xvi. demon

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—Eso realmente luce indescifrable. —al entrar sin aviso Ophelia hizo que Sabrina se sobresaltara dejando caer la configuración al suelo— Creo que nuestra victoria de hoy amerita una noche de chicas, como en los viejos tiempos.

—Esa es una gran idea, y ya que estás aquí, puedes ayudarme leyendo en voz alta. —Sabrina invitó a la chica a acostarse a su lado en la cama, mientras Ophelia se acomodaba, Sabrina se levantaba de su lugar— Iré a pedirle permiso a las tías, y le diré a la tía Hilda que le llame a Laura.

—Me parece, Brina.

En espera de su amiga Ophelia comenzó a ojear el diario del padre de esta, leyó con real interés hasta encontrar un dibujo de la madre de Sabrina, su corazón se llenó de ternura al verlo, como él trazaba sus facciones con lo que suponía era amor verdadero, pero le llamó la atención el dobles que esa hoja tenía, y las siguientes tenían uno igual, fue doblándolas donde estaban marcadas y al terminar notó un patrón.

Era el patrón de la configuración aqueronte, o eso creía ella, y desesperada por saber si estaba en lo correcto tuvo que aguantar las ganas de intentar abrirlo, afortunadamente para su desesperación Sabrina llegó casi de inmediato.

—Brina, ven a ver esto. —la rubia se acercó a Ophelia viendo las hojas amarillentas del viejo cuaderno, en efecto formaba algo.

—Intentemos, y así yo podré ir contigo a clases de conjuros.

Sabrina movió el pequeño artefacto turquesa dándole vueltas y giros y moviendo piezas que sonaban como engranajes, cuando la chica se detuvo, esperaron en silencio que algo ocurriera, y fue cuando el ruido de un crujido lleno la habitación, la configuración se abrió liberando una extraña clase de arena roja.

En ese momento las luces de la habitación empezaron a tintinear como un aviso de que algo malo iba a ocurrir, luego una luz potente se divisaba apenas bajo la puerta de Sabrina, y ahí fue que unos pies comenzaron a notarse también.

Las dos amigas lo suficientemente aterrorizadas, se levantaron de la cama con sigilo tomándose del brazo, entonces la puerta se abrió dejando ver una extraña y malvada criatura de apariencia deplorable frente a ellas, Ophelia no supo cómo ni se lo preguntó pero ella sabía que era un demonio del sueño y lo sintió dentro de ella cuando el demonio volteó a mirarla con curiosidad.

Sabrina gritó asustada sacando a Ophelia de su ensoñación, aunque no lo suficiente para moverse por lo que la rubia tuvo que jalarla del brazo para que corriera con ella por otra puerta hacia la habitación de las tías.

—Resolvimos el rompecabezas, la configuración aqueronte dejó libre a un... demonio. —Sabrina trato de explicar exaltada y sin aliento.

—Creo que era un demonio del sueño. —sentenció Ophelia, sería ante el temor que le daba saber ese tipo de cosas.

—Tranquilas, si el demonio vino de la configuración, podemos volver a encerrarlo ahí. —la tía Zelda trato de calmar a las adolescentes frente a ella, sin preguntar cómo era que Ophelia sabía eso de él demonio si hacía poco había comenzado sus clases de demonología— Denme la caja.

—La dejé en mi habitación.

—¡Spellman!. —en ese momento Ophelia se permitió gritar liberando el estrés, ya que la voz de ese ente era espeluznante y sus agresivos e insistentes toquidos la alteraron.

—Síganme, rápido. —habló la tía Zelda descubriendo una puerta secreta de la habitación en la que estaban.

Las cuatro mujeres caminaron por un pasadizo entre las paredes hasta que terminaron en el vestíbulo de la casa, en el primer piso, en cuanto estuvieron ahí un agitado Ambrose salió de una de las habitaciones preguntando que había sucedido.

—El diablo, Ambrose. ¡Un demonio!. —respondió Sabrina.

—Cualquier demonio que sea, tenemos un protocolo. Sellaremos la casa para contener al ente, para evitar que escape al mundo, donde causaría un incontrolable caos. —explicó con detalle la tía Ze.

Todos los presentes estuvieron de acuerdo, se juntaron en un círculo tomándose de las manos, Ophelia se sonrojó a pesar de la situación por el agarre de Ambrose en sus manos. Luego al unísono comenzaron a recitar un conjuro para asegurar que el demonio no saliera.

Terminaron Justo a tiempo antes de que el demonio volviera a hacer acto de presencia bajando por las escaleras principales.

—Spellman. Ustedes son parientes de mi captor. Huelen a Spellman. —dijo el demonio casi en un siseo, pero antes de seguir miró directo a Ophelia— Excepto por ti, tú hueles diferente, pero no puedo descifrar lo que es.

—Entérate, demonio. Nuestra casa está sellada con un encantamiento que solo nosotros conocemos. Si nos dañas, nunca escaparás.

—¿Otra prision?¡No!. Edward Spellman me aprisionó en la configuración aqueronte por 70 años. ¡No me encerrarán de nuevo!. —reclamo el demonio a quien de alguna manera Ophelia reconoció como Batibat.

—¿Qué es lo que quieres, Batibat?. —preguntó Ophelia tratando de intimidar al demonio sabiendo su nombre, mientras los Spellman la miraban confundidos, preguntándose de dónde había sacado ella esa información.

—Primero, vengarme de la familia de Edward Spellman. Y luego, libertad. Para llenar el mundo con mi dotación de pesadillas. —explicó la diablesa, tratando de intimidar a la familia y a la otra chica.

—No si no lo permitimos. —Zelda se acercó a una caja de cartón sacando una urna dorada y abriéndola para tratar de encerrar al demonio ahí.

La tía Zelda conjuró un hechizo y con una corta y concisa oración el demonio se volvió en la misma arena roja en la que había salido, y se transportó a la urna, ya estando adentro la tía cerró la nueva presión del demonio.

—Así se atrapa un demonio.

Todos los miembros de la familia un tanto tensos, se dirigieron a la cocina donde la tía Hilda ponía el agua para preparar un té relajante, los cuatro Spellman y la chica Stanley se juntaron a tomar el té antes de subir a su habitación cada uno.

Las dos amigas subieron a la habitación seguidas de la tía Hilda, se arroparon mientras la mayor trataba de tranquilizar a las menores, si bien Ophelia estaba más relajada que Sabrina aún tenía miedo.

Rápidamente y sin preámbulos las dos chicas cayeron dormidas, sin sospechar lo que les esperaba en sus sueños.

Hey Ambrose! --> Ambrose SpellmanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora