Capítulo 11. Noches buenas, las que paso contigo.

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La luz que se filtraba por la ventana llegó hasta mi rostro, provocando que me despertara. Por un momento olvidé donde estaba, hasta que sentí los brazos de Sebastian tomándome por la cintura.

—   ¿Ya despertaste? –Preguntó.

—   Sí.

—   ¿Cómo dormiste?

—   Bien, porque dormí contigo.

—   ¿Quieres desayunar algo?

—   Sí, me apetece algo dulce.

—   Que te parece si vamos a tu hotel y te traes algunos cambios de ropa y ya vemos a dónde vamos.

—   Claro, sirve de que me cambio de ropa.

Fuimos al hotel enseguida, subimos a mi habitación y comencé a meter algunos cambios de topa en una mochila como había dicho él. Luego escogí este para vestirme: https://www.facebook.com/photo.php?fbid=538593902881451&set=a.451576764916499.1073741825.211140795626765&type=3&theater

—   Conozco una pastelería estupenda. ¿Quieres ir?

—   Es perfecta la idea.

La pastelería era pequeña pero acogedora, y el aroma que circulaba por el aire era delicioso.

—   La dueña de esta pastelería es amiga de mi madre. Y créeme que son los mejores pasteles de toda Colombia.

—   Eso espero.

Nos acercamos a la barra para escoger. Y una vez hechos nuestros pedidos nos dirigimos a la barra a pagar. Una chica como de mi edad, si no más grande, abrió los ojos como platos al ver a Sebastian.  Me dedico una mirada de disgusto y luego comenzó a coquetearle.

—   ¿Creías que no te he reconocido? –Río.

—   Que te diré… -Le regreso la risa.

—   Estaría muy bien que te pasaras más seguido por acá. –Le guiñó un ojo.

—   Me encantaría pero por ahora he estado muy ocupado. –Dijo mirándome. Sebastian se percató de cómo me miraba la chica.

—   ¿Ella es tu novia?

—   Sí. ¿Es bonita no?

Al escuchar aquellas palabras no pude evitar sonrojarme y sentirme victoriosa por la cara que había puesto la cajera. Sebastian pagó, recogió los pedidos y nos acomodamos en una de las mesas.

—   ¿Quién se cree esa chica? No hay nadie más bonita que tú.

—   Que cosas dices…

—   Digo la verdad. ¿Sabes ______? Hoy me di cuenta de que los días más bonitos, son los que paso contigo.

—   Para mí también son los más bonitos. Jamás creí que podría conocerte tan profundamente cuando inicie el viaje.

—   Ven aquí. Tengo algo importante que decirte.

Acerque mi rostro al de él, esperando a que hablara. Pero con un movimiento astuto, tomó mis labios con los suyos.

—   Y tus besos, son los mejores.

—   ¿Entonces soy tu novia? –Dije divertida.

—   Siempre y cuando tú quieras serlo.

Después de desayunar pasamos toda la tarde en su casa. Pedimos pizza para comer  y vimos algunas películas. Pero la noche calló pronto.

—   Ya sé está haciendo tarde. Creo que debería regresar.

—   ¿Tú crees que soy tan tonto como para dejarte ir? No quiero volver a dormir solo jamás.

—   ¿Estás seguro de que quieres que me quede?

—   No hay nada mejor que dormir a tu lado.

Subimos a su habitación.

—   Toma, póntela para dormir, para que estés cómoda. Enseguida vengo, voy por algo a la cocina. –Dijo saliendo del cuarto.

—   Gracias. –Al extender lo que me había dado era una de sus playeras, llena de su aroma.

Me saqué la ropa y me coloque la playera de Sebastian. Después de acomodarla bien a mi cuerpo me di cuenta de que Sebastian ya se encontraba en la puerta.

—   Perdona, no es que haya querido mirar. –Dijo nervioso.

—   No, no te preocupes.

Dejó los vasos de batido que llevaba en la mano sobre el buró y se dirigió a mí. Me tomo de la cintura y comenzó a besarme. Esta vez bruscamente. Nos recostamos en su cama y siguió besándome. Mi pulso aumento, podía escuchar a mi corazón a punto de reventar. Sentí su mano en mi muslo y después se separó de mis labios.

—   Deberíamos dormir ya.

—   Tienes razón.

Nos acomodamos en la cama y apagó las luces.

—   ¿Sebas?

—   ¿Qué pasa?

—   Te quiero.

—   Y yo a ti, mucho más.

Sueño Cumplido (Sebastián Villalobos y tú) ****[HISTORIA ORIGINAL]****Donde viven las historias. Descúbrelo ahora