas)
FantasiaUn mundo donde las hadas se esconden de las miradas curiosas de los humanos, viven ocultas entre los bosques hasta que un día adoptan a una bebe humana. Olive es la única humana entre las hadas, a excepción de sus hermanos, su pasado es un misterio...