Parte 14: Aventura Inesperada

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— Wey, recuérdame por qué vienen conmigo — dijo Leonardo.

— Porque perdiste una apuesta y quería conocer tu país — respondió Syaoran.

Desde que Leonardo había vuelto a la mansión, no había dejado de pensar en volver a México por sus vacaciones de primavera. Al comentarlo a sus compañeros en una ocasión en la que los visitó Syaoran, este quiso ir de vacaciones, pero al sur de país a lo que Sersi se les unió a ambos.

Aunque Leonardo quería ir solo para pasar tiempo con su familia, accedió a hacer una pequeña apuesta con Syaoran la cual perdió lo que dio como resultado que accediera a ser su guía en Mérida, Yucatán, solo estaba el problema de que nunca había ido a ese estado de México, pero si sabía lo suficiente para saber cómo moverse allá.

Habían decidido ir los tres a Mérida en el avión privado de Syaoran en donde pasarían allí unos tres días hasta ser alcanzados por los demás estudiantes para pasar allí el resto de las vacaciones.

— Oigan, no se separen de mí, horita que lleguemos porque seguro en el aeropuerto va a haber un chingo de gente que les va a querer sacar la lana por parecer gringos — les advirtió Leonardo.

— ¿En serio? — preguntó Sersi.

— Nah, es puro choro. No más pónganse trucha porque al chile, no tienen idea del pedo al que están entrando.

— Leo, no entendí nada de lo que dijiste — dijo Syaoran.

— Perate no más a que lleguemos y vas a ver que al chile yo me estoy portando bien buena onda.

Desde que decidieron ir a México de vacaciones, Leonardo se había desatado con sus modismos y palabras típicas que había usado casi toda su vida.

Al aterrizar, Leonado fue el primero en salir y al llegar al área principal del aeropuerto, no pudo evitar emocionarse.

— ¡Ah huevo! — gritó el noveno portador.

— Leo, hay que ir al área de restaurantes a desayunar — dijo Sersi.

— Que área de restaurante ni que ocho cuartos. Ningún amigo mío va a venir a México sin pasársela chido y para eso vamos a ir a un mercado.

Leonardo se llevó a los dos hacía un taxi y le pidió al conductor que lo llevara al mercado chido, a donde se juntara con sus amigos para (en sus palabras) "agarrar el pedo" o donde ve los partidos de la selección.

Con eso dicho, el chofer los llevó a un mercado lleno de gente, con música a todo volumen y con puestos de todo tipo lo cual sorprendió a Sersi y Syaoran.

— ¡Vengan! — Leonardo le pagó al taxista y luego salió con los chicos entrando al mercado.

— ¡Espera! — exclamó Sersi.

Al entrar al mercado, se sorprendieron del ambiente y la cantidad de gente que había por todos lados. Si bien, ya habían estado entre tantas personas, no era nada parecido al ambiente en el que estaban, teniendo precios bajos por buenos productos y vendedores amables.

Avanzaron hasta llegar al área donde estaban muchos puestos de comida, pero Leonardo no se detenía viendo a cada lado constantemente.

— ¿Qué estás haciendo ahora? — preguntó Syaoran.

— Busco un puesto de comida — respondió Leonardo.

— Pero hay varios, solo vamos al que sea — le dijo Sersi la cual se puso a su lado.

— Ya lo sé, pero hay que buscarle donde está chida.

— ¿Y cómo la encontrarás? — volvió a preguntar Syaoran.

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