"a hoarse whisper 'kiss me'"
Después de que se publicaron las nuevas recompensas, Luffy decidió organizar una fiesta para celebrar: la recompensa de todos aumentó de manera impresionante, algo de lo que su capitán definitivamente estaba orgulloso. Además, ¿quién desperdiciaría la ocasión de comer buena comida y beber ríos de sake? Seguramente no es Luffy, ni Zoro ni el resto de la tripulación.
Después de horas de innumerables aplausos a la cosa más inútil y participar en tantos juegos de beber con Usopp, la mayoría de la tripulación estaba ahora borracho: Nami estaba durmiendo, con la cara completamente aplastada contra la mesa, la cabeza apoyada en su propio brazo, mientras Robin logró llegar a su dormitorio a tropezones, murmurando maldiciones cada vez que su movimiento no coincidía con sus intenciones.
Descansando la cabeza en el hombro de Zoro, te reíste de lo borracha que estaba tu tripulación. Era tu turno de vigilar el barco, así que nada de alcohol para ti esta vez - al menos, no lo suficiente para emborracharte.
— ¿Cómo sigues bebiendo? – Preguntas, inclinando ligeramente la cabeza para ver mejor a Zoro, que todavía estaba bebiendo su sake.
— No me dejará inconsciente. – Respondió, poniendo su chaqueta alrededor de ti. Sonreías ante el gesto afectuoso, acurrucándote más cerca de Zoro y disfrutando del calor de su cuerpo solo por un poco más. Descansando la espalda contra el banco en el que estaban sentados, abrió los brazos y dejó que tu cabeza descansara sobre su pecho musculoso, su brazo ahora envuelto alrededor te su figura.
Estabas acostumbrada a este tipo de cariño; era lo tuyo. Toques suaves, pequeños momentos dulces como este cuando nadie podía verlos. Siempre encontrabas una manera de permanecer solos; a veces te unías a él durante sus horas de guardia en el nido de la tripulación cuando todos los demás dormían - y a veces, él también se unía a ti.
Levantando la cabeza una vez más, te tomaste tu tiempo para mirar a Zoro. La visión celestial que tenías desde esa posición te permitió admirar cuán afilada era su mandíbula y la forma en que la manzana de Adán se movía cada vez que bebía un poco de sake. Tu mirada se dirigió lentamente hacia sus labios, la forma en que se envolvían con gracia alrededor del vaso del que estaba bebiendo - y te preguntaste qué tan suaves debían ser.
Cuando Zoro finalmente notó tu intensa mirada, sonrió y te miró. Aunque no quería admitirlo, el alcohol que había estado bebiendo toda la noche finalmente estaba haciendo su magia, tiñendo sus mejillas de rojo escarlata. Antes de que pudiera decir nada, un fuerte hipo lo agarro por sorpresa, haciendo que te rías una vez más.
— Vamos Zoro, es hora de que vayas a dormir un poco. – dices antes de levantarte y escapar de su cálido abrazo. Tomando sus grandes manos entre las tuyas, intentaste, sin éxito, levantarlo.
Sacudió la cabeza en respuesta, arrastrando un bajo "estoy bien" en respuesta y acercándote a él una vez más, haciendo que te sientes en su regazo.
— No puedo creer que no quieras irte a la cama. – Te ríes de nuevo, pasando una mano por su cabello desordenado.
Ahora estabas tan ridículamente cerca de él; tan cerca que podía sentir tu aliento haciéndole cosquillas en la piel de su rostro, tan cerca que juró que podía escuchar los latidos de tu corazón, y no pudo evitar mirarte, completamente hipnotizado por lo hermosa que eras, mientras la luz de la luna acariciaba con gracias tus rasgos faciales.
— Bésame. – balbuceó de nuevo, tomándote completamente por sorpresa. Te detuviste en seco por un segundo, dejando que tu mano bajara hasta sus mejillas, acariciando sus pómulos.
— ¿Uhm? – preguntaste suavemente. — Es el alcohol el que habla.. – Continuaste, mordiéndote el labio inferior. Cada fibra de tu corazón deseaba que fuera una petición genuina - Dios sabe cuántas veces has imaginado esto; pero sabías que no debías besar a alguien tan borracho. Ni siquiera lo recordaría por la mañana, probablemente.
— He dicho que me beses. – repitió en un tono ronco, bastante exigente, su voz sonaba áspera y más profunda de lo habitual por toda la bebida que había bebido esa noche.
Lo miraste sin comprender, los escalofríos recorrieron continuamente tu columna al ver la expresión seria de Zoro, una cálida sensación alcanzando rápidamente tus mejillas.
— Estás borracho, no lo harás... – dijiste, casi entrando en pánico tratando de descifrar las intenciones del chico guapo frente a ti.
— Lo haré. – Él respondió rápidamente. — Y no estoy borracho. Sólo bebí lo suficiente como para tener el coraje de pedírtelo. – él continuó. A pesar de la apariencia de una sonrisa en sus labios, se notaba que estaba avergonzado: se sentía vulnerable, expuesto y tu reacción casi le hizo pensar que lo estabas rechazando.
Al notar la sonrisa que se formaba en tu rostro, colocó suavemente su mano en la base de tu mandíbula, su pulgar acariciando tu barbilla antes de que finalmente decida besarte a través de tu sonrisa - sus labios se cerraron sobre los tuyos en lo que rápidamente se convirtió en un beso descuidado y hambriento.
