Parte 18: Ultimate War

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Lejos de la civilización, en una ubicación segura, Magneto estaba sentado en un trono viendo su casco fijamente hasta que entró aquel hombre que lo ayudó a volver: Tomura Shigaraki.

— Me sorprende que haya logrado una demostración como esa desde tan lejos — dijo Shigaraki tras ver la transmisión de Washington.

— Solo porque haya sido lobotomizado por mi viejo amigo, no significa que haya perdido mi poder — contestó Magneto con frialdad —. ¿Te has contactado con el equipo de Mystique en Europa?

— Sí y lograron completar el ataque al palacio de Versalles y la basílica de San Pedro dejando la evidencia que usted ordenó — Shigaraki miró fijamente a Magneto y entonces le preguntó algo que le daba mucha curiosidad —. ¿Por qué decidió atacar esos objetivos en específico? Estratégicamente, no tienen valor alguno.

— Los humanos tienden a representar su valor por personas que lograron grandes cosas en nombre de dios o cualquier ideología que, según ellos, represente sus valores de turno — explicó Magneto levantando la vista hacia el hombre frente a él —. No somos solo la evolución de la raza humana, somos su reemplazo y no podemos avanzar sin dejar ese mensaje grabado en la mente de cada Homo sapiens sobre la faz de este planeta y eso no pude completar en mi anterior intento. Muchos dicen que solo somos niños jugando a ser dioses, pero realmente somos hombres y mujeres que decidimos ser superiores.

Ante la respuesta del amo del magnetismo, Shigaraki sonrió como si fuera un loco.

— Mutante y orgulloso — dijo el demente.

Mientras tanto, en la mansión de los X-men, todos estaban en la entrada viendo atravez de la puerta y las ventanas la llegada de Thor quien veía fijamente a Wolverine.

— ¡¿Qué quieres?! — gritó Logan mientras relámpagos caían alrededor de la mansión.

— ¿Puedo pasar? — preguntó Thor tranquilamente y sacó una botella que llevaba en su espalda, además de que los rayos cesaron — Tengo hidromiel.

— No seré buena compañía — contestó Logan quien ya había sacado sus garras.

— Eh — decía Thor como si hubiera escuchado una tontería —. Seguro tendremos mucho de qué hablar.

Ante la respuesta del dios pelirrojo, Logan le hizo una seña y este entró a la mansión mostrándose muy calmado. La gran altura y corpulencia de Thor contrastaba con Logan que era bastante pequeño e intimidaba mucho a los jóvenes héroes.

— Qué lindo lugar — comentó Thor.

Todos juntos fueron al comedor principal donde Thor dejó su martillo y la botella de hidromiel en la mesa y Logan se sentó frente a él sin dejar de verlo fijamente.

Bobby trajo un par de vasos en los que sirvió el hidromiel y cuando le estaba por dar uno a los chicos, Logan detuvo su mano y regresó el vaso a la mesa.

— Pudiste decírmelo antes de que lo sirviera — dijo Thor tomando uno de los vasos.

— ¿Por qué estás aquí? — cuestionó Logan.

Thor tomó otro vaso, lo acercó a su rostro, pero en vez de beber, solo olió la bebida mostrando cierta tristeza.

— Solo intento ser amable — contestó el dios.

Los chicos no entendían lo que pasaba y las respuestas de Thor solo los dejaban con intriga. Lo más extraño fue cuando él untó sus dedos con el hidromiel y lo esparció en su martillo.

— Pareces una persona tranquila y sensata — comentó Thor —. ¿Eres una persona tranquila y sensata?

— Cuando el momento lo amerita.

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