𝐂𝐡𝐚𝐩𝐭𝐞𝐫 𝐬𝐞𝐯𝐞𝐧

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Tom's pov.

El encuentro con mi cliente sería en el hotel Hilton, uno de los mas lujosos y prestigiosos de New York, el cuál era a mas de veinte minutos de mi ubicación.

- ¿A dónde estamos yendo?- el cansancio en su fina voz era notable, se había dormido un total de dos veces en el transcurso del viaje.

- Ya verás.- respondí

- Dime, no me gustan las sorpresas.- el temperamento de esta mujer era irritante y las ganas de golpear su rostro para que cierre la boca me invadieron, pero no debía romper el pacto.

- Cállate,, no quieres que rompa el pacto, ¿O sí?- observé otra vez sus ojos color miel, que podrían endulzar a cualquiera mientras no lo esté mirando como lo hace conmigo, disparándome a la cabeza con tan solo una ojeada.

Era realmente molesta con sus demandas, de las cuales yo no le debía ninguna explicación, debía obedecer como todo el mundo.

- Te lo repetiré una vez más, ¿a dónde estamos yendo?- se reincorporó observando mi perfil. Sonreí al ver por el rabillo de mis ojos, su porte amenazante.

- No me intimidas, siéntate y cállate.- esta obedeció bufando.

- Tengo sueño, este vestido me está aplastando los pechos y quiero ir a casa.- quejas y mas quejas, ¡pobre sea el hombre que esté con esta mujer!

Por lo lejos observé el gran edificio, lleno de luces como de costumbre. Tanteé mi pistola y aceleré aún más.

El hombre no estaría dispuesto a darme sus ganancias, lo sabía, por lo que usar un poco de fuerza bruta o amenazas sería necesario. Aunque, frente a Cloe no lo haría.

Estacioné frente al hotel y bajé acomodando mi traje, odiaba los trajes, son incómodos y muy rígidos, casi no puedes moverte, extrañaba mis camisas anchas y pantalones holgados, pero de igual manera en las ocasiones importantes, siempre usaba traje.

La noche en la que secuestré a cloe usaba uno de los mejores que tenía ya que era una ocasión más que importante.

Cloe's pov.

Observe el hotel gigantesco que tenía frente a mis ojos, iluminado como el resto de las calles de la ciudad, con la escalera alfombrada de rojo y puertas corredizas y doradas en su entrada. Tom bajó la velocidad, saliendo del auto, acomodándose el traje y la corbata, dirigiendo sus pasos hacia la puerta de ese magnífico edificio. Dejando que los demas hombres se estacionen y lo sigan haciendo exactamente lo mismo.

Me hospedé una vez en el hotel Hilton ya que la marca que me convocó quería hacer unas sesiones en el. Contaba con la mejor vista de la cuidad y una habitación privada en la recepción, supuse que sería una sala de espera presidencial.

- ¿Vamos a entrar aquí?, ¿no se supone que deberíamos ir a algún club?- corrí detrás de él, levantando mi vestido para no tropezar.

- En mi trabajo no solo visito strip clubs, Cloe.- su humor no era el mejor de todos. Ya había tanteado la pistola que descansaba en su cintura varias veces, lo que eso no era buena señal.
Callé y lo seguí puertas adentro.

Observé el hotel de punta a punta, silencioso, elegante y lujoso, algo que pocas veces en mi vida ví con tanta claridad, por no decir una vez. Tom hablaba con la recepcionista y le mostraba una tarjeta blanca mientas yo vagaba por la sala de espera, un palacio como ese era digno de ser caro, ni yo podría pagar una semana ahí dentro, aún así siendo el rostro de Vogue.

- Tú, niña, ven aquí.- el hombre de pelos rubios habló, llamando mi atención al instante. Me acerqué lo más posible a el, para escuchar lo que quería decir.

𝙋𝙤𝙠𝙚𝙧 𝙁𝙖𝙘𝙚 ; 𝗧𝗼𝗺 𝗞𝗮𝘂𝗹𝗶𝘁𝘇 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora