chapter nineteen

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Cloe's pov.

Desperté y tenía a un hombre de no más de treinta años a los pies de la cama, era rubio de ojos azules y poseía una sonrisa sádica. Me asusté en primer momento al ver al hombre que custodiaba mi puerta fallecido en el suelo con una herida de bala en su cabeza.

- ¿Q-quien eres tú?- cuestioné retrocediendo en la cama.

- Me presento, muñeca, soy Luke anystone, ¿Tom no te ha hablado de mi?-

- No...-

- La verdad no me importa, vienes conmigo, levántate.- a decir verdad Luke era más amable que Tom en este sentido.

Me levanté de la cama temblorosamente y él me tomó de la muñeca arrastrándome con él hacia la cocina en dónde me obligó a sentarme en el sofá.

- vendras conmigo y te aclaro que es poco ético enamorarte de tu secuestrador.- sonreí irónicamente, me tomó de la muñeca y me llevó fuera del departamento, metiéndome en una furgoneta con rumbo desconocido.

Me imaginaba a Tom viniendo a rescatarme como un príncipe azul, como cuando la princesa está en problemas y caballero viene a salvarla, como una típica película de amor, aunque nosotros escribimos nuestra propia película.

Tom's pov.

Wisconsin.

- El aire que es una mierda.- Georg no paraba de quejarse al llegar a nuestra próxima nueva ciudad.

- Deja de quejarte Georg, sera nuestra en unos meses.- hablé bajando del avión cuidadosamente.

- Si, comenzaré por cerrar las alcantarillas.- todos reímos menos Bill, el se veía preocupado y siempre que el se veía así pasaba algo, como su tuviera algún tipo de presentimiento.

- Bill, ¿Que te pasa?- pregunté una vez en tierra.

- Dejaste a Cloe sola, eso me pasa.- no entendía por qué se preocupaba tanto por ella, ni siquiera le caía bien.

- Tengo a un un escuadrón entero custodiandola, debes tranquilizarte.- por un lado tenía razón, estaba sola y eso me preocupaba aunque tenga gente cuidando de ella.

Llamaba a mi hombre Jonathan, que custodiaba su puerta, cada cuatro horas para que vea cómo estaba y siempre las respuestas eran correctas, pero hoy no correspondió, lo llame reiteradas veces y no había respuesta, eso hizo que comienze a alarmarme desde que estábamos en el avión, pero tal vez estaba en el cambio de turno.

- ¿Dónde dormiremos? Estoy muerto.- Gustav se dirigió directo al sofá en la sala de espera de el aeropuerto.

- Reservé dos habitaciones en el hotel presidencial, unos autos nos llevarán.- esperamos fuera del estacionamiento y cuatro autos blancos de gama Audi estacionaron frente a nosotros.

- Los prefiero negros, pero están bien.-  espeté antes de subirme al primero de aquellos.

Mi teléfono empezó a sonar camino al hotel con ese típico sonido de teléfono que hace un escándalo y lo contesté maldiciendo

- ¿¡Hola!?-

- ¿¡Tom!?- reconocería esa voz por dónde fuera.

- ¿Cloe? ¿Por qué me llamas? Tienes prohibido hablar conmigo.- hablé con un tono de molestia en mi voz.

- No fue ella si no yo, Tom.- otra voz que por desgracia también reconocía.
Luke.

- ¿¡Que haces con ella!?-

- Sh sh sh, no grites, si la quieres debes darme lo que ya sabes, nos vemos Tom.- cortó la llamada sin esperar respuesta y yo me quedé helado con el sonido de mi teléfono en la oreja.

Luke y yo eramos muy pequeños cuando fuimos mejores amigos.
Recuerdo esa noche con exactitud, en la que robamos el banco central de Alemania, robamos todos los secretos de gobierno y un precioso diamante que brillaba como ninguno, pero cuando íbamos de regreso a el lo atrapó la policía y yo seguí mi camino sin él. La piedra está guardada en Wisconsin en la caja fuerte del hotel presidencial. Ahí iban a parar todos los proxenetas, asesinos, violadores entre otros, ya que ahí dentro estaba prohibido derramar sangre. El querrá la piedra y yo no se la daré, es mi promesa a mi orgullo.

Pero por Cloe haría cualquier cosa, solo para que ella esté salvo, y para eso debíamos volver a New York y salvarla.

Llegamos al hotel presidencial, Georg y Gustav fueron a su habitación y yo y Bill a la nuestra, no les diría nada por ahora, necesitaba tranquilidad para poder pensar.

- ¿En qué piensas tanto? Ya estamos seguros, la piedra está con nosotros y todo está bien.- Bill hablaba en voz alta para relajarme, aunque en realidad hablaba para autoconvencerse de que nada pasaría, pero el sabía que algo no andaba bien y razón no le faltaba.

- Bill, Luke secuestró a Cloe y quiere la piedra para liberarla.- hablé sin mirarlo, el corazón se me aceleraba con tan solo pensar que estaba siendo torturada por él.

- ¿¡Que!? ¡Yo sabía que algo no andaba bien! ¿¡Que haremos ahora!?- no tenía ni idea pero lo primero sería viajar a New York y hacerlo lo más rápido posible.

- Viajaremos a New York y le daremos la piedra.- Bill me observaba desentendido, pero ya estaba decidido.

- Sabes que es un peligro, ¿no? Luke te va a matar, quiere venganza.- y lo sabía, pero no importaba nada más que mi chica.

- Necesito salvarla, imagina lo que le podrían estar haciendo.- grité a pocos centímetros de su rostro.

- Pero Tom...-

- Pero nada, tu mismo dijiste que la dejé sola, pues ahora iremos a por ella mañana por la mañana.- hablé decidido, cuánto más tiempo este lejos de mi, mas en peligro se ponía y no aguantaría eso.

Tomé mi teléfono del bolsillo y marqué el mismo número que me había llamado momentos antes.

- Tom, Decidiste hacerme caso, bien por tí.-

- Te daré la maldita piedra pero la quiero sin ningún rasguño, ¿Escuchaste, hijo de puta?-

- Nos vemos en el Speach a medio día.-

Cortó sin esperar una respuesta de mi parte. Dejándome con el corazón vacío de dolor.

𝙋𝙤𝙠𝙚𝙧 𝙁𝙖𝙘𝙚 ; 𝗧𝗼𝗺 𝗞𝗮𝘂𝗹𝗶𝘁𝘇 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora