XV. Destierro.

27 4 0
                                    

XV. Destierro.

Narración omnisciente:

Izuku llegó con paso calmado a la habitación de su hermano mayor, buscaba a Kota por todas partes. Después de un tiempo buscando por la guarida sin mucho éxito, se preguntó si Dabi estaba con él. Así, tras muchos meses sin ir por ese lugar, llegó a la puerta, más se quedó estático escuchando los gritos de su hijo desde dentro.

Eran fuertes, casi parecía que se rompía la garganta por cada grito que daba, le asustó pensar que Dabi le estaba haciendo algún tipo de daño parecido a golpes, pero supo que no se trataba de aquello por las palabras interrumpidas por los gemidos del adulto diciendo lo sexi que se veía el infante en una posición. Salió de su ciclo estático en el que quedó y entró de golpe a la puerta justo en el momento en el que Dabi llenaba a su hijo de semen.

El infante quedó desmayado en la cama mientras Dabi miraba asustado a Izuku. Sentía asco de sí mismo y vergüenza, pero eso ya no le importaba, su hermano podría matarlo en ese instante, podría acabar con todo su ser con solo mover la mano, o podría alejarlo de su niño, del cual dispuso cruelmente. Soltó un suspiro y salió del cuerpo del niño dejándolo en la cama en una pose muy incómoda. Intento tomarlo para echarlo bien en el mullido colchón, pero un lazo negro detuvo su brazo antes de que pudiera siquiera tocarlo.

—Aléjate de él. — Exclamó en un tono de voz algo grueso el creador del lazo mientras era apuntado con una de sus manos. —No quiero que lo toques, no te acerques, ni siquiera pienses en él. —

—Izuku, puedo explicarlo. — Intentó acercarse al peliverde, pero un nuevo lazo se dejó ver, esta vez reteniendo sus pies. —Es mi amor destinado, debo de estar con él, no pensé en lo que hacía, por favor déjame explicarte bien. —

Izuku no escuchó excusas y estirando su mano se concentró haciendo que un humo nebuloso salga del cuerpo de Dabi y entre en él. Su quirk, Dabi no lo tenía y lo sabía perfectamente. Kota seguía desmayado, volteo a mirarlo por unos segundos, lo iba a extrañar, no lo volvería a ver y eso estaba claro, su hermano acabaría con su vida en ese mismo momento, si es que se lo propone, y era obvio que esa idea pasó por su cabeza.

—Tú, Touya Todoroki, quedas asignado a la misión de Italia, no volverás a casa hasta que la cumplas, solo ahí se te asignará otra misión que volverás a tomar. — Sonrió levemente. —Eso seguirá así hasta que te perdone por lo que hiciste, y créeme, no será pronto, te quiero lejos, muy lejos de Kota, él es un niño, olvidará tu rostro y tu existencia, por otro lado, tú morirás por la necesidad de estar con tu pareja destinada y se acabará todo. —

Aquella decisión era de doble filo, podría no funcionar como quería, Kota podría recordar a Dabi y guardar sentimientos confusos hacia Dabi, pero sabía que aun recordándolo todo no estaría con él, no después de lo que acababa de pasar y de eso se encargaría.

La petición de Izuku porque Dabi fuera asignada a la misión de Italia fue aceptada por su padre y Tomura. Él se fue durante la noche, siendo visto con desprecio por Izuku. Él era el único que sabía la razón verdadera por la que se está yendo sin reclamar del país. Realmente esperaba no tener que verlo pronto. Kota se despertó a las horas confundido en una habitación blanca, no recordaba nada, ni cómo llegó ahí.

—Papi Izu. — Murmuró viendo la resaltante cabellera verde de su padre sentado al lado suyo. —Papá. — Miró al hombre que abrazaba al peliverde.

—¡Kota! — Exclamó feliz su padre más joven. —Que bueno que despertaste, tuviste un pequeño accidente y no sabía si ibas a volver a abrir los ojos. — Lágrimas de cocodrilo salieron de sus ojos color esmeraldas.

—Tu papá te encontró en el final de las escaleras, niño travieso, ya te había dicho que no corras cuando bajes las escaleras. — Dijo el de cabello negro mientras se limpiaba una lágrima traicionera y abrazaba por los hombros a su pareja.

La noticia de como Kota se golpeó la cabeza cuando cayó de las escaleras llegó a oídos de todos en la guarida. También claro, la noticia de que Dabi se había ido a una misión de meses y tal vez años. Pero a nadie le tomó importancia por el simple hecho de que todos tomaban misiones y varias veces estas eran de un tiempo largo. La historia de Kota y Dabi terminaba ahí, era solo un capítulo que debía ser olvidado e incluso borrado.

Cambiando de rumbo. Katsuki abrazaba de la cintura al doncel desnudo sobre él, este estaba durmiendo, lo cual era comprensible después de haber estado toda la noche hasta la mañana despierto. No había podido dormir, muy dentro de él sentía que algo le faltaba, no sabía de qué se trataba, pero ya empezaba a molestarle, quizás solo era hambre o algo por el estilo.

—¿Sucede algo? — Le pregunto en un tono de voz bajo y ronco el doncel.

—Yo debería preguntar eso, ¿Te sientes bien?, creo que fui un poco rudo contigo. — Él lo miró con una ceja alzada. —Bueno, muy rudo. —

—No te preocupes por eso, ¿Sí? — Denki sonrió un poco. —¿Ya te saciaste o solamente te detuviste para descansar? — El varón soltó leve risa mirando a su pareja.

—Oye, ¿me quieres? — Denki tuvo en déjà vu.

—Claro que sí. — Dejó un pequeño besito en la mejilla del doncel. —Te quiero mucho, pobre, imbécil el que quiera algo contigo. — Katsuki sonrió abrazando con fuerza al doncel, este le devolvió el abrazo con una sonrisa. —Blatsy... ¿Te pusiste condón? — Preguntó el doncel después de sentir como algo escurría por sus piernas.

—Eh...— Katsuki empezó a buscar algún recuerdo de él poniéndose un preservativo. —Mierda. — Dijo sentándose con rapidez, ambos rubios se miraron con miedo, él había sentido como si se le había ido por completo.

Por otro lado, el doncel estaba rezándole a los dioses de que no le pasara nada, se levantaron de la cama importándoles muy poco si estaban sudorosos y sucios, buscaron sus ropas, Katsuki era el único con sus ropas completas, en cambio, Denki, soltó tenía la parte de arriba. Por alguna razón, siempre que tenía sexo con su pareja terminaba con sus pantalones rotos. El varón se disculpó con él viendo los leggins rotos del doncel, este soltó un suspiro acercándose al armario del para luego tomar uno de los pantalones de este.

—Yo tengo que irme ahora, te vendré a ver pasado mañana, ¿Sí? —

—¿Qué pasará si te quedas en cinta? — Aquella pregunta hizo temblar al doncel, había pensado en esa pregunta mientras se cambiaba.

—Esperemos no sea así. — Dejó un pequeño beso en la mejilla del más alto antes de salir de la habitación.

---------------------------------------------------------------------------------

Palabras: 1170.

Editado: 01/01/2024.

Comentarios →

Gracias por leer.

Ya no es un ángel  - Dekubowl.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora