Capítulo X: ¡Beatriz! ¿Qué haces aquí?

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Beatriz cerró los ojos y tuvo una idea. Se puso una capa, bajó las escaleras con cuidado, vio que sus padres aún dormían, tomó un taxi y se dirigió al castillo. Tronaba, olía mal en el aire. Un escalofrío recorrió su cuerpo, tenía miedo, pero sabía que no había vuelta atrás. Tocó la campana. Armando le abrió la puerta.

-¡Beatriz! ¿Qué haces aquí?

-¿No sabes? Vine para quedarme contigo por toda la eternidad.

(Luego se quitó la bata y él pudo contemplar su cuerpo desnudo)

Hazme tuya, por toda la eternidad. Quiero ser tu condesa.

-¿Estás segura de que lo quieres?

-Sí.

Así que la envolvió su brazo alrededor de su cintura, atrayéndola hacia él, cubrió su cuerpo con su propia capa para cubrirla. La cargó en sus brazos. Sentir la tela de seda de la ropa de Armando contra su piel desnuda, el aroma de su loción embriagadora y sus manos en su cuerpo fueron suficientes para excitar a Betty. Sintiendo que estaba lista, Armado la colocó en la cama y comenzó a contemplar y lamer ese cuerpo humano femenino que se le ofrecía generosamente.

-¡No quiero de esa manera! Quiero que me lleves, me lamas, me chupes la sangre y hagas conmigo lo que quieras, siempre y cuando esté siempre a su lado y siempre al suyo. ¿Me quiere?

-Siempre la deseo.

Así que la besó y sin pensarlo dos veces la penetró, estaba lista. Con el deseo contenido durante unas semanas, se amaban como locos.

-¡Ah, Armando! ¡Mi vampiro erótico! ¡Mi conde! ¡Ah!

Es el momento de estallar de deseo con su volcán dentro de ella, mientras él la besa y sujeta posesivamente su cuello, lo que saborearía y dejaría su huella, una huella como la que él tenía, pero esto sería consentido por ella y de amor. para que estemos juntos por toda la eternidad. Entonces, movió sus besos por su rostro, hasta su cuello, le peinó el cabello hacia atrás y comenzó a lamerlo como si alguien lamiera un delicioso helado.

-¡Aahhh!

Entonces, cuando la sintió temblar de placer junto con él por el orgasmo, sintiendo que le picaban los dientes y le brotaban los colmillos, vio que había llegado el momento. La haría suya de una vez por todas. Sería solo suyo y serían el uno del otro, amándose por toda la eternidad. No sabía cómo hacerlo, pero había visto muchos tutoriales sobre cómo ser un vampiro modelo a seguir, así que lo dejó fluir. En medio del semen, hundió sus colmillos en ese pequeño cuello que ya había lamido y contemplado. A Beatriz le dolió, pero gritó más de placer por esa enorme vara dentro de ella que por los colmillos en su cuello. Pero estaba hecho, era suyo. Betty se quedó dormida encima de él, el ejercicio había sido intenso. Y como ya amanecía, Armando se acostó con ella.

........

Un rayo brilló a través de las rendijas de las ventanas, luego Betty se sintió acalorada y sonrió.

-¡Betty! Betty!

-Oh, Armando, mi voraz conde.

-¿Qué pasa, Betty?

-¿Mamá?

Betty miró a su alrededor y se dio cuenta de que estaba en su habitación con su madre frente a ella. Pronto, un rubor se apoderó de su rostro.

-¿De qué estás hablando, hija?

-Nada, mamá. Es un sueño extraño que tuve.

-Debe haber sido horrible, porque estás sudada.

-Sí, fue... fue... horrible.

-¿Por qué no te duchas? Té retrasarás para la universidad.

-Gracias mama. (beso) Entrare a la segunda clase.

MI VAMPIRO ERÓTICODonde viven las historias. Descúbrelo ahora