chapter ten²

239 20 9
                                    

Tom's pov

- Gané.- dije orgulloso al ganar la séptima partida de poker contra Georg.

- ¡Oh vamos! ¡Siempre ganas!- reí y me volteé a ver a mi futura esposa.

- Bravo cariño, al menos sabemos que le ganarás el imbécil de Stefano esta noche.- pronunció ella.

- ¿Acaso no lo tenías sabido?- dijo Gustav irónico. Esta noche sería la gala de poker contra Stefano, en donde lo mataría y volvería a New York en el primer avión... O por lo menos eso tenía planeado.

- Gustav, por favor prepara los bolsos en la camioneta.- asintió con la cabeza y se fué por la puerta.

- Georg, Bill, ¿Podrían dejarnos solos unos segundos?- Bill volteó los ojos al escuchar las palabras de Cloe.

- ¿Van a tener sexo? ¿Ahora?- ella rió.

- No idiota, necesito hablar con mi marido.- el entendió y se fué de la habitación.

- Tom... Estoy asustada.- dijo aguantando las lágrimas.

- ¿Por qué?- dije intentando sonar duro.

- Si no ganas, morirás, y se que pasó lo mismo con Antony y todo salió bien, pero el mismo sentimiento en el pecho de que puede que pierda a el amor de mi vida en una guerra de pandillas me oprime... Solo... Por favor no dejes que sea viuda.- dijo con las lágrimas en todo su rostro, tomando grandes bocanadas de aire por el llanto ahogado.

- No moriré y le contaré nuestra historia a nuestros hijos.- ella me abrazó tan aferrada que tiraba de mi camiseta y yo le bese la cabeza, acariciando su cabello.

Ella se despegó de mi y me dedicó una sonrisa dolida, para luego salir de la habitación.

- Iré a prepárame, necesito pensar.- y luego la puerta se cerró.

Yo por otro lado asentí y me coloqué el arma que se encontraba en el escritorio en la cintura y salí de la habitación ya preparado.

- Ya está todo listo.- dijo Bill armado hasta los tobillos.

- Solo falta Cloe.- dije observando una figura femenina con pantalones de cuero negros, un chaleco de igual material y color, junto a unas botas negras y armada como si fuera a una guerra.

- Ya estoy lista.- pasó por delante de todos y se subió a la camioneta. Asombrados, la seguimos e hicimos lo mismo, Georg de conductor, Gustav de acompañante, yo y Bill en las ventanas y Cloe en el centro poniendole brillo a sus labios con un labial.

Llegando al hotel pude ver su cartel a cien metros y mi cuerpo se puso tenso. Por primera vez tenia miedo de lo que pudiera pasar. Bajamos de la camioneta y crucé la puerta corrediza hacia la recepcionista.

- Hola señorita, buenas noches, tengo una cita con Stefano Dicortte, ¿Sabría decirme en qué habitación?

- Si señor, ¿Usted es el señor Kaulitz?- Asentí.
— su habitación es la 483.- me tendió la llave y la tomé rápido, con una seña llame a los mis hombres y nos subimos al ascensor. Suspiré en la puerta de la habitación antes de entrar.

- Que comience el juego.- repetí en mi cabeza y entré.

- Llegas temprano, Kaulitz.- dijo Stefano.

- Soy puntual.- Cloe se sentó en el sofá de la esquina y mis hombres me escoltaban detrás.

Me senté en la mesa y repartió las cartas de izquierda a derecha, como me tocó la primera J comencé la partida. tomé mis cartas y tenía un comodín para hacer escalera de color, con eso podría ganarle en un solo movimiento, sonreí al verlo.

Puse mis cinco cartas en la mesa y me llevé la montaña de fichas. Stefano me miró confundido pero seguimos la segunda partida, íbamos uno a cero.

En la segunda partida repartió las cartas y yo no tenía nada más y nada menos que un full, tres ochos y dos as, las puse en la mesa pero Stefano tenía escalera real, lo cual hizo que perdiera la segunda partida.

Mire a Cloe que miraba con atención mi mala jugada y cargó su arma y lo apuntó.

- Wow cariño, ¿No soportas ver perder a tu esposo?- ella suspiraba fuerte.

- Cloe... Baja el arma, jugaremos limpio.- ella bajó el arma y volvió a su lugar.

Seguimos la tercera y última partida y volvimos a repartir las cartas, está vez tenía figura, un diez, un seis, un ocho, una K y un tres, las cinco de corazón, las puse sobre la mesa y en cuanto las coloqué para llevar mi victoria el sacó su arma y me apuntó.

- ¿Crees que una jugada de poker determinará mi muerte?- alcé las manos y miré hacia atrás,  observando a mi esposa apuntando directamente hacia la cabeza de Stefano al igual que mis tres hombres.

- Eres un mal perdedor Stefano.- dije mirándolo desde abajo.

- Yo dije que no traicionaba, dije que mataba, y es lo que voy a hacer.-

- Negociaremos si quieres negociar.- el pareció pensárselo.

- ¿Que quieres negociar?-

- Quédate con Roma y el dinero de las carreras, no lo necesito, puedo correr en las carreras a favor tuyo también.- por dentro rogaba para que me deje en paz y por otro lado estaba necesitado de ver sangre corriendo por mis manos.

- Eso es un buen trato, ¿Cómo se que lo cumplirás?-

- Lo que tú quieras te lo daré.-

- Quiero a la chica.- jamás se la daría, no volvería a perderla, teníamos un avión que salía en dos horas directo hacia nuestro futuro.

- Estás loco, no te la daré.-

- Entonces dile adiós.-

- Está bien... Lo acepto.- mis hombres me miraron decepcionados, y yo acepté mi muerte, si tenía que morir por ella lo haría sin importar qué.

Varias explosiones se escucharon saliendo de un arma, pero cuando abrí los ojos estaba ileso, en cambio Stefano y sus hombres estaban muertos en el suelo con un agujero de bala en su cabeza, miré a mis hombres intrigado, pero ninguno de ellos fue, detrás de ellos se encontraba Cloe, suspirando agitada mirando a un punto fijo.

- No volvería a perderte.- dijo y salió de la habitación, los chicos la acompañaron y yo los seguí, salimos por el pasillo y cerramos la puerta con llave.

- Servicio de limpieza para el cuarto 483.- dije a la recepcionista y me fuí subiendome a la furgoneta.

- Gracias.- dije incómodo en el silencio del automóvil.

- ¿Por qué?-

- Por salvarme.-

- No siempre soy yo la que se mete en problemas.- bromeó.

El silencio se apoderó del lugar, otra vez.

- Gustav, conduce hacia el aeropuerto, ya me quiero ir de esta mierda de cuidad.- dijo Georg y Gustav asintió.

𝙋𝙤𝙠𝙚𝙧 𝙁𝙖𝙘𝙚 ; 𝗧𝗼𝗺 𝗞𝗮𝘂𝗹𝗶𝘁𝘇 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora