Tormenta de Ruina

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Gabriel Loken se hallaba sentado en su "Trono" hecho de las armaduras de Astartes leales caídos, héroes muertos por su propia mano, aunque para el aún estaba incompleto, aún no había tenido la oportunidad de cazar a ningún Astartes de las legiones que no fueron a Itsvaan.
Aquel terrible trono estaba situado en la cubierta de mando del espíritu vengativo, un premio capturado durante la batalla en el espacio.
La antigua nave insignia de Horus había sido tomada por Lotara Sarrin y regalada a Loken.

-Es fascinante que una simple humana fuera la única que pudiera capturar esta nave, a pesar de que las garras de ursun hayan causado tantos daños-Dijo pensativo Lonken en voz alta

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-Es fascinante que una simple humana fuera la única que pudiera capturar esta nave, a pesar de que las garras de ursun hayan causado tantos daños-Dijo pensativo Lonken en voz alta.
En ese momento un gran aullido de dolor se escuchó por la sala, helando la sangre a los presentes, incluidos a los reyes demonio presentes como Erebus, Autek Mor o el enigmático lider de los leviatanes, los hijos traídores de Vulkan o lunáticos como Lucius.
Solo hubo alguien que no sé sintió intimidado por el grito lastimero, más bien fascinado, Fabius Bille.

-Perdonad a Aximand, aún debe de aprender ciertos modales-Dijo Loken mientras apretaba ciertos botones del extremo de una cadena situada en el reposa brazos derecho de su trono, una compra que le hizo a Vasthoor

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-Perdonad a Aximand, aún debe de aprender ciertos modales-Dijo Loken mientras apretaba ciertos botones del extremo de una cadena situada en el reposa brazos derecho de su trono, una compra que le hizo a Vasthoor.
Al otro lado de la cadena se encontraba Horus Aximand, el cual se retorció de dolor.
La cadena estaba hecha de piedra negra y acababa en un collar del cuál salían finos hilos de piedra negra que envolvían el cuerpo de Aximand, el cual a ser un rey demonio no tenía todo el efecto que la piedra negra causaba a los seres disformes.
-LOKEN-Aullaba de rabia y dolor-CUANDO ME LIBERE TE MATARÉ Y DEVORARE TU PATÉTICA ALMA.
Loken simplemente se levanto y agarro Drach'nyen, se puso delante de Aximand y lo decapitó, y volvió a sentarse mientras el cuerpo de disolvía en sombras.
-El Fabricador general se ha unido también a nuestra causa-dijo Loken como si no hubiera ocurrido nada-eso nos dará una buena cantidad de mundos forja, fortalecimiento nuestra logística de armamento y debilitando la del imperio, y por supuesto es altamente probable que eso tenga ocupado a Lorgar y los portadores de la palabra. ¿Como está el Ángel?

Erebus carraspeó antes de responder la pregunta.
-Creo que he averiguado su punto débil en su pureza, que también es su punto fuerte, no tiene ninguna personalidad-
-Entiendo-respondio Loken-sin embargo ahora esa tarea deben continuarla Kor Phaeron y Lucius.
Por un momento Erebus pensó en quejarse, pero el recuerdo de lo que había pasado con Aximand le hizo tragarse sus palabras.
-La horda de las sombras, los cicatrices blancas que se unieron a nuestra causa están ya ultimando los preparativos para un ataque a Ultramar, quiero que los cazadores de cranenos de Angron y tus Portadores de la verdad los apoyéis-dijo Loken-Desata la tormenta sobre Guilliman.
Erebus simplemente sonrió, pues tenía planes propios para Guilliman.

Warhammer 40k: Herejía AstartesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora