𝐂𝐡𝐚𝐩𝐭𝐞𝐫 𝐞𝐥𝐞𝐯𝐞𝐧

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Tom's pov.

Sentía como un líquido espeso me recorría hasta la médula al ver cómo se la llevaban, aunque tenía un plan de rescate.

Quedamos mis hombres y yo solos en aquella habitación privada.

- ¿Que haremos ahora?- Gustav me sacó de mis pensamientos con una duda que ni yo sabría responder.

- La recuperé.- hablé directo.

- ¿Cómo? ¿tienes un plan?- espetó Georg irónico.

- Bill, ven aquí.- ignoré su pregunta, llamando a mi hermano, haciendo que se acerque a mí.

- Siéntate.- ordené y este que obedeció al instante.

- Antony va a cobrar a sus clubs en  una una vez el mes ¿No?- necesitaba organizar un plan urgentemente, por lo que estaba planeando en una manera rápida de recuperar a mí chica.

- Sí es cierto, ¿pero que tiene que ver con lo sucedido?- Bill fruncía el ceño y se acomodaba en el sofá individual.

- Solo escucha, Tony tiene clubs en Los Ángeles, y va cobrar el dinero de sus chicas una vez al mes, una vez obtenido carga una furgoneta con ese mismo dinero y lo trae a New York para legalizarlo de manera pirata. ¿Estoy en lo correcto?- Bill asintió no completamente convencido. - Mi plan consiste en robar ese dinero una vez que llegué a la ciudad e intercambiarlo por Cloe.- Bill frunció el ceño.

- ¿Que carajo te pasa con esa chica? ¿Robar el dinero de Tony por ella? ¿En serio?- agregó Gustav, con las manos en el rostro, caminando inquieto por la habitación.

- No te pedí opiniones al respecto, ¿Me ayudarán o no?- Bill rodeó los ojos, frotándose la sien.

- Sabes que nunca te dejaremos solo.- me tendió la mano y las estrechamos en signo de lealtad.

Cloe no debería importarme, pero por alguna razón lo hacía y ahora tendría que ir a rescatarla. ¿Por qué me sentía así con ella?

Salimos que aquella habitación directo a nuestros autos, apenas llegaríamos nos pondríamos en marcha con el plan.

Mientras tanto corría por la carretera a ciento ochenta, pasándome las señales de alto junto a los límites de velocidad. Estaba complemente cegado, y no entendía por qué, o por quién.

Una vez en mi estacionamiento salí del coche y le pedí a mi guardaespaldas que lo termine de estacionar, fui escaleras arriba a mi oficina, junto a los chicos que venían detrás de mí.

- ¿Tienes un plan?- Georg no confiaba en el plan.

- ¿No confías en mí?- pregunté molesto, ¿como no iba a confiar en su jefe?

- No es eso, solo me parece extraño que esa chica te importe tanto.- alzó los hombros como signo de despreocupación.

A decir verdad yo tampoco lo sabía, pero haría lo que fuera por tenerla aquí.

Cloe's pov.

- Suéltame, ¡cerdo!- grité con todas mis fuerzas en aquella oficina, atada de pies y manos junto a una silla frente a Tony..

- Oh cariño, no estás entendiendo.- habló riendo, acomodándose las mangas de su traje. No entendía a qué se refería.

- ¿A qué te refieres?- pregunté molesta.

- Tom te vendió a mí, y ahora trabajarás para mí en mis clubs.- empalidesí, no era posible, tan solo pensar en que tendría que bailar con poca ropa frente a un extraño me daba arcadas. Las lágrimas salían por si solas, aunque la esperanza de que mí chico venga a rescatarme seguía en pie.

- Tom te va s encontrar y cuando lo haga le dará de comer tus partes a los cerdos.- hablé lo más intimidante posible pero Antony solo se carcajeaba mi rostro.

- Deberías descansar, mañana empiezas a trabajar.- las lágrimas amenazaron con salir otra vez pero las retuve, no quería verme débil frente a él.

Se puso en pie delante de su escritorio, dirigiéndose a mí para quitarme las ataduras.

- Michelle te dirá cuál es tu cuarto, y procura dormirte.- me quedé sentada en la silla con las muñecas adoloridas y los pies hinchado hasta que una chica de estatura promedio, con cabello color vino y ojos gris azulado.

- Lo siento no sabía que estabas ocupado.- se la notaba avergonzada y desesperada pero no le tome importancia.

- Ella es Michelle, te enseñará cuál es tu habitación, ¿Verdad Michelle?- señaló a la peliroja.

- Sí señor, ¡Encantada de conocerte! Soy Michelle, pero me puedes decir Chell.- me tendió la mano, aunque no le regresé la estrechada.

- Entiendo que estés un poco desconcertada, pero si sigues llorando  no llegarás a nada.- caminó hacia mí, arrodillándose para quedar a mi altura. - Michelle, llévala a la habitación para que duerma ya casi son las tres de la mañana, debe está cansada.- me dedico una sonrisa falsa la cual mire con asco.

- Sígueme, te mostraré la habitación.- esta vez me tendió la mano y yo se la acepté, levantándome del asiento para caminar junto a ella hacia la puerta.

Caminando junto a ella visualicé una pequeña marca en su pecho, y como no tenía nada que perder cuestioné.

- ¿Cómo te has hecho eso?- señalé la cicatriz.

- Los clientes pueden ser un tanto agresivos.- contestó ella con uns sonrisa en su rostro, como si no le importará en absoluto.

Ella se estacionó frente a una puerta de la cual tiró de la manija entrando en la habitación. La habitación era bastante grande, pintada con colores típicos de un burdel.

- Tienes suerte de que no te haya mandado a trabajar todavía.- acomodó unas prendas diminuta sobre la individual cama.

- ¿De quién es esa ropa?- espeté.

- Tuya cariño, de ahora en más es la ropa que utilizarás.- habló tan sonriente como siempre desde que la había conocido.

- Son prendas diminutas.-

- A los clientes les encanta.- me dió completo asco. - Oh y procura dormir, la noche de mañana será larga para tí.- las lágrimas amenazaron con seguir saliendo a litros y litros.

Me recosté sobre la cama, sobre pensando si Tom de verdad me vendió o si vendría a buscarme, hasta quedar dormida por completo.

13:36 PM

Desperté completamente despeinada y deseando que lo debido de anoche sea un sueño, pero no fué así.

Salí de la habitación cuando me encontré frente a Michelle, con uns sonrisa y dirigiendose a mí.

- ¡Buenas tardes! ¿cómo has dormido?- su alegría era irritante pero contagiosa, aunque ahora sea inmune a cualquier sentimiento menos al odio. - Ven, sígueme.- tiró de mi antebrazo para llevarme a la cocina repleta de chicas con ropa que no dejaba nada la imaginación, algunas miraban de mala gana y otras sorprendidas, me sentí muy ojeada.

- ¿Qué quieres de desayunar?- La verdad era que no me entraba nada en el estómago, sentía que si quería algo lo vomitaría al instante por lo que pasé de desayunar y me senté junto a una chica rubia de ojos celestes, la cual comía un jarrón lleno de leche y cereales.

- Hola, soy Cloe.- intenté socializar pero esta chica solo mira para el frente, sin dirigirme ni una sola palabra.

La puerta se abrió dejando ver a Antony de traje como siempre.

- Buen día chicas.- ellas dejaron de hacer lo que estaban haciendo solo para observarlo con temor en sus pupilas. - hoy será una noche inolvidable, ya que tienen una compañera nueva, preséntate Cloe.- todas aquellas mujeres me observaron de arriba a abajo, incluso la rubia que no me había dado ni siquiera una mirada.

- H-Hola, soy Cloe.- me presenté.

- Ella trabajará en el club con ustedes esta noche.- las chicas se miraron entre sí volvieron a comer lo que estaban ingiriendo, así sea café cereales, entre otras cosas.

Pero yo tan solo quería salir de esta pesadilla.



𝙋𝙤𝙠𝙚𝙧 𝙁𝙖𝙘𝙚 ; 𝗧𝗼𝗺 𝗞𝗮𝘂𝗹𝗶𝘁𝘇 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora