Capítulo VII: ¡Esta loco Michell, los vampiros no existen!

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      Michell hervía doblemente de ira. Primero, porque no podía creer que Betty, siendo tan inteligente, pudiera dejarse involucrar por un tipo como Armando Mendoza, que siempre parecía ser serio y segundo, porque en su opinión, el Conde debería estar jugando sucio y seduciendo a Betty. pero por alguna razón no la había mordido.

Entonces, fue directamente al castillo, y como iba en auto, llegó unos minutos antes de que ella llamara a la puerta.

-¡Betty!

-¿Michel? ¿Que haces aquí?

-¡Betty, te pregunto lo mismo!

-¿Quiere saber? ¡Vine para quedarme con Armando!

-¿Armando?

-¡Sí, és como se llama el Conde Mendoza!

-¡Betty, no puedes hacer esto!

-¿Qué? ¡Ya tengo a Nicolás, mi papá y ahora tú para controlarme! ¡Sé lo que estoy haciendo! ¡Y ahora, discúlpame!

-¡No! (Él la tira de su brazo) ¡Necesito mostrarte algunas cosas!

Michel intenta llevarse a Betty en contra de su voluntad a su coche para mostrarle algunas pruebas que reunió en el castillo cuando estuvo allí y un informe sobre estudiantes que abandonaron la universidad y se aislaron después de dichas fiestas.

-¿Y qué tiene Armando con eso?

-¡Hay fuertes indicios de que es un vampiro!

-¿Qué? Armando es un vampiro?

Betty no pudo evitar reírse.

-¡Hablo en serio! ¡No te rías!

-¡Éstas loco, Michell, los vampiros no existen! Pasé la noche con él y estoy aquí. ¡No me mordió ni nada!

-Sé que suena raro, pero ...

-¡He dicho lo que tenía que decirme, ahora déjame ir!

-Betty, escúchame, ¡no entres ahí!

-¡Déjame ir!

Betty sale corriendo del coche hacia la puerta del castillo y toca el timbre, Armando abre la puerta.

-¿Betty?

-¡Hola, mi amor! (le da un beso)

Michell llega a este punto y la toma del brazo.

-¡Suéltame, Michell!

-Betty, no escuchaste nada de lo que dije, ¿verdad?

-¡Dejáme en paz! (Betty se cuelga del cuello de Armando) ¡Quiero estar contigo!

Cuando Michell estaba a punto de acercarse, Armando abrió su mano hacia él, usando su poder de vampiro para paralizar sus piernas.

-¡Esto no se quedará así! ¡Suéltala!

-¡No estoy haciendo nada! ¡Ella es la que me agarra! (dice Armando con una sonrisa cínica)

-¡Sultéme! ¡No le haga nada o va a tener su peor castigo!

-¡Esté seguro de que no haré nada que ella no quiera! (Armando respondió con ironía)

Armando cerró la puerta en la cara de Michell, con Betty aferrada a su cuello.

-¡Armando! (Beso)

-¡Betty! ¿Que haces aquí?

-¿Cómo que hago aquí? ¿No me extrañas?

-¡Mucho! (beso) Pero pensé que tu papá no te dejaria venir más.

-¡Me escapé de él, por eso no tenemos mucho tiempo!

MI VAMPIRO ERÓTICODonde viven las historias. Descúbrelo ahora