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Yim quedó congelado cuando vio a Tutor entrar por la puerta de la casa ¿Cómo iba a lograr que volvieran a estar bien? ¿Cómo lo arreglaría? Su mente estaba en blanco mientras sus ojos hacían contacto visual con él.

Solo había silencio entre los dos. Ninguno dio un paso hacia adelante o dijo algo por unos largos segundos que para Yim parecieron eternos. Tutor empezó a caminar y Yim bajó la mirada a algo que traía en sus manos, ¿Qué era? ¿Alguien le había dado un regalo? El mayor sentía su cuerpo tensarse cada vez que Tutor se acercaba más a él. 

—Quieres ¿Qui-eres ver una película conmigo? —soltó Yim temiendo a que pasara por su lado sin decir nada.

—Me encantaría —respondió Tutor con una sonrisa.

El corazón de Yim no estaba bien, no solo había aceptado, sino la forma en la que había dicho esas palabras había provocado que sintiera fuegos artificiales.

Nunca pensó que su plan funcionaria, para empezar ni siquiera había hecho uno bien elaborado, pero estaba más que feliz de que aceptará.

El más alto se acercó hasta estar a muy poca distancia de él, tomó sus manos abriéndoselas con suavidad para colocarle un pequeño postre de limón.

—Para ti —dijo Tutor.

Yim no dijo nada, pero sus mejillas se tornaron de un color carmesí al calentarse. ¿Qué ocurría con el hoy? ¿Por qué su cuerpo no dejaba de reaccionar así en presencia de su amigo?

Tutor estaba feliz de ver aquella sonrisa tierna otra vez, había tenido miedo de que siguiera enojado con él. Sin embargo, él podría esperar por Yim, siempre podría esperar por él y era un alivio de que volviera, no le gustaba cuando estaban peleados.

Tiempo después, Yim se encontraba viendo una película de misterio sentado al lado de Tutor.

Yim escuchaba el sonido de las voces de la pantalla, pero él estaba concentrado en otra cosa, en la suave frotación que estaba ejerciendo Tutor con su mano sobre la piel de su brazo. 

Sin poder evitarlo, su cara se encontraba aún más roja que antes.

Eran unos simples cariñitos inocentes, era un simple roce de parte de su amigo, no era más que eso para el quien sí estaba disfrutando de la película a gusto, pero para Yim y para su cuerpo necesitado de placer significaban demasiado.

«Quizá si me gustes un poco Tutor... un poco demasiado» pensó mientras de manera inconsciente mordía su labio inferior dando un suspiro profundo.

Eventualmente, sabía que esto pasaría, ya se venía dando cuenta desde hace un mes, solo que intentó negarlo una y otra y otra vez, intentó deshacerse de aquellos sentimientos inútiles. De mantener a toda costa la seguridad de su amistad, pero ya se estaba dando por vencido en su guerra con su yo interior, porque sabía que lo que tendría que pasar pasaría. Y llegaría el momento en el que sintiera tantas ganas de estar con el que su cuerpo reaccionaria y Tutor se daría cuenta y se sentiría tan incómodo y avergonzado que Yim no tendría de otra que hacer algo al respecto.

Pero aun así se negaba a que sus sentimientos fueran puestos en evidencia.

No quería perderlo.

No quería arruinar su amistad, no quería que por culpa de lo que él sentía, Tutor se terminara yendo de su vida. El solo pensarlo hacía que le doliera el corazón.

No podía dejar de pensar en él y se odió a sí mismo una y otra vez por no dejar de sentir amor y deseo por él. Pero era algo que no podía evitar.

TUTORYIM - Amistad bajo Tensión Donde viven las historias. Descúbrelo ahora