Capítulo 11

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El árbol madre, un coloso de ramas entrelazadas que se extendían hacia el cielo, era el epicentro de la magia en Celestia. Sus hojas centelleaban con colores que cambiaban según el estado de ánimo del mundo mágico. Había un lago alrededor de él que reflejaba la luz del árbol madre, creando un resplandor iridiscente que iluminaba todo Celestia. A menudo las hadas acudían allí en busca de sabiduría, esperanza y la energía vital que fluía desde el corazón de la naturaleza.

En los días especiales, las hadas se congregaban alrededor del árbol madre para presenciar el rito de paso en el que una hada elegía su camino. En una ceremonia solemne y llena de magia, cada hada recién llegada a la madurez exploraba sus habilidades y afinidades mágicas, siendo bendecida por el árbol madre para encontrar su vocación en la vida.

De pequeña me encantaba venir, me escabullía entre las noches y subía las escaleras hasta llegar al centro del árbol, había escuchado en una ocasión que cualquier deseo que pidieras ahí, se te cumpliría, por lo que en ocasiones venía a pedirle a la estrella que pudiera cambiarme, que fuera igual que todos los demás. Pero nunca sucedió nada, ahora mismo ya no creo en esas cosas pero las demás hadas si que lo hacen.

Esta noche, sin embargo, están todas aquí festejando la competencia. Comienzo a cruzar el lago por las rocas flotantes, comienzo a oler la bebida que traen la mayoría de las hadas sobre sus copas, todas están en sus asuntos, unas bailando, otras platicando, y unas otras más buscando sombras para ocultarse con su pareja.

Comienzo a subir las escaleras, hay muchas hadas distribuidas entre cada escalón, llegar hasta arriba será una eternidad.

—¡Olive! —me grita alguien a mis espaldas.

Es Hunter trae dos bebidas consigo, sube las escaleras sin dificultad alguna, aunque el tiene alas para no tener que hacerlo.

—Pensé que no vendrías —me habla como si la última vez que hablamos no hubiera pasado nada.

—Yo también pensé lo mismo —admití mientras seguía subiendo las escaleras.

Sigo pensando que fue una mala idea venir, pero volver a bajar todas las escaleras que ya he subido, no sería una buena idea.

Hunter sonríe.

—¿Dónde está Amber? —le preguntó en cuanto me doy cuenta que está solo.

—Está arriba con Jain, pero me pidió que viniera por unas bebidas —respondió mientras me mostraba lo obvio.

Jain es una de las mejores amigas de Amber, es igual de controlador que mi pequeña hermana, piensan que el mundo es suyo sin importar que, no es como que me llevo mucho con ella pero si habla mucho y aveces de más, todos en la familia saben de la obsesión que tiene con Caleb, no es novedad que una hada de Celestia no se muera por ser la nueva reina. Siempre he dudado si Jain creerá que la amistad con Amber la ayudará a acercarse más al príncipe.

—Amber no puede tomar —le recuerdo.

—Lo sé, pero es jugo de frutas —me dice tratando de tranquilizarme.

—Aún así —le dije—. Ella sabe muy bien que no puede tomar lo que...

Hunter pudo descifrar lo que iba a decir a continuación antes de que me callara.

—Olive yo no podría hacerle eso —me dice como si le ofendiera lo que pensé—. Se que no puede comer muchas cosas que las hadas comemos pero esto solo son frutos rojos con agua y limón.

No puedo negar que a veces me odio por no pensar en lo que diré. Hunter ha sido el único que no me ha hecho la vida imposible a diferencia de sus amigos y aún así lo sigo tratando igual que ellos, pero el hecho de que se siga juntando con ellos, me da a entender que le gusta como son y se siente cómodo conviviendo con ellos.

Sangre Humana (El Legado de las Hadas)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora