chapter two²

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Tom Kaulitz

six months before

- Una nave diretta a Roma costerebbe circa dieci milioni di euro.- reí y fume de mi cigarro

(Un barco directo hacía Roma saldría un tanto de diez millones de euros.)

- Sei sempre così cattivo con i tuoi clienti, Angelo?- reí y solté el humo

(¿Siempre eres así de desagradable con tus clientes, Angelo?)

- mi pagherai o no?- formuló desde su posición con un martini en la mano izquierda.

(¿Me pagarás o no?)

- dieci milioni? le vostre barche non costano nemmeno duecentomila euro.- había hablado con más italianos y ninguno intentó estafarme hasta que en Italia contacté con Angelo, un multimillonario que vende barcos ilegales por todo el mundo que tuvo la maravillosa idea de estafarme.

(¿diez millones? tus barcos no cuestan ni doscientos mil euros)

- Prendere o lasciare.- su enfado era evidente pero no pararía hasta sacarle la última gota de paciencia.

(Lo tomas o lo dejas)

- Prima voglio una nave per la Germania, tenendo conto del valore delle vostre navi, sarebbero circa cinque milioni.- dije de forma despectiva.

(Primero quiero un barco hacia Alemania, que teniendo en cuenta lo que valen tus barcos, serían cinco millones.)

- Non osare insultare le mie preziose navi!- me apuntó con su pistola pero me mantuve sereno. Aprendí a tranquilizar mis nervios en todos estos años

(¡No te atrevas a insultar a mis preciados barcos!)

- Voglio un'altra nave dalla Germania a Roma, sarebbero altri cinque milioni.- dije tomando de mi whisky, ese barco lo usaría con ella la traería de vuelta a mí. Ya que Luke amenazó con volver a secuestrarla.

(Quiero otro barco de Alemania hacia Roma, serian otros cinco millones)

- Mai!-

(¡Jamás!)

su pulso era débil, no iba a disparar por lo que tomé desprevenido su brazo y lo voltee al suelo, me acerqué a su oreja y con el perfecto acento italiano pronuncie el fin del contrato.

- dieci milioni per ogni nave, se non accetti violenterò la tua cara Maria finché non potrà più respirare.-

(Diez millones por cada barco, si no aceptas violaré a tu querida Maria hasta que no pueda respirar.)

- ¡Bene bene va bene!, accetto il contratto.- dijo adolorido. Me acomodé el traje color beige y el cabello y salí de aquel cuarto de hotel.

(¡Está bien, está bien!, acepto el contrato)

Me monté en mi moto y me fuí directo hacía donde nos estabamos hospedando con mis hombres, al hotel Veneziano's frente al lago.

Pensé toda la noche en como reencontrarnos y continuar nuestra historia juntos pero sentía que cuánto más tiempo pasaba más imposible se hacía. Me preguntaba, ¿Tendrá una vida normal? ¿Hijos quizás? ¿Un esposo que la ame como yo no pude demostrar? Esos pensamientos me atormentaban por las noches al punto de no dejarme dormir.

Me senté en la cama y tome la pequeña bolsa de cocaína que tenía en la mesa de noche, la alineé y la esnifé con un billete de cien dólares. Había entrado en las drogas.

- ¿Puedo pasar?- Bill me aliviaba las noches, era mi acompañante, mi bastón, y mi soporte.

- Sabes que sí.- el entró y tiró la cocaína al suelo.

- ¿Otra vez tomando esa mierda?- aguante mis lágrimas y me apoye en su hombro con las pupilas como las de un oso.

- Ella era lo que más amaba en esta vida Bill, entiende que las sombras de la culpa atormentan mi cabeza constantemente, necesito la coca.- hablé sollozando en su hombro pero poco a poco perdía la conciencia.

Bill Kaulitz.

Mi hermano cayó al suelo desplomado y con espuma en su boca, sabía lo que estaba pasando, una sobredosis.

- ¡Tom! ¡Tom mierda! ¡Georg! ¡Gustav!.- el seguía sin responder y yo entraba en desesperación.

- ¿Que mierda está pasando aquí?- Georg entró a la habitación y se paralizó con las manos en la cabeza.

- ¡Ayúdame carajo! Hay que llevarlo al hospital ¡rápido!- Gustav lo tomó por las piernas y Georg por los brazos y así lo llevaron hasta el auto. Me monté en el y manejé lo más rápido que daban los pedales hasta el hospital.

- ¡Enfermeras! ¡Hay algún puto médico aquí!- tal cual lo grité vinieron tres paramédicos y se lo llevaron en una camilla haciéndome preguntas.

- ¿hai bevuto alcol?- ¿Que clase de pregunta era esa? Obvio que si

(¿Ha tomado alcohol?)

- ¿Eso importa? ¡Tiene una sobredosis de cocaína!- el paramédico dejó de preguntar ya que no entendió ni una mierda de lo que decía y se lo llevó a un área en la cual no podía entrar. El Bill de antes hubiera pateado esa puerta y hubiera entrado, pero debía mantener la calma si no quería que nos descubran.

Esperamos horas en la recepción con Gustav y Georg.

- ¿Por qué se droga? Digo, esa chica no fue tan importante como para intentar matarse.- mi enojo era evidente por lo dicho, si Cloe era tan importante para mí hermano como el decía, para mí también lo era ya que el y yo somos la mitad del otro.

- La famiglia del signor Kaulitz?- una enfermera salió de la sala preguntando por nosotros.

(¿Familia del señor Kaulitz?)

- si qui.- respondí rápidamente y me dirigí hacia ella.

(Si, aquí.)

- Il signor Kaulitz si riposa molto, è serio ma se vuole può andarlo a trovare.- no dude ni un minuto y entré a la habitación donde descansaba mi hermano.

(el señor Kaulitz esta muy reposando, está grave pero si quieren pueden visitarlo.)

- Tom... ¿Por qué carajos tomas esas mierdas?- estaba débil, pálido y en su mirada se veía perdido. el estaba tomando drogas, emborrandose y manejando como un loco, desde que el mando a Cloe al extranjero. Sinceramente creo que nunca tuvo el valor para dejar ir a el amor de su vida.

- Yo... Temo por ella... Todo el tiempo desde aquel día.- El estaba tomando drogas y emborrándose casi todas las noches desde que envió a Cloe al extranjero. Nunca tuvo el valor para dejar ir a el amor de su vida.

- Seguro ya está bien, con una familia e hijos quizás, déjala ir...- plantee pero su mirada cambió de tristeza a ira en un instante. Me aleje unos centímetros.

- La Iremos a buscar, apenas salga de aquí contactame con Angelo, quiero un barco de ida a Hamburgo y otro de vuelta a Roma, no resisto a vivir sin ella, y no me importa si tiene una familia, yo me la llevaré.- habló imponente, era mi jefe de todos modos teníamos que obedecer pero jamás había tomado una decisión, por lo que lo interrumpí.

- Tom piénsalo...- me observó fijamente y respondió lo más doloroso que podría haber escuchado.

- Mi vida fue diseñada para atajar balas y devolverlas sin fallar, no necesito pensar nada.-

𝙋𝙤𝙠𝙚𝙧 𝙁𝙖𝙘𝙚 ; 𝗧𝗼𝗺 𝗞𝗮𝘂𝗹𝗶𝘁𝘇 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora