chapter thirteen

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Cloe's pov.

- Mataste a un cliente, ¿Sabes lo que significa para la reputación del club?- Antony caminaba por toda la habitación con las mangas de la camisa dobladas hacia arriba.

- Antony, juro que no fuí yo-- fuí interrumpida por un puñetazo en el pómulo.

- ¿¡Se dónde diablos sacaste un arma!?- tomó mi rostro sangrante con una mano, obligándome a verlo a los ojos. - Escucha maldita, si llega a volver pasar, te golpeare tanto que vas a preferir morir.- soltó mi adolorido rostro y se largó, dejándome en la habitación sola.

Era claro que yo no había sido la culpable de ese asesinato pero, ¿Quién más lo sería? No había posibilidad de que fuera Tom, el me vendió como un perro ya que como el dijo, no le importaba.

Las lágrimas no dudaron en salir al recordar las palabras de Tom, ¿Desde cuándo me importaba lo que decía?, s la mierda con el, escaparía por mi cuenta, Limpié las saladas lagrimas de mi rostro.

Sentí las bisagras de la puerta rechinar dándome la vuelta para encontrarme con Michelle.

- Lamento mucho eso.- señaló mi rostro lleno de golpes y sangre fresca.

- Está bien.- respondí desanimada.

- Dime la verdad, ¿Has asesinado a ese hombre? Puedes contar conmigo.- ella me observaba con suma delicadeza y pena en su rostro, como si quisiera entender mi situación.

- No fuí yo, estaba a punto de tener sexo con ese hombre y la ventana explotó y el cayó muerto al suelo.- expliqué la situación a sollozos.

- ¿Un disparo? ¿Quien pudo haber sido?- me recosté en su hombro y ella acunó mi rostro cuál madre abraza a su hijo después de una pesadilla.

- No lo sé, solo quiero salir de aquí.-

Llevaba días sin acostarme con ningún hombre, solo bailaba en el tubo y dejaba que los clientes me lazaran dinero y agradecí por aquello

- ¿Lista?- Michelle tomó mi mano y me arrastró club adentro.

Como de costumbre me subí al escenario para empezar a bailar en el pool. Mientras bailaba observé desde el pequeño escenario un hombre encapuchado que llamó mi atención, ya que no lanzaba dinero, no era como el resto de los hombres, este llevaba una bandana negra que le recubría de los ojos para abajo y una capucha del mismo color cubriéndole la cabeza.

Se levantó del asiento y fue a la recepción, Leslie, la recepcionista, caminó hacia mí.

- Cloe, tienes un cliente en la habitación seis.- suspiré, el miedo me comía viva, ¿Quién sería mi cliente? Espero que no sea igual de idiota que el de anoche.

Bajé del escenario y el cliente encapuchado me esperaba en recepción para ir a la habitación.

- Sígueme.- ordené tomándolo de las muñecas y arrastrando hacia las habitaciones, el me siguió sin decir una palabra.

- Ya estamos aquí, que quieres que haga.- hablé asqueada.

- Quiero que te acuestes.- el hombre se quitó la capucha lentamente, dejando ver su morena piel y cabello corto y rizado.

- O-Okey.- fuí hasta la cama y me recosté en ella

- Abre las piernas.- habló acercándose hacia mí.

Obedecí y las abrí, dejando ver mi intimidad todavía recubierta en mis bragas frente a el, agradecí que no fuera un violador desesperado aunque el miedo seguía firme en mí

- Solo quiero tocarte.- ningún hombre de los que ví hasta ahora pediría eso, todos prefieren ser dominadores brutos, para nada suaves, por lo que me fué extraño que un hombre quiera darle el verdadero placer a una mujer.

bajó mis bragas y las tiró por algún lado de la habitación, dejando mi intimidad desnuda. El se arrodilló en el borde de la cama y recorrió mi cadera, cintura y pechos son sus suaves manos.

- Quítate el vestido.- ordenó y obedecí quitándome el vestido de cuero brilloso color rojo vivo.

Me observó a los ojos y comenzó a estimular mi intimidad con su lengua, de arriba a abajo, se sentía tan bien, el placer recorrió mis vértebras hasta mi cuello, el cuál dejé caer hacia atrás. Me ahorré los gemidos mordiendo mi labio inferior.

- Tom...- murmuré, él me vendió no debería darle importancia, pero así fue, y no me avergonzaba, ya que en este escenario solo lo veía a el y no sabía porqué.

Mordí mi labio inferior cuando este se puso en pie, colocando su chaqueta elegante.

- Toma.- lanzó unos billetes a la cama. - son trescientos dólares de propina.- una vez dicho eso se fué sin más.

En mi mente solo estaba Tom, tan solo cerré los ojos y me lo imaginé besando mi intimidad y yo a la suya. ¿por qué? El mató a mi madre junto a un sin fin de personas, tal vez me estaba enamorando de un criminal.

Tom's pov.

- P-Por favor, ya te dije todo lo que sé.- el hombre frente a mi rogaba por su vida, aunque sinceramente me importaba una mierda.

- Te lo preguntaré una vez más, ¿Por qué ruta pasa el dinero de Antony?- mi paciencia comenzaba a agotarse y el hombre sangrante no respondía mis dudas.

- N-No lo sé.- y corté otro de sus dedos con la afilada navaja, el hombre lanzó un grito desesperado de dolor.

- ¿Estás seguro?- amargué en cortarle el dedo pulgar.

- ¡No, para! El dinero p-pasa una vez al mes por la ruta tres, siempre a las cuatro de la mañana..- sonreí al escuchar la acertada respuesta.

- ¿El dinero ya llegó a la cuidad?- cuestioné.

- No, en cinco días Antony cargará la furgoneta y traerá el dinero a la ciudad.- habló en tono cansado.

- Muy bien.- apunté su cabeza con mí pistola y disparé sin pensarlo, podría generar problemas tenerlo vivo.

salí de el sótano junto a Gustav y Bill escoltando mi espalda.

- Diles a los demás que mañana por la madrugada cortaremos la ruta tres para tomar el dinero de Tony.- había pasado una semana de el secuestro de Cloe, y eso me ponía aún más histérico, ansiaba por oler el perfume de su piel otra vez.

necesitaba de ella al igual que ella me necesitaba a mí.

- ¿Cuándo atacaremos la furgoneta?- preguntó Gustav intrigado, ya que el no sabía de lo ocurrido.

Faltaba tan solo un día para atacar aquel auto lleno de dinero y obtener a Cloe.

- Mañana por la madrugada.- respondí frío y distante.

- ¿Por la madrugada? Y yo creía que iba a dormir.- objetó el rubio.

No importaba la hora, dónde o cuándo tendría que ir a buscar, iría a lo más profundo del espacio por ella, y aún no entendía por qué, se suponía era una de las tantas chicas el club, pero no lo era, ¿Me estaba obsesionando?

𝙋𝙤𝙠𝙚𝙧 𝙁𝙖𝙘𝙚 ; 𝗧𝗼𝗺 𝗞𝗮𝘂𝗹𝗶𝘁𝘇 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora