El reflejo del espejo es el mismo. Las mismas clavículas huesudas, los alargados brazos y las contadas pecas que tiene sobre los hombros. No hay nada de diferente, sigue siendo el mismo malvado demonio que se enamoró de un ángel.
Pero aún así, arruga la frente. Sabe que hay algo diferente en él, casi puede olerlo. Respira profundo y utiliza la toalla para terminar de secar el exceso de agua de su pelirrojo cabello. Ellos no necesitan las trivialidades de ducharse, comer, dormir o todo lo que los humanos sí necesitan para ser funcionales. Pero había encontrado satisfacción en aquellos actos.
Después de todo, lleva más de seis mil años entre ellos, algo debió aprender.
Encuentra al preocupado ángel sentado frente a la ventana. Sigue leyendo desde hace dos noches, desde que descubrió que, muy poco posiblemente bastante, está muriendo. Tiene un finísima capa de polvo sobre todo su ser y Crowley no evita rodar los ojos.
—No fuiste a dormir, otra vez. —le recrimina.
— ¿En serio crees que voy a poder descansar sin saber qué te ocurre? —Azira le cuestiona mientras se gira sobra el asiento y se retira los lentes. Lentes que son totalmente innecesarios pero al ángel le gusta como se ve con ellos y quién es Crowley para decirle que no debe usarlos.
— ¿Crowley? —le llama mientras se pone de pie.
—Angelito, ya te dije que debes tranquilizarte. —asegura mientras regresa de su divagación.
— ¡No puedo estar tranquilo! —y el ángel camina de un lado a otro en la sala de estar.
—Escucha, detuvimos el fin del mundo, ¿crees que no lograremos averiguar que es esto? —alcanza al ángel y lo toma entre sus brazos, necesita mantenerlo sereno.
—Esto es distinto. —el demonio Crowley se vuelve el centro de atención de Aziraphale. —Está vez es mí propio mundo el que está en peligro y no puedo dejar las cosas al azar.
Crowley no tiene un corazón como tal, pero puede sentir a su imaginario corazón crecer ante la importante declaración de Aziraphale. —Querido, ¿de verdad crees que existe una posibilidad de qué yo te deje solo? Ni siquiera Megalodón pudo.
—Metatrón. —corrige el ángel mientras suelta una risita. —De acuerdo, es solo que me desespera bastante no encontrar una respuesta.
El demonio lanza una mirada a todos los libros que se apilan sobre el escritorio de su compañero. —Tal vez porque no estamos buscando de forma inteligente. —murmura.
— ¡Inteligente! ¡Eso es! —Azira salta de sus brazos agitándose, señal de que ha encontrado una respuesta y eso le emociona en demasía. — ¡Problemas actuales, soluciones actuales!
Crowley alza las cejas, entre confundido y sorprendido. — ¿Qué? —pero el ángel ha salido de su campo de visión y el demonio está, de manera literal, tentando a preparar un delicioso té caliente y tal vez tenga suerte y encuentre algún frío pastel en la nevera.
— ¡Crowley! —el ángel reaparece un minuto después, antes de que pudiera encender la tetera. — ¡Lo tengo! Repíteme tus síntomas.
En las manos de Azira está su moderno dispositivo móvil. Incluso tiene una funda protectora que está adornada con una foto de ambos en su banca personal de su parque favorito. — ¿Google?
— ¡Por supuesto! —luce tan feliz, como sí el hecho de preguntarle al poco confiable internet, cosa que también ayudó a crear y por la cuál aún recibe regalías, fuera la respuesta en sí. —Me ha resuelto millones de preguntas, Crowley, no sé cómo funciona pero es maravilloso.
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Azira-papá.
FanficDespués de seis mil años de relación, detener el fin del mundo, salvar al maldito Arcángel Gabriel y ayudarlo a escaparse con su novio, suponen que no hay más aventuras que vivir. O tal vez sí, faltaba la mejor de todas.