Capítulo 12. Día de alberca.

430 20 6
                                    

 

—   Buenos días. Soy la madre de  ______  Pacheco, se hospeda en el hotel desde hace unos días. ¿Podría conectarme con la línea de su habitación?

—   Claro, espere un momento por favor.

—   Si, está bien.

—   Disculpe, según nuestro reporte su hija no ha dormido aquí durante dos noches.

—   ¿Cómo qué no ha dormido en el hotel?

—   No ha llegado a dormir, no se encuentra aquí.

—   Bueno, muchas gracias de todos modos. Si la ves, ¿podrías comunicarme con ella de inmediato?

—   Si, está bien. Déjeme su número.

Cuando desperté Sebastian ya había preparado el desayuno.

—   Guapa, ¿te apetece desayunar?

—   Solo porque lo preparaste tú.

—   Tienes algo en tus labios.

Se acercó a mí, talló un poco mis labios con su dedo pulgar y después me beso. Yo le sonreí, no me podía creer aún que estuviera pasando todo eso con él.

—   Hoy te voy a llevar a un lugar especial.

—   ¿A dónde?

—   ¿Sabes nadar?

—   Sí, pero entre la ropa que guarde en la mochila no metí ningún bañador.

—   Compremos uno.

—   Compré uno antes de venir, pero tendría que ir al hotel.

—   Me doy una ducha y vamos.

—   Está bien.

Terminé de desayunar y Sebas salió del baño.

—   ¿Quieres ducharte tú?

—   Si, salgo rápido. –Tomé mi ropa y entre corriendo al baño.

Fuimos al hotel rápido, ya se había convertido en algo habitual. Cuando llegamos el chico de la recepción me llamó con prisa.

—   Disculpa. ¿Tú eres ______ Pacheco verdad?

—   Si, ¿pasa algo?

—   Su madre ha llamado esta mañana.

—   ¿No te ha dejado algún mensaje?

—   No, pero me pidió que te comunicara con ella.

—   Ahora mismo no puedo, yo le marco después.

Llegamos a mi habitación, saqué la llave y abrí. Busque en todas mis maletas hasta encontrar mi bañador color aqua.

—   Aquí esta.

—   ¿Nos vamos?

El teléfono sonó, seguro era mi madre. Se pondría a cuestionarme espantada, era demasiado asustadiza. Se me vino a la mente una de sus peleas con mi padre, mi rostro se tornó triste por unos segundos. Agarré el teléfono y colgué, sin detenerme a contestar.

—   Oye ¿pasa algo? ¿Estás bien?

—   Sí, no te preocupes. –Mentí, sabía que le había ocultado varias cosas de mi vida a Sebastian.

—   Pues vamos.

El taxi se estaciono en un lugar que se miraba bastante vacío.

—   ¿Dónde se supone que estamos?

—   Ya verás.

Bajamos del taxi. Arriba del lugar pude leer un letrero “Parque Acuático”.

—   ¿Un parque acuático?

—   Si, solo que hoy no abren. Qué lástima.

—   ¿Es enserio?

—   Si, hoy no abren. Pero no significa que no vallamos a entrar.

Me tomó de la mano. Dimos la vuelta hasta llegar a la parte de atrás, donde la barda no estaba tan alta y cerca un árbol fácil de escalar.

—   Fíjate como lo hago. Yo voy primero y te ayudo del otro lado.

—   ¿No nos van a encontrar?

—   No, esto siempre lo hago con mis amigos.

Escalé por el árbol y después salté la barda. Ahora era su tuno. Esperé a que intentará saltar y la ayude, no quería que se hiciera daño, quería que se divirtiera, puesto que su rostro mostraba un poco de tristeza.

—   ¿Estás bien?

—   Sí.

Me saqué la camisa y después el pantalón, ya traía mi bañador debajo.

—   Lo único malo es que los cambiadores tienen llave.

—   ¿Entonces dónde voy a cambiarme? –Dijo alarmada.

—   ¿Qué te parece allá atrás? –Dije señalando uno de los cuartos de limpieza.

—   Vale, pero no mires.

—   Obvio no.

Se dirigió hasta donde le había indicado y luego la perdí de vista. No era un pervertido pero deseaba verla ya.

—   Listo.

—   Entonces ya sal.

—   Me da un poco de vergüenza.

—   Prometo no reírme.

Entonces salió, con un hermoso bañador de dos pequeñas piezas. Pero más hermosa se veía ella. Me sonroje como nunca.

—   Te ves preciosa ______.

Sueño Cumplido (Sebastián Villalobos y tú) ****[HISTORIA ORIGINAL]****Donde viven las historias. Descúbrelo ahora