No sé qué tendría entre manos Sebastian con todo ese rollito sobre las compras. Habíamos tomado un taxi hasta el centro comercial, el cual era grande. Mely era bastante simpática y risueña. Y sobre todo, no se le escapaba nada.
— ¿Y estás enamorada de Sebastian? —Dijo enarcando las cejas.
— Pues... En realidad siempre había evadido ese tipo de preguntas. —No lo sé.
— ¿Entonces porque estas tan ruborizada? –Dijo divertida.
— No estoy ruborizada. Te equivocas. –Dije un poco alarmada escondiendo mis mejillas con mis manos.
— Es una broma. –Soltó a reír. —Eres graciosa.
— Gracias, creo.
Pasamos a diferentes tiendas de ropa. Toda era muy hermosa, quisiera haber llevado mucho dinero para comprarla toda.
— ¿Y qué es lo que se supone que tengo que comprar? –Le pregunte.
— Oh lo había olvidado. –Se encogió de hombros. —Un vestido. ¿Qué te parece si vamos a las boutiques?
— ¿Un vestido? ¿Para qué?
— Creo que para una reunión de blogers. –Dijo vagamente.
— ¿Una reunión?
— La verdad es que no sé muy bien. ¿Por qué no empezamos por ahí? –Señalo una gran tienda, al parecer lujosa. Noté en su voz ganas de evadir el tema.
— Está bien.
Nos adentramos y largas hileras de hermosos vestidos se desfilaron frente a mi rostro.
— Escoge los que más te gusten y pruébatelos. No puedo esperar para verte con ellos. –Dijo animada, creo más que yo.
♦
Mientras tanto...Llamada telefónica.
— Si, ya me estoy encargando de eso. No te preocupes Martín.
— Gracias por hacer esto por mi hermana Sebastian.
— No hay de qué. Sabes que por ella, haría cualquier cosa. Por cierto, te han creído todo ese rollo de que no la encontraste.
— Se lo han tragado todo.
♦
Había escogido vestidos varios modelos, colores y estampados. Probé con todos y la mayoría no me habían convencido. Solo dos, y no estaba segura de ninguno. Uno era color lila, con mangas tres cuartos y un poco más debajo de la rodilla. El otro era color mandarina, desmangado y más corto que el otro. Mely me tomó una foto cuando tenía puesto cada uno mientras estaba distraída. Decidí no decirle nada.
— Compra el color mandarina. Se te ve estupendo. –Dijo espontáneamente.
— ¿Tú crees?
— No te mentiría nunca. –Sonrió.
— Pero no tengo con que pagarlo. –Le contesté al mirar el precio de la etiqueta.
— Sebastian me dio dinero para pagarlo.
— No, no puedo, es demasiado.
— Me lo pido de favor. ______ deja que sea detallista contigo.
— Está bien. –Dije más tranquila.
Me empaquetaron el vestido y Mely pagó. Después me llevó a comprar unos zapatos que hicieran juego y algunos accesorios. Me ponía a dudar tanta formalidad de nuestras compras. Cuando terminamos me llevó de regreso a casa de Sebastian y se marchó de inmediato.
— ¿Cómo te fue? ¿Te agradó Mely? –Preguntó Sebastian.
— Bien, fue muy divertido. Mely es muy agradable.
— Me agrada que te hayas divertido.
— ¿Y cómo te fue editando videos? –Dije bromeando.
— Como siempre, no solo fue eso. Sebas nos platicó algunas cosas que le han sucedido.
— ¿Cómo qué?
— Ya tiene novia.-Dijo sonriendo de oreja a oreja.
— Valla no sé qué decir. Aún no lo conozco en persona.
— Por cierto, mañana los conocerás, a todos. Él también nos presentará a su novia.
— ¿Para que necesito tantas compras?
— Mañana habrá una reunión. Por la noche.
— ¿Reunión? –Dije nerviosa.
— No te preocupes, no habrá mucha gente.
— Menos mal. –Me tranquilicé.
Me acercó hacia él para abrazarme. Me plantó un tierno beso en los labios y recargó en mis hombros.
— Por cierto ______. Te veías hermosa de color mandarina.
El color subió de inmediato a mis mejillas. De pronto me quedé pensativa. ¿Cómo sabía de qué color había escogido mi vestido?
