Capitulo 8

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Decepción y dolor

Por la mañana me desperté con los llamados a mi puerta, al abrir vi a Ser Harwin.

- qué pasa - pregunto tallando mis ojos.
- princesa, ocurrió algo y el rey pide su presencia en sus aposentos - informa algo nervioso.
- qué ocurrió para que me llame tan temprano Ser - pregunto confundida.
- creo que debe averiguarlo con el rey - dice.

Cierro la puerta y me apresuro a vestirme, luego voy a los aposentos de mi padre.

Al entrar vi a Alicent salir triste de ahí.

- padre, me has llamado - digo al entrar.
- hija, has visto a tu hermana el día de ayer o por la noche - pregunta serio.
- no, desde que regresamos de bastión de tormentas no la he visto - respondo confundida.
- bien puedes irte - dice firme.
- pasó algo con Rhaenyra - pregunto.
- me han informado que se le a visto entrar junto a Daemon a un burdel anoche - informa.

Quede muda, sentí un dolor en el pecho, por la tarde decía no dejar de pensar en mi y en la noche se iba con Rhaenyra a un burdel.

- estás seguro - pregunto triste.
- ella lo niega, pero Daemon no lo hizo, así que lo he desterrado, ahora debe estar en pozo dragón sacando a Caraxes - responde serio.

Sin decir más, salí del cuarto y camine furiosa a los establos, subí a mi yegua y me fui a pozo dragón, estaba muy enojada y sentida.

Al llegar entre y lo vi ahí acariciando a Caraxes, al escuchar mis pasos volteo, me miró confundido.

- Ramé - pregunta confundido.
- es verdad que te acostaste con mi hermana - pregunto directamente.
- eso a ti que te importa - responde desafiante.
- entonces es verdad - acusó dolida.
- tú no sientes lo mismo que yo, que más te da si me acoste con ella o no - reclama enojado.
- tienes razón, yo no puedo amar a alguien que no es capaz de estar con una sola mujer y que no sabe lo que es amar - escupo furiosa.

Me doy la vuelta para irme pero lo impide jalándome del brazo y dándome la vuelta.

Sus manos se deslizaron por mi cuello, apretándome suavemente la garganta, con los pulgares me echó la cabeza atrás, sentí la presión de sus labios contra los míos, con tal fuerza que impidió salir lo que fuera que estuviera a punto de llamarle.

Su boca sabe a vino, el contacto es suave al principio, pero luego, como si necesitara más, se apoya contra mí y me besa con ansiedad.

Sus labios son cálidos y suaves, su pelo me acaricia la cara, tardo un instante en darme cuenta de que le estoy devolviendo el beso con la misma ansia.

Sus manos bajaron hasta mis hombros, rozaron mis brazos y se posaron en mi cintura firmemente, sentí ligeros escalofríos de pánico y placer, me arme de valor y lo aparte con un empujón, me miró confundido.

- no vuelvas a hacer eso - exijo algo mareada.
- siempre he sentido algo de atracción por ti, ahora no puedes negar que sientes lo mismo que yo - habla mirándome.
- lo sentía, ya no más - repito firme.

Me doy la vuelta para irme y camino a paso veloz, regrese a donde deje a mi yegua y me sostengo del árbol.

No podía describir como me sentía, tenia sentimientos encontrados y estaba confundida.

Subí a mi yegua y regrese a casa, en el camino pude ver a Caraxes partir.

Al llegar fui a mis aposentos, me sentía agotada y estaba llena de emociones.

Cuando entre a mis aposentos vi ahí a Rhaenyra, ella tenía cara de preocupada.

- perdóname- es lo primero que dice cuando me ve entrar.
- por que - digo sería.
- se lo que sientes por Daemon - explica e intenta tomar mi mano pero me aparto.
- eso no te importo mucho ya que te fuiste a un burdel con el - atacó enojada.
- no pasó nada, solo fueron unos besos, lo juro, tienes que creerme yo sé que tu sientes algo por el - se explica dolida.
- yo no siento nada por Daemon, lo que hagan o dejen de hacer ya no me interesa - musito.
- hermana por favor, créeme te juro que nada paso - repite casi llorando.
- repito que me da igual, ahora te pido que te vayas quiero estar sola - exijo triste.
- Nya - insiste.
- Rhaenyra, vete ya - repito firme.

Derrotada se va y yo me dejo caer frente a la cama y no puedo evitar derramar unas lágrimas, eran muchas cosas que procesar.

~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~

Ya había pasó una semana desde el incidente, padre había remplazado a Otto como su mano y nombró a Ser Lionel Strong como su nueva mano, Alicent estaba destrozada.

Yo no había vuelto a hablar con Rhaenyra, ahora estaba de camino a casa de los Velaryon para comprometerla con Laenor.

Yo estaba jugando con Aegon y Helaena pues Alicent estaba llorando en su cuarto. 

- princesa, ya está más tranquila - pregunta Maria preocupada.
- lo estoy, ya no duele tanto - respondo suspirando.
- vera que con el tiempo encontrará a alguien más princesa - comenta Gloria.
- ojalá así sea Gloria - respondo.

Seguí cuidando de los niños ya que eso me distraía, luego mande a pedir que prepararan a mi yegua ya que iría al pueblo.

Ya había preparado algunos juguetes y algo de comida para llegar al orfanato.

- Iras de nuevo al orfanato - pregunta Alicent entrando al cuarto.
- si, no regresaré hasta muy tarden - respondo sería dándole a Helaena.
- diviértete - dice sarcástica.
- lo haré no te preocupes - respondo sonriente.

Eso la hace enojar y se va junto a los niños, yo reí y comencé a prepararme para irme.

Al llegar al orfanato todos los niños me recibieron alegres, les di los juguetes y los guardias la comida.

- princesa, vamos a jugar - me llama una niña.
- vamos - acepto dejándome guiar.

Toda la tarde me la pase jugando con los niños, me divertí mucho, al anochecer regrese y me entere de que ya estaban de regreso mi padre y mi hermana.

Fui a ver a padre a sus aposentos, cuando llegue me recibió gustoso.

- hija mía, te he conseguido un esposo - dice alegremente.
- qué cosa - respondo en shock.

Hasta aquí el capítulo de hoy, no olviden votar y comentar, besos

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La vida en la casa del DragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora