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Nunca fuimos nada, pero eras mi todo.

Odio.

Ese era el único sentimiento que le quedaba por Yim después de tanto tiempo. No le perdonaba que lo hubiera sacado de su vida así de fácil. Lo había herido profundamente. Se sintió misero, sintió que a Yim le importaba más una bolsa de basura hedionda que él.

¿Cómo era posible que nunca haya encontrado un momento para enviarle un mensaje y decirle que estaba bien?
...

Una notificación se escuchó en la sala. Revisó el celular y era él, era Yim. Sin darse cuenta, ya se había formado una diminuta sonrisa en sus labios; sí, lo odiaba, pero estaba feliz de saber de él. Se apresuró a cliquear y entonces vio su foto. Estaba más lindo y apuesto que nunca; sin embargo, había otra persona a su lado.

Desolación.

Su corazón estrujó fuerte dentro de su pecho.

—¿Oye que haces con mi celular? —dijo James molesto.

Tutor no supo qué responder.
Se quedó estático, un poco ido en sus pensamientos. Su rostro expresaba tristeza y frustración. Se había enterado de que ellos seguían en contacto... -y que además James no le había contado nada- por más de que él sabía cuán importante era para él.

—Sé que podrías sentirte traicionado, pero tienes que entender que no puedo elegir a ninguno de los dos. Ambos son mis amigos.

—Lo entiendo.

—Yim tomó su decisión bro, y si tienes curiosidad le ha ido muy bien y se encuentra muy feliz.

Era de suponerse. Era normal que él siguiera con su vida, sin embargo, el entender que ya no formaba parte de esta era el problema.

Desde ese momento él tomó una decisión. Desechar por el retrete todo sentimiento e ilusión que le quedaba en su corazón. Él supo que ya era momento de soltar y empezar a vivir la vida sin él. Era momento de aceptar y dejar de esperar.

Por supuesto siempre es más fácil decirlo que hacerlo.

—Oye tú, te ves muy guapo.

—Tú más, hermosa —respondió Tutor a la chica el coqueteo.

Con el pasar de los días ya pensaba menos en él. Habían pasado más de tres años desde su partida, fue en ese tiempo cuando conoció a Pon, una chica con una apariencia pura y dulce, además tenía una personalidad amable y calmada. Se dio la oportunidad de conocerla un poco.

Pon no era para nada posesiva y lo cuidaba bien, salir con ella era tranquilo, ambos eran personas muy calmadas por lo que ninguno de los dos hablaba demasiado en compañía. El que fuera una madre soltera nunca fue un impedimento. Tutor se comprometió ayudarla  y la apoyó en todo momento.

Un año y medio después.

Tutor se encontraba hablando por teléfono con Net después de estacionar su carro.

—Lo haré hoy.

—¿Pero bro, estás seguro de esto?

—Lo estoy —respondió Tutor decidido.

—Okey, suerte.

Abrió la gaveta de su auto y saco una pequeña caja. El corazón de Tutor palpitaba con locura y sus manos sudaban. Procedió a respirar profundo y a guardarla en su abrigo.

El hombre había hecho el suficiente dinero como para comprar una hermosa propiedad con balcón. Tenía un buen trabajo y ganaba muy bien,  pero aún y con todo ese dinero sentía que algo en su pecho aún no  se terminaba de llenar.

La relación con ella fue buena desde el principio; sin embargo, al poco tiempo las cosas se habían enfriado. Ambos lo notaron y lo hablaron. Fue entonces cuando Pon le propuso tener una relación abierta hasta que decidieran casarse y funcionó. Lo que al principio parecía gris y tormentoso se volvió tan colorido y tranquilo como un atardecer en un lago.

Sin embargo, el hombre había tomado la decisión de ir en serio con ella. Sentía que era hora, aunque ninguno de los dos fuera demasiado celoso Tutor sabía que tendría que sentar cabeza pronto. Le propondría matrimonio esa misma noche.

—Bebé ¿llevaste la niña al piano como te lo pedí?

Tutor asistió tal cual cachorro.

—Buen trabajo amor —dijo Pon apretándole sus cachetes.

—¿Eso quiere decir que tenemos toda la tarde libre para nosotros? —dijo él, pícaro.

—¡Hay bebé! —se deslizó en sus brazos y besó su mejilla. —En realidad, tengo que ir al centro comercial a comprar una sudadera para el gym, ¿me acompañas? —dijo ella.

Él asistió con una sonrisa.

Entrelazaron sus dedos y caminaron hacia el auto. El trayecto fue silencioso como siempre.

En la tienda había muchos estilos hermosos que harían a cualquier mujer sentirse indecisa. Uno de ellos tenía un diseño juvenil en tonos azules y blancos y otro era un poco menos agraciado, pero era más económico y cómodo a la vez. Después de tanto pensarlo, terminó eligiendo el más cómodo porque pensó que su cuerpo se lo agradecería.

Después de comprar la ropa, al pasar frente a un local de helados, fue difícil no sentirse tentada. Trató de insinuarle a Tutor que quería uno, es decir, las grandes imágenes provocativas en las pantallas, la hermosa decoración y la música hacían que lo añorara. Luego de terminar la fila, ambos saboreaban satisfechos la dulce crema. Muchas personas no podían evitar mirar a Pon y a Tutor, ambos eran demasiado visuales para solo pasar desapercibidos.

—¿Deberíamos ir al cine? Aún nos queda tiempo. —propuso ella emocionada.

—¿Deberíamos?

Caminaron con las manos entrelazadas en dirección a la sección de venta de comidas y aperitivos, pero algo lo hizo detenerse en medio del camino.

Su corazón se detuvo por un momento.

Su cuerpo se puso rígido y su rostro pasó de sonrisa a inexpresivo.

Estático, en medio del pasillo... allí se encontraba con una expresión indiferente... observando con agudeza a la persona en frente. Con una postura erguida, el pecho hacia afuera, una mano en su bolsillo y la otra en Pon. Como quien detalla un pequeño mosco en un tazón de sopa. Sin pudor, sus ojos se habían desviado tratando de recopilar cuánta información se pudiera. Cada centímetro... desde el cabello rubio, su cuello descubierto, los botones en forma de flores coloridas y el ser que estaba pegado a su mano.
Todo esto notado en cuestión de segundos.

Yim se encontraba ahí... frente suyo. Sostenía la mano de un infante, uno que parecía una fotocopia de él.

¿Qué debería decir? ... ¿Debió hacer como que no lo veía y simplemente ignorar su presencia? No. Mejor ser cordial, después de todo a quien le importaba, si todo sentimiento que había sentido, ya fuera odio u amor, estaba sepultado metros bajo tierra... ahora lo único que le quedaba era una leve curiosidad.

Yim iba a decir algo, pero alguien interrumpió.

—¿Esperaste mucho? —Esa era la voz de un hombre detrás de Yim.

Así que no estaba solo, Thomas seguía con él a pesar de los años.

La fuerte mirada de Tutor empeoró, el mayor podía sentir el peso de su frialdad sobre él.

Severa y dominante.

Casi como un látigo agresivo, haciéndolo sentir  sumiso e intimidado. Por otro lado, la garganta de Tutor se sentía seca, sedienta, pero no sabía exactamente de qué... solo sabía que su cuerpo le pedía retirar su abrigo.

—Hola.

☂☂☂

Estoy subiendo esto en el almuerzo ❤️ así que si hay errores me disculpan.

Estuve leyendo todos  y cada uno de sus comentarios ❤️ gracias por tan bonitas palabras,  siempre me alegran el corazón.

TUTORYIM - Amistad bajo Tensión Donde viven las historias. Descúbrelo ahora