Capitulo 13

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Nueva unión

- suelta la daga Alicent - habla Otto.
- Alicent, ya déjala - grita mi padre.
- has ido demasiado lejos - hablo sujetándola firmemente.
- yo - pregunta indignada - qué he hecho además de lo que se espera de mi - estaba dolida - tú y yo nos sacrificamos y donde queda nuestro esfuerzo, aplastado debajo de su precioso pie - escupe furiosa - le a arrebatado un ojo a mi hijo y hasta de eso se siente con derecho, ella es una amenaza - dice refiriéndose a Rhaenyra. 
- jamás te han importado mis hermanos - escupo y aplico más fuerza a mi agarre.
- claro que me importan, son mis hijos - dice moviendo la daga.
- el labio partido de Aegon lo demuestra, el que Aemond no tuviera un dragón y el que Helaena no soporte el contacto físico también - acuso.

Ella furiosa jala la daga haciéndome un corte en el brazo, yo fui empujada hacia atrás, sentí unas manos sostenerme de los hombros, mire mi brazo sangrar y luego mire hacia atrás, Daemon era quien me sostenía y estaba revisando mi herida.

- Nya - Helaena, Aegon y Aemond se acercaron a mi con preocupación, al igual que Rhaenyra.
- estoy bien - aseguró tapando la herida con un pañuelo que Daemon me dio para detener el sangrado - espero que ya estés feliz - digo mirando a Rhaenyra, estaba furiosa.
- hermana - trata de acercarse pero Aemond se interpone entre ambas.
- Nya, no te preocupes, perdí un ojo, pero gané un dragón - asegura Aemond abrazándose a mi, yo acaricié su cabello.
- hay que ir con un maestre - habla Daemon.

Asentí y salimos de ahí, seguidos por mis hermanos y por unos guardias.

Estaba sentada frente al maestre, estaba suturando la herida mientras yo miraba a mis hermanos dormidos junto a Baelon.

Mi hijo se había levantado asustado pero logré dormirlo de nuevo con ayuda de Aegon.

- no es grave verdad - pregunta Daemon desde el balcón.
- no mi príncipe, solo tendrá una cicatriz - le asegura el maestre.

Solté una risita y lleve mi mano buena a mi abdomen donde tenía la cicatriz de las garras de Canibal de años atrás.

- no es la primera y presiento que no será la única - menciono burlona.
- Visenya - me regaña Daemon.
- ya quedó, solo no mueva mucho el brazo para que no se abran los puntos - indica el maestre.

Asiento y él se va, Daemon ocupa su lugar frente a mi y toma mi mano cariñosamente con mucho cuidado.

- deberías dormir un poco antes de partir - me propone mirando mi brazo vendado.
- estoy bien, no creo poder dormir algo - aseguró tomando su mano con mi mano buena.
- entonces, nos vamos en dragones, llevare conmigo a Rhaena, tú a Baelon y todos los demás en sus dragones - menciona mirando a la cama donde estaban todos menos las niñas.
- si, así llegaremos más rápido - aseguró hechando mi cabeza hacia atrás.

Estaba cansada, la pérdida de sangre me mareo un poco y no había dormido nada en toda la noche, cerré mis ojos agotada.

- Visenya - lo escuchó llamarme, pero yo me deje llevar por el cansancio.

Cuando desperté sentía unas manos rodeando mi cintura, además estaba acostada y no en la silla que recordaba.

Levanté la mirada y vi a Daemon dormido, yo estaba sobre su pecho y ambos estábamos en uno de los sillones del cuarto.

Intente levantarme sin despertarlo pero fue en vano, ya que al enderezar mi cuerpo él abrió los ojos, me miró y sonrió burlón.

- creí que no estabas cansada - comenta burlón.
- fue por la pérdida de sangre - me excusó.
- claro, vuelve a dormir - dice jalando mi cuerpo para volver a quedar acostada sobre el.
- debemos prepararnos para regresar a casa pronto - menciono tratando de levarme.
- aun es muy temprano, además quiero que las niñas pasen más tiempo con su abuela - dice cerrando los ojos.

La vida en la casa del DragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora