Capítulo 6. Obstáculos.

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Después de la convención Jena se dirigió enfurruñada al hotel, estaba enojada. ¿Cómo era posible que la eligiera a ella? ¿Y más pedirle una cita? Tenía que hacer algo. Entonces, en lugar de dirigirse a su habitación subió al siguiente piso y sin dudar en que puerta tocar, comenzó su plan.

—   ¿Quién es? –Preguntó Katia desde el interior.

—   Soy alguien a quien te vendría bien conocer. –Rio

—   ¿Ah sí? –Volvió a preguntar mientras confundida abría la puerta. Abrió los ojos como platos al ver a Jena frente a su puerta, simpática.

—   Hola, soy Jena…

—   Sí, creo que te he visto. ¿Estás en el piso de abajo no?

—   Sí.

—   ¿Te puedo ayudar en algo?

—   La verdad  es que ayer no pude evitar escuchar tu discusión con tu mejor amiga, o la que se hace llamar una.

—   Te refieres a ______.

—   Si, y pensé, que desagradable que una amiga te haga eso. Yo también hubiera actuado como tú. De seguro te encuentras muy enojada…

—   No sabes cuánto.

—   Nunca me ha gustado ver a la gente mal. Así que pensé que podríamos ser amigas, así ya no estás sola. Y además, podría ayudar a que le des una cucharada de su propia medicina a tu “amiga”.

—   ¿Cómo? –Dijo Katia interesada, al parecer Jena le empezaba a caer bien.

—   Sebastian le pidió una cita a ______. Y yo tengo un plan maravilloso.

—   ¿Quieres pasar y me cuentas? –Sonrió amable Katia y le cedió el paso a su habitación.

Había amanecido rápido  y esa noche en especial no pude dormir. Los nervios hacían que bailara cada célula de mi cuerpo. Ya casi era mi cita con él. Por la noche solo había pensado en posibles conjuntos de acuerdo a la ropa que llevaba. Y de todos escogí este: https://www.facebook.com/photo.php?fbid=487450014662507&set=a.451576764916499.1073741825.211140795626765&type=1&theater

Cómodo y casual, pues la cita sería temprano y no quería verme muy formal. Rápido me duche, sequé mi cabello y lo peine. Me vestí y coloqué sobre mi rostro un maquillaje muy ligero. Faltaban algunas horas para verlo, pero debía hacer algunas compras para llevarle a mamá, no perdió la oportunidad para mandarme una lista y aprovecharse de mí y de mi viaje.

Jena y Katia se reunieron por la mañana.

—   ¿A qué hora será su cita? –Preguntó Katia.

—   A las 2:00 me parece. Algo temprano.

—   Entonces tenemos que actuar rápido.

Las horas pasaron volando. Llegué al hotel media hora antes de la 1:00. Faltaba poco. Guarde en unos cajones lo que me había encargado mi madre, me di una última retocada y salí de mi habitación. Tenía que darme prisa si quería llegar temprano, y tomaría un taxi ya que no sabía bien como llegar. Pero en el pasillo me encontré con Katia.

—   ¡______! Qué bueno que te veo, he venido a buscarte varias veces pero no te había encontrado.

—   Tuve que salir unos momentos. ¿Sigues enojada conmigo?

—   No, claro que no. Creo que solo fue la impresión del momento. –Sonrió.

—   Menos mal, estaba muy preocupada. ¿Qué era tan importante?

—   Oh. Han venido a avisarme que alguien ha legado al hotel esta mañana, y que dice tener algo muy urgente que decirte. No ha parado de preguntar por ti.

—   ¿No sabes quién es?

—   No, no me parece cara conocida. Le han asignado un cuarto mientras tu llegabas, te llevo.

—   Gracias Katia.

Narra Sebastian.

Las horas habían pasado rápido, por fin iba a verla. Aunque me causaba mucha confusión. Pensaba en mil cosas de las cuales podíamos charlar, pero siempre que la tenía cerca ya sabía que decirle.
Me puse mis mejores ropas y trate de verme decente, honestamente me preocupaba por causarle una buena impresión. Me encontraba así desde la mañana, pensativo. Hasta que la voz de mi queridísimo amigo Juan interrumpió mi pensamiento.

—   Entonces Sebas. ¿Te gusta esa chica?

—   Qué pregunta tan extraña.

—   Es en serio. Hace mucho que no sales con nadie, nos preocupa que salgas herido.

—   Gracias por preocuparse pero, en verdad no lo sé. No sé si me gusta o solo tengo curiosidad. Pero es que en verdad hay algo que me hace querer conocerla.

—   Ten cuidado, no queremos que pase un accidente.

—   Me voy, ya casi son las  dos. –Dijo mientras evadía aquellas palabras.

Katia me llevó unos cuentos pisos más arriba. Por un momento me dio escalofrió, esa planta del hotel era silenciosa, como si casi nadie pasara por ahí. A lo mejor ya no tenían habitaciones de las otras, pensé.

—   Es aquí. –Dijo Katia mientras abría la puerta.

—   Está bien. Echaré un vistazo. –Dije mientras miraba la habitación. Solo se conservaba una cama sin preparar, sin sabanas ni nada y un pequeño buró. Pero no había nadie. De pronto un portazo se escuchó tras de mí y en seguida el seguro de una llave. Corrí hasta la puerta e intenté abrirla, pero no sirvió de nada. — ¡Katia! ¿Qué haces? ¡Déjame salir!

—   Te quedaras aquí, toda la tarde…

Jena se había adelantado. Llegó a la cita en vez de ______. Sebastian ya se encontraba allí.

—   Sebastian…

—   ¿Jena? ¿Qué haces aquí?

—   Vengo a salvarte de que no te dejen en ridículo.

—   ¿En ridículo?

—   ______ no vendrá. Me dijo que no saldría con personas como tú y que solo te dijo que sí para que ya no insistieras.

—   ¿Esperas que te crea después de lo que inventaste hace unos días?

—   Tuve mis razones. Pero si no quieres creerme, bien. Haber cuento te quedas aquí esperando.

Jena se marchó con una sonrisa enorme en el rostro. Otra vez se había salido con la suya. Y como bien había dicho ______ no llegó, pasaron varias horas de esperar y nunca apreció. Pero no porque no quiera haber ido. Si no porque había sido traicionada por su “mejor amiga”.

—   Lo sabía, no se puede confiar en nadie. –Dijo Sebastian al mirar su reloj por última vez, antes de marcharse.

Me encantaria saber que les esta pareciendo la novela, si te gusta deja un voto y comentario :)

Sueño Cumplido (Sebastián Villalobos y tú) ****[HISTORIA ORIGINAL]****Donde viven las historias. Descúbrelo ahora