xviii. wake up

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WAKE UP__________________________________

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WAKE UP
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Ophelia y Sabrina caminaban con sigilo cuidando la configuración aqueronte que habían encontrado bajo la cama. Las amigas iban hacia la habitación de Ambrose y la rubia fue directo a sacudirlo tratando de despertarlo, aunque sin ningún resultado, pero Ophelia por curiosidad paró el reloj a los pies de la cama del chico.

Eso hizo que Ambrose despertara repentinamente, y aunque estaba muy asustado la chica castaña trató de tranquilizarlo, para que así no gritara y no llamar de nuevo la atención de Batibat.

Ambrose se dispuso a buscar un hechizo hasta que dio con uno llamado exilium, los tres iban a salir de la habitación para intentar atrapar al demonio, pero Salem y Volkran habían aparecido en la habitación.

Ophelia de inmediato levantó a su hurón del suelo abrazándolo con sentimiento, ya que su gran compañero la consolaba, y después de tener esas pesadillas todos necesitaban consuelo.

—Tengo una idea. ¿Y si Salem y Volkran nos ayudarán a distraerla?. —habló Ophelia luego de que su hurón le diera esa brillante idea, ya que así podrían distraer a Batibat por el tiempo necesario.

...

Sabrina entró al salón donde se encontraba la diablesa, y por su petición dijo que ella se encargaría del hechizo, así que intento realizarlo y cuando no dio resultado y se vio acorralada, Salem y Volkran entraron en acción dándole oportunidad a la rubia para salir por una puerta secreta.

Esa puerta la conducía al cuarto de sus tías donde Ambrose y Ophelia estaban esperándola pacientemente, y la chica al ver que su amiga había regresado muy pronto pensó que obviamente no había funcionado su hechizo.

Sabrina se acercó a las camas de sus tías tocando los relojes frente a sus camas, solo que ella no había podido detenerlos como Ophelia, y aunque siguió tratando no lo consiguió.

Así que la castaña al ver la frustración de su amiga lo intentó ella misma, y fue cuando los relojes se detuvieron, evitando así que Sabrina se tuviera que inducir en un sueño para despertar a sus tías.

Ambrose al ver que Ophelia había podido tocar los relojes mantuvo una expresión un tanto confundida, se suponía que nadie podría controlar esas cosas, más que el demonio al que le pertenece, pero otra cosa se agregaba a la lista de extrañezas de la chica.

Toda la familia había acordado un plan, las arañas de Hilda tejerían redes atrapando a Batibat y una vez que estuviera cautiva la encerrarían de nuevo en un frasco cualquiera.

El plan había dado frutos y todos los Spellman habían conjurado el hechizo para atrapar a la diablesa, dentro de un tarro de mermelada.

...

Las amigas brujas habían salido a plena luz de noche, solo porque Sabrina quería interrogar a la señorita Wardwell, aunque Ophelia no la delataría sabiendo muy bien que su ex maestra era una bruja, y una poderosa.

—¿Puedo traerles algo? —pregunto con inocencia la señorita Wardwell luego de haber dejado entrar a las adolescentes.

—No quiero comida. Quiero respuestas. —exigió Sabrina, ganándose una mala mirada de parte de Ophelia por haber sido un tanto dura.

—Si, claro. Me preguntaste qué soy, y lo sabes. Bueno, creo que las dos lo saben hace mucho tiempo. —la mayor respondió dirigiéndose a las menores.

—Es una bruja, como nosotras.

—¿Todo este tiempo me ha mentido? —reprochó Sabrina más molesta que antes después de la revelación de Ophelia.

—Te protegía. Lo intentaba. Te observaba a lo lejos.

—¿Cómo que me observaba?

—Use un hechizo de adivinación. En tus espejos, así fue como supe que estaban a merced de Batibat.

—¿Ha estado espiándome, y a mi familia y amigos? ¿Por qué? No. Creo que es mejor que conteste estas preguntas frente al sumo sacerdote. —en cuanto Sabrina se levantó del sillón dispuesta a irse Ophelia se sintió obligada a confesar con su amiga.

—No, Sabrina, por favor. —las palabras de Ophelia hicieron que la rubia diera la vuelta para mirarla y saber lo que tenía que decir— La señorita Wardwell me ayudó, a mi también me había llegado un citatorio infernal, me consideraban tu cómplice, y ella hizo que me retiraran el citatorio.

—Es cierto, además, fue Edward quien me pidió que te cuidara. Yo era su discípula, primero una estudiante y luego su secretaria. —esa confesión de la señorita Wardwell confundió a las amigas por igual.

—Entonces, por eso me alentaba a transferirme de Baxter, todo el tiempo sabía de lo que hablaba.

—Si, precisamente. Yo iba a ser un círculo de protección omnipresente.

—Nos vamos de aquí. —con eso dicho Sabrina termino de levantarse y salir para esperar a Ophelia afuera de la casa.

—Gracias por ayudarnos. —Ophelia se sintió rara ya que jamás había sido tan cohibida como en ese momento— Y por ayudarme antes señorita Wardwell.

—No agradezcas, linda.

Hey Ambrose! --> Ambrose SpellmanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora