𝐂𝐡𝐚𝐩𝐭𝐞𝐫 𝐟𝐨𝐮𝐫.

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Tom's pov.

- ¿Puedo preguntar qué mierda pasó en el baño?- la voz de Gustav penetró mis oídos, quitándome de mis pensamientos.

- Me estás taladrando la cabeza, Gustav.- mi voz gruesa llena de odio era evidente. En la cama posaba su cuerpo tapado con una fina sábana que cubría su desnudes, llena de marcas moradas alrededor de su cuello, marcas que provoqué yo.

- Eres conciente que mañana trabaja en el club ¿no?- Gustav parecía más preocupado por las ganancias que por si en verdad iba a despertar, irritando mi paciencia por su desesperación ante el dinero.

- No irá al club.- dejó de caminar por la habitación para mirarme incrédulo por mi inesperado comentario. No quería que otro hombre que no sea yo la tocara o golpeara, por lo que si estaba en el club indicaba que eso pasaría frecuentemente.

- Entonces, ¿qué haremos con ella?- no tenía ni idea, un sentimiento en mí pecho no me dejaba pensar, verla en la cama pálida y con el cuello marcado me hundía mas en el odio sin saber a quién era dirigido.

Ese sentimiento me comenzaba a irritar, entré al baño y viendo la fina linea de sangre correr por la pared de la ducha estampé mi puño en el espejo cortando mis nudillos por las pequeñas partículas de vidrio, pero el dolor no importó y seguí golpeando el espejo una y otra vez, hasta que la sensación del pecho se vaya.

- ¿¡Qué mierda haces idiota!?- Gustav interrumpió mi serie de golpes empujándome para afuera del baño.
- Déjame ver tu mano.- le extendí mi mano y el tocó mis heridas.

- No duele.- cualquier dolor físico era opacado por ese sentimiento en el pecho, que se hacía más evidente cuando hacía contacto visual con su flácido cuerpo.

- Te quitaré esos vidrios, espérame aquí, ¡y no hagas estupideces mientras voy a buscar las pinzas!- lo interrumpí tomándolo del brazo, este paró en seco.

- Encárgate de ella primero.- alzó las cejas por sorpresa y se acercó lentamente a Cloe, tomando su pulso.

- Despertará, pero de igual manera tenemos que llamar a un médico.- no lo pensé dos veces, tomé una camisa y la coloqué por encima de su cuerpo desnudo y salí de la habitación hacia el garaje.

- ¿A dónde vas, Tom?- Ignoré las palabras de Gustav y fuí directo al auto, un Audi negro opaco con ventanas polarizadas, la coloqué en la parte posterior de la carroseria y rápidamente me monté encendiendo el auto hacia el hospital.

- Al hospital, Gustav, ¿que no ves cómo está? ¡casi no tiene pulso!- grité en la cara de mi guardaespaldas.

- Tom, la policía te está buscando, no es buena idea, llamaremos un doctor.- tenía razón pero ya era demasiado tarde como para pensar, preferiría pasar unas cuántas noches en la cárcel con tal de protegerla.

- Gustav, es demasiado tarde.- salí del garaje lo más rápido posible y me dirigí hacia el hospital, acelerando por la carretera hundiendo el acelerador hasta dónde me lo permita. Me importaban una mierda las señales de tránsito o cuánto dinero vendría de multa por pasar de ochenta a ciento veinte, lo importante era llegar al hospital lo más rápido posible.

Viendo las luces del hospital se veían a lo lejos y aceleré aún más llegando a la puerta de este. Me acerqué a su cuerpo frío colocando mi mano en su cuello con cuidado y la otra debajo de sus piernas.

Entré al hospital y casi de inmediato me reconocieron.

- ¡Las manos arriba!- el guardía de seguridad del hospital me apuntó con un arma de aire comprimido. Reí por la valentía de apuntar a Tom Kaulitz con un arma de ese tipo, sin duda ese oficial era estúpido. Ignoré la amenaza de el oficial de seguridad.

𝙋𝙤𝙠𝙚𝙧 𝙁𝙖𝙘𝙚 ; 𝗧𝗼𝗺 𝗞𝗮𝘂𝗹𝗶𝘁𝘇 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora