Parte 3: Entran los X-men

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- ¡No teman! - gritó All Might quien cargaba a muchas personas en su espalda mientras reía -. ¿Saben por qué? ¡Porque ya estoy aquí!

Ese video fue uno de los rescates durante los primeros días de héroe que le dio mucha popularidad al llamado símbolo de la paz, siendo uno de los muchos que lo vio un chico que si bien, ya conocía al héroe, no hizo más que admirarlo más y soñar con ser algún día como él. Ahora él lo veía nuevamente a sus 17 años cuando estaba llegando a la estación Grand Central. Su nombre es Leonardo González.

- Esto sí que es emocionante - dijo el joven Leonardo que bajaba del tren y antes de continuar su camino hacia su nueva escuela, decidió ver el lugar donde terminó la primera batalla de los Avengers.

Leonardo era un chico originario de Puebla, México que consiguió (gracias a su maestro) en un instituto en el cual cursará su último semestre de preparatoria antes de pasar directamente a la universidad. Es un chico de piel semi morena, cabello negro con varias canas, media 1,73 metros, pesaba poco más de 70 kilos y tenía ojos grises (o eso creen los que lo ven). Llevaba puestos unos pantalones de mezclilla azul oscuro, una chamarra de cuero color escarlata, una playera negra con la cara de un jaguar, unos tenis negros de suela blanca y gruesa, el reloj que le regaló su padre y su inseparable mochila.

- Hora de empezar mi aventura - dijo Leonardo quien avanzó.

Tomó varias fotos a toda la estación y al salir vio el homenaje que le hicieron a los Avengers al cual también le tomó fotos.

- Que genial - decía feliz el chico.

- ¿Te diviertes? - preguntó una voz detrás de él.

- Sí y much... ¡Ah! - dijo asustado al sorprenderse que alguien le hablara detrás de él.

Al voltearse, vio una chica pelirroja de cabello corto, muy bella, piel blanca, rasgos finos y con una estatura de 1,69 m. Vestía un top, zapatos pantalones negros.

- ¡Jean! - dijo Leonardo quien abrazo a la chica.

- Hola, Leo - dijo la pelirroja quien hizo lo mismo -. Es bueno verte.

- Gracias, el placer es mutuo - dijo Leonardo -. ¿Cómo me encontraste?

- ¿Cómo crees?

- Ah, ya veo - dijo Leonardo entendiendo lo qué pasó -. Dime que el profesor solo lo hizo para que no me perdiera. No me gustaría tener un ojo sobre mí que vea todo lo que hago.

- Sí, claro - dijo Jean -. Ya vámonos.

- Sí.

Jean llevó a Leo a una camioneta que tenía de logo una X en un círculo y se fueron rápidamente de ahí en dirección a su nueva escuela.

- ¿Qué tal el viaje? - preguntó Jean.

- Más largo de lo que pensé, pero fue agradable ir en un avión privado - respondió Leonardo -. Aunque bueno, nunca había subido a un avión en mi vida, así que supongo que tuve suerte.

- ¿Y tu familia? ¿Cómo te ha ido con ellos? - ante la pregunta de Jean, la expresión de felicidad de Leo cambió a una algo deprimente -. No tenemos que hablar de eso si no quieres.

- Sí, por favor - tras decir eso, Leonardo sacó unos audífonos grandes de su mochila -. ¿Te importa si escucho las noticias? Con todo lo que he lidiado últimamente no tuve tiempo de ponerme al día.

- Sí, adelante.

- Gracias.

Tras ponerse sus audífonos y vincularlos con su celular buscó las noticias relacionadas con los mutantes, pero nada lo pudo haber preparado para lo que estaba por ver.

Cinco mutantes fueron asesinados en los Ángeles como parte la primera misión de prueba del programa Centinela los cuales son unos androides diseñados para escanear el ADN de múltiples personas en un rango enorme buscando el gen X que deben exterminar como dicta su programación.

Según informes de la casa blanca, por más inhumana que hayan sido las acciones de los centinelas, el programa liderado por su principal desarrollador, Bolívar Trask, seguirá teniendo el apoyo de la presidencia argumentando que no saben quién podría ser un mutante y quiénes estarían del lado de Magneto.

- Sí que estamos al borde de una guerra - dijo Leonardo.

- El profesor está haciendo todo lo que puede para evitar que se lleve a cabo la ley de registro de mutantes - dijo Jean -. Dice que, si la aprueban, los centinelas empezarán un genocidio.

- No sé si la diplomacia sirva para este punto - comentó Leo de forma pesimista.

Ambos llegaron al condado de Westchester, Nueva York, más específicamente a una mansión la cual era la escuela Xavier, para jóvenes talentos. En la entrada estaban varios chicos vestidos con unos uniformes que contaban de una chaqueta azul oscuro (casi negro) con una enorme X amarilla, pantalones y zapatos del mismo calor.

- Hay un uniforme atrás, mejor póntelo de una vez - dijo Jean.

- Gracias, que genial - tras eso dicho, Leo se fue a la parte trasera del auto y se empezó a poner el uniforme.

Cuando ambos salieron de la camioneta, vieron a los que serían sus nuevos compañeros de escuela.

- Hola, Leonardo - dijo un chico alto que llevaba un visor amarillo con un lente rojo alrededor de sus ojos.

- ¡Scott! - exclamó Leonardo -. Veo que ya tenemos un equipo, señor líder.

- Sí, estoy en eso - Scott se volteó y vio a los otros chicos -. Señoras y señores, me llamo Scott Summers, pero se van a tener que acostumbrar a llamarme "Cyclops" cuando estemos uniformados. Antes de que vayamos con el profesor, quiero que digan sus nombres, tanto normales como los claves.

- No puedo creer que haga esto - dijo una chica de piel oscura, ojos azules y cabello blanco -. Me llamo Ororo Munroe, soy Storm.

- Warren Worthington, "Ángel" - dijo el chico al lado de Ororo, era rubio blanco y con ojos azules, pero lo más llamativo es que su espalda parecía algo grande.

- Si no es mucho pedir, llámenme por mi nombre: Hank McCoy - dijo el mayor de ellos tanto en edad como en altura, midiendo casi dos metros y teniendo unos pies enormes -. Que me digan "Beast" me parece peyorativo.

- Marvel Girl presente, Cyclops - dijo Jean.

- Soy Red Marvel, también conocido como Leonardo Hakan González Cruz, pa servirles - dijo Leonardo haciendo todo por ocultar sus nervios.

Todos pasaron a la escuela viendo como la estaban remodelando varios trabajadores quienes ni siquiera parecían saber que ellos estaban ahí.

- Los uniformes fueron diseñados para comodidad y permiten hacerles modificaciones dependiendo de las necesidades de quien lo use, pero su principal función es ocultar el gen X de las señales de los Centinelas - explicó Scott.

- ¿Y estos tipos no le podrían decir donde estamos a cualquier autoridad que nos odie? - preguntó Warren quien veía a los hombres que trabajaban.

- Coloqué a esos amables hombres en un trance - dijo una voz en la mente de todos -. Podrían estar en un avión lleno de pasajeros ruidosos, pero para ellos solo verían una avispa.

- ¿Es idea mía o esa voz se oye en nuestro cerebro? - dijo Hank.

- No, pero no quita que sea... extraño - dijo Leo.

- Vengan jóvenes, tomen una bebida conmigo en la biblioteca - dijo la voz.

Al entrar en la "biblioteca" vieron una enorme habitación con una chimenea, una alfombra roja enorme, pero en vez de estanterías llenas de libros, solo había pareces de metal con vista a los circuitos internos y al acercarse a ella salía una especie de pluma que tenía un botón que desplegaba una pantalla holográfica que funcionaba como una normal.

En el centro estaba un señor de unos cuarenta años, calvo y en silla de ruedas que nos veía expectante.

- Soy el profesor Charles Xavier, disculpen si no me levantó - dijo el profesor.

- Que bueno verlo de nuevo profesor - comentó Leo quien pasó al frente.

- Tiene un lugar muy interesante - dijo Hank quien se ajustó los lentes que llevaba -. Si pudiera describir en una palabra esta "biblioteca", sería: fascinante.

- No. Lo fascinante es que dos hombres adultos respondan al nombre de "Ángel" y "Cyclops" - dijo Ororo -. ¿Por qué tenemos que llevar esos apodos ridículos?

- No son apodos. Acaban de ser rebautizados como Homo Superior. Sus nombres que representan sus características mutantes y su personalidad - dijo el profesor -. Los nombres fueron una idea que concebí junto a Magneto hace muchos años.

- ¿Conoce a Magneto? - preguntó Warren.

- Sí y para evitar futuros conflictos les diré todo sobre él.

Durante una hora, el profesor les dio a sus nuevos estudiantes la información sobre el amo del magnetismo.

Erik Magnus Lehnsherr es un mutante sobreviviente del holocausto que conoció al profesor en su juventud y junto a una colega tuvieron el sueño de ver a la comunidad mutante desarrollarse en plenitud, pero tras la muerte de esta última, Magnus se radicalizó y preparó un movimiento con el que planea poner a su raza como la dominante en la Tierra.

Su movimiento empezó con el reclutamiento de mutantes resentidos de manera discreta hasta que recientemente, comenzó a hacer ataques a varias bases militares matando a oficiales como a civiles junto a su Hermandad de Mutantes.

- ¿Y por qué no se unió a él, profesor? - preguntó Hank.

- Estuve tentado a hacerlo, pero me di cuenta de que una confrontación entre mutantes y humanos, solo terminará con la extinción de ambas especies - explicó el profesor -. Esa fue una de las razones por las que abrí está escuela y por eso era esencial que los encontrara yo antes que Magneto.

- ¿Y cómo lo hizo? - preguntó Warren -. Mi padre me ha estado cubriendo por años sin dejar rastro.

- Suena a que eres fifi - comentó Leonardo para sí mismo.

- Los encontré de la misma manera que me hizo descubrir al joven que dispara rayos oculares de sus ojos, la chica de dieciséis años capaz de levantar objetos pesados con su mente y al chico que era tan fuerte que se rompía los brazos - del techo, bajó un casco conectado a unos gruesos cables el cual fue tomado por el profesor -. El sistema cerebro.

Tras colocarse el casco, la sala entonces se oscureció mostrando un mapa de todo el mundo el cual mostraba millones de personas. Al hacer un Zoom hacía donde estábamos nosotros, se mostró a siete personas que brillaban de un color rojo.

- Este dispositivo me permite amplificar mis capacidades telepáticas para localizar a mutantes con el fin de estar un paso sobre Magneto - explicó el profesor -. Por ahora, estoy investigando a dos posibles candidatos a unirse a esta escuela.

- ¿Vamos a ir por ellos? - preguntó Scott.

- No los he terminado de localizar, el dispositivo que están viendo es solo un prototipo hasta que los niveles inferiores estén totalmente listos - dijo el profesor -. Por ahora les recomiendo ir y acoplarse a sus nuevas habitaciones. Scott, guíalos.

- Sí, profesor.

Scott hizo eso mismo al llevarlos por las escaleras a las habitaciones y diciéndoles que si querían comida, podían ir a la cafetería o preguntarle directamente a él.

- Esto es mucho que procesar - dijo Ororo -. Nadie me dijo que fui reclutado por un psíquico loco.

- No me gusta pelear, pero es mejor que ser perseguido por la gente o los Centinelas - dijo Hank.

- No sabía que esperar de esto, pero no es tan diferente a lo que estoy acostumbrado - dijo Warren.

- La verdad esto está increíble - dijo Leonardo -. Ninguna escuela en la que he estado ha sido como está y nunca había conocido a otros mutantes.

- Por tu acento imagino que eres mexicano - dijo Warren.

- ¿Qué te dio esa impresión, wey? - contestó Leonardo.

- Por lo que vi, ya conocías a Scott y a Jean - dijo Hank.

- Sí - respondió Leonardo -. Mi sensei es amigo del profesor y me recomendó para poder ingresar, de ahí los conocía a ambos.

- ¿Quién es tu sensei? - preguntó nuevamente Hank.

Leonardo se veía nervioso ante la pregunta y decidió dejar el asunto de lado para entrar a su habitación. Rápidamente fue hacía sus maletas y comenzó a desempacar mientras escuchaba música de la banda Metallica.

Si bien, Leonardo había tenido amigos en el pasado, pero nunca había tenido compañeros mutantes que, aunque lo alegraba mucho, lo ponía nervioso y para eso, él tiene lo que llama "Protocolo de Calma".

Discretamente, él salió de la mansión y sus terrenos llevando su inseparable mochila. Él veía todo lo que pudiera haber cerca hasta que llegó a una cafetería a la que entró con curiosidad y se sentó en una de las mesas de afuera esperando a que llegara una camarera mientras leía su libro favorito: El Señor de los Anillos.

- Buenas tardes, joven, me llamo Cintia Smith y seré tu camarera - dijo una chica de piel blanca, cabello largo de color negro y ojos azules. Vestía una camisa blanca de manga larga, una falda negra y un mandil verde esmeralda.

- Este... - habló Leonardo mostrándose nervioso -. Creo que una malteada de fresa estaría bien, gracias.

- Claro que sí, ¿Le gustaría algo más? - volvió a preguntar la chica.

- Un pastel de chocolate, se me antojó - dijo Leonardo.

- Buena elección - Cintia notó el nerviosismo del joven lo cual le pareció curioso -. Nunca te había visto aquí, ¿Eres nuevo en la ciudad?

- Sí, vine aquí a estudiar. Es mi primer día aquí. Soy Leonardo, por cierto, pero todos me dicen Leo.

- Un gusto Leo y bienvenido a Nueva York - dijo Cintia que fue por el pedido de Leonardo.

La espera se hizo rápida al Leo sumergirse en las páginas de su libro, pero le era muy difícil no pensar en lo hermosa que era la camarera.

- Aquí está tu pedido - dijo Cintia quien llegó sin su mandil puesto y dándole su pedido al chico.

- Gracias - dijo Leonardo quien comenzó a comer, pero se detuvo al ver cómo Cintia se sentaba frente a él -. ¿Está bien que te sientes conmigo? No quiero causarte problemas.

- No te preocupes, ya terminó mi turno, pero si te incomoda...

- ¡No! - al instante de decir eso, Leonardo se sonrojó -. Digo, adelante, me agrada tu compañía.

- ¿De dónde vienes?

- Soy de México, más específicamente de Puebla - dijo Leo, quien rápidamente se cayó -. No hablemos de mí, ¿Qué hay de ti? Cuéntame de ti.

- Ah, está bien - Cintia sonrió ante el comentario y lo miro -. Crecí aquí y como puedes ver, trabajo para mantenerme a mí misma.

- Eso es bastante cool. Tus padres deben estar orgullosos.

- No lo sé. Desde que era niña he estado sola.

- Ay, lo siento mucho.

- Tranquilo, ha sido así toda mi vida. Ya me acostumbré - dijo ella.

- Bueno, si me lo preguntas, ellos estarían muy orgullosos de ti - dijo Leonardo -. Una chica que se mantiene y se esfuerza por sus logros.

- Gracias, eres muy tierno - ella no dejaba de sonreír y escribió algo en el vaso en el que Leonardo tomaba café -. Llámame.

Cintia le guiñó un ojo al joven que se notaba su nerviosismo que solo pudo calmarse una vez que ella se fue y sus mejillas dejaron de estar rojas.

- Así es Estados Unidos entonces - comentó Leonardo quien pagó su pedido y se fue de ahí.

Cuando él salió de la cafetería, metió aquel vaso con el número de Cintia y se dirigió a la escuela, pero al llegar a la entrada, la camioneta de la escuela se detuvo frente a él.

- ¿Estás perdido, Leo? - preguntó Scott.

- Solo andaba curioseando - contestó Leonardo.

- Sube de una vez - volvió a hablar Scott -. Tenemos una misión.

- ¿Qué misión?

- Rescatar a uno de los nuestros.

Tras uniformarse, los seis fueron rápidamente hacía Times Square con la misión de ubicar a un chico llamado Bobby Drake quien había escapado de casa al manifestarse sus poderes mutantes.

- Vamos a separarnos - dijo Scott -. Yo iré con Ángel, Storm junto a Marvel Girl y Red Marvel y Beast buscarán más rápido a Drake, después de todo, son los más rápidos.

- Sí, señor - dijo Leonardo.

Ambos bajaron de la camioneta y miraron a los lados listos para correr, en especial Hank cuyos pies eran tan grandes que iba descalzo.

- Vamos Red Marvel - dijo Hank -. De todos nosotros, me intriga los poderes que tienes.

- No tienes idea de lo que soy capaz - dijo Leonardo.

Leonardo sacó una pequeña pluma que al presionarla hizo un pequeño flash frente a sus ojos que, al terminarse, mostró los verdaderos sus verdaderos ojos. Unos ojos rojos con unos iris gris oscuro eran la verdadera forma de sus ojos, junto a dos líneas en el lado derecho de su rostro con forma de un relámpago en caída que iniciaba desde la raíz de su cabello, pasaba por su ojo y terminaba en su boca.

- Aquí voy - dijo Leonardo cuyo cuerpo empezó a brillar con un aura roja eléctrica -. One For All, Full Cowling, cinco por ciento.

Ambos jóvenes se fueron corriendo a gran velocidad dejando una estela de polvo detrás de ellos y tratando de evitar a la gente, lo cual fue un esfuerzo en vano.

- Debo estar muy loca para hacer esto un sábado por la noche - dijo Storm algo fastidiada -. Recuérdenme cómo Xavier me convenció de esto.

- Porque todos compartimos algo en común, Storm - respondió Scott -. Sabemos lo que es huir y ser rechazados por la sociedad. Dime si realmente podrías dormir sabiendo que un chico que pudiste haber salvado murió.

- Pues tienen suerte porque ya encontré a Drake - dijo Hank quien corría a la par de un autobús.

- Oigan chicos - dijo Jean -. Creo que vamos a tener más problemas que solo convencer a Drake para que venga con nosotros.

- ¿Por qué? - preguntó Warren.

- Miren arriba - finalizó Jean.

Al mirar hacia arriba, vieron bajar a seis centinelas que, aunque no detectaron a Scott y a los otros, si identificaron el camión en el que iba Drake tomando el vehículo.

- ¡Tienen a Drake! - exclamó Hank.

- Red Marvel, Beast, sé que no están preparados para esto y no me gusta enviarlos de lleno a lo difícil...

- Ya lo sé, Cyclops - dijo Leonardo que salto hacía el Centinela -. Ve por el chico, Beast. El Centinela es mío.

Con una fuerte patada al rostro del Centinela, Leonardo logró distraer al Centinela lo suficiente como para que Hank entrara al autobús y sacara al chico de ahí.

- Sácalo de aquí, Beast - dijo Leonardo -. Yo lo distraeré hasta que lleguen los refuerzos, ¡Por favor!

- Estamos en eso - dijo Scott y luego volteó a ver a los otros -. Miren, sé que no son las mejores circunstancias para nuestra primera misión en equipo, pero tendremos que hacerlo si queremos vivir.

- Bueno, entonces iré a ayudar a Red Marvel - dijo Warren quien sacó de su espalda un par de alas blancas enormes que le hacían justicia a su nombre clave.

Warren batió sus alas con fuerza creando fuertes ventiscas que lo hicieron llamar la atención. Rápidamente, él llegó con Leonardo distrayendo a uno de los Centinelas lo cual fue aprovechado por el portador del One For All para atacar a uno gritando "Smash".

- Storm, necesito que te hagas cargo de esas hojalatas - ordenó Scott.

- ¡¿Qué?! ¡No! - replicó Ororo -. ¡Olvídalo! La última vez que usé mis poderes casi electrocuto a unos niños.

- Solo respira hondo, Storm - dijo Jean quien utilizó sus poderes para ayudar a su compañera a calmarse -. Tenemos que hacer esto o para el final de la noche no seguiremos respirando.

- Bien, lo intentaré - tras decir eso, los ojos de Ororo se hicieron completamente blancos y en el cielo se formó una nube de tormenta -. No me culpen si destruyo la ciudad.

Un trueno se hizo presente resonando con gran fuerza en la ciudad y de pronto, un relámpago cayó del cielo estrellándose contra tres Centinelas cuyas cabezas quedaron sumamente dañadas, pero debido al esfuerzo, Ororo se desmayó.

- Eso sí que se lo tenía muy guardadito - comentó Leo.

Los dos Centinelas que quedaban ahora no solo trataban de matar a Drake, sino también a los jóvenes mutantes, pero cuando dispararon uno de sus rayos hacía la posición de Hank, unos escombros salieron volando hacía los civiles.

- ¡Cuidado! - gritó Leonardo y otra persona que no esperaba ver ahí.

Cintia había intentado salvar a una anciana que cayó al suelo entre todo el pánico de la batalla, pero antes de que los escombros les hicieran daño, estos se convirtieron en pétalos de rosa. Ante eso, el Centinela identificó a la chica como mutante y trató de matarla, pero Jean logró distraerlo al crear una onda de choque que lo hizo retroceder.

- ¡Cintia! - dijo Leonardo quien llegó con la chica -. ¿Qué haces aquí?

- ¡¿Leo?! - preguntó incrédula la chica -. ¿Eres un mutante?

- Sí, pero tal parece que tú también. ¿Qué haces aquí?

- Unas amigas me dijeron que nos viéramos aquí para ir de fiesta, no sabía que algo como esto pasaría.

- ¡Red Marvel! - gritó Jean.

El Centinela que ella contenía la alejó, pero fue atrapada por Warren, solo que dejaron el camino libre para que aquella máquina de destrucción fuera hacía Leonardo y Cintia.

El miedo se apoderó del joven de ojos rojos quien pensó muchas cosas en segundos viendo que, si no hacía algo de inmediato, muchas personas podrían salir heridas.

- Esto va a doler - dijo Leo quien juntó sus fuerzas en su brazo derecho y se lanzó hacía el Centinela -. ¡Detroit Smash!

Un poderoso puñetazo hizo trizas la cabeza del Centinela eliminando la amenaza que suponía, pero también le rompió muchas venas de su brazo dejándolo morado y haciéndolo sentir mucho dolor.

- ¡Carajo! - gritó Leonardo quien estaba de rodillas en el suelo -. Casi olvido lo mucho que dolía esto.

- No quiero ser pesimista, pero creo que aún hay problemas - dijo Drake quien llegó junto a Hank.

El último Centinela en pie estaba siendo distraído por Ángel, pero rápidamente fue mandado al suelo con un golpe y les apuntó con su mano.

- ¡Oye, bastardo! - gritó Scott quien disparó un poderoso rayo que llamó la atención del Centinela el cual lo atrapó -. Caíste idiota - apretando un botón de su guante que activó su visor y terminó haciendo explotar al Centinela con otro rayo de poder -. ¡Marvel Girl!

- Te tengo, Cyclops - respondió Jean quien utilizó sus poderes para bajar a su compañero despacio -. Lo que me preocupa es hacía donde caerá esa cosa.

- ¡Entonces detenlo! - exclamó Scott.

- No puedo detenerlo con mi telequinesis, es demasiado grande.

- Denme un segundo - dijo Leonardo -. Solo necesito un minuto.

- ¡¿Pueden callarse todos y echarse al suelo?! - gritó Drake quien se cubrió de hielo.

El enorme Centinela terminó congelado y completamente inmóvil antes de que siquiera tocara el suelo.

- Bien hecho Bobby Drake - dijo Warren.

- ¿Yo hice eso?

- Wey, eso fue bastante increíble - dijo Leo.

- ¡Damas y caballeros! Denle un aplauso a Iceman, por favor - dijo Hank levantando a Drake.

Ante la sorpresa de todos los jóvenes mutantes, en vez de aplausos, una botella fue lanzada chocando contra Drake y fue seguida de una turba furiosa.

- ¡Idiota! Casi lo matas - dijo Hank quien cubrió a Drake.

- ¡Bien! Es mejor que todos los anormales como ustedes mueran.

- Si no fuera por nosotros, esos robots los hubieran matado - dijo Leonardo quien se mantenía en pie con el apoyo de Warren.

- Si ustedes no existieran no lidiaríamos con esos robots - replicó la multitud.

- Yo no soy mutante - dijo Cintia quien volteó al ver a sus amigas -. ¡Chicas! Al fin las veo, ayúdenme.

Cuando Cintia se acercó a ellas, estás solo se apartaron y se fueron perdiéndose entre toda la multitud de personas enfurecidas.

- ¡No! Esperen, ¡No me dejen! - gritó Cintia estando muy asustada.

- Mejor vámonos antes de que nos linchen - dijo Leonardo -. Solo denme un segundo.

El chico temblaba a cada paso que daba, pero se esforzó para mantenerse de pie para acercarse a Cintia.

- Oye, lo siento, es peligroso estar aquí. Debemos irnos.

- P-pero...

- Tranquila, todo estará bien.

De alguna manera, eso calmó lo suficiente a la chica para que escapara con todos de ahí de una buena vez.

Un par de días después, los chicos se instalaron completamente en la escuela Xavier a excepción de Leonardo quien estuvo con el brazo vendado todo ese tiempo.

En la tarde el lunes, todos los chicos fueron nuevamente a la biblioteca pues el profesor los había llamado.

- Gracias por venir chicos - dijo el profesor -. Sé que no tuvieron un comienzo agradable aquí y no los culpo si no quieren quedarse, pero les aseguro que contarán con apoyo en cuanto a controlar sus poderes y su educación.

- Yo, yo no pertenezco aquí - dijo Cintia -. Agradezco su apoyo, pero no pertenezco aquí.

Todos la miraron, pero para sorpresa de ella, no lo hicieron con una expresión juzgona, sino de cordialidad y hasta se podría decir que aprecio.

- Cintia, entiendo que estés asustada - dijo Jean -. Todos aquí nos hemos sentido igual. Somos juzgados, rechazados y odiados sin importar a donde vayamos, todo porque la humanidad le teme a lo que no entiende.

- Lo que nos hace diferente es nuestra maldición - dijo Cintia.

- Pero lo diferente no tiene que ser necesariamente malo - dijo Scott -. Tal vez tengas razón y estamos malditos, pero no tenemos que dejar que sea así.

- Somos mutantes - añadió Leonardo quien vio a la chica -. Mutante y orgulloso.

Cintia se mostró más tranquila ante el apoyo de sus compañeros sintiéndose un poco más tranquila.

- ¿Cuál será tu nuevo nombre, Cintia? - preguntó Leonardo.

- Bueno, Cintia es mi primer nombre, así que usaré el segundo - respondió ya algo más animada -. Creo que seré "Sersi".

- Pues les doy a todos ustedes la bienvenida a los X-men - dijo Xavier.

Una vez terminada la reunión, todos salieron platicando entre ellos a excepción de Leonardo.

- Oye, Leo - dijo Hank.

- ¿Sí?

- Scott nos dijo que la sala de entretenimiento de la mansión tiene las últimas consolas y videojuegos, ¿Quieres venir a jugar?

- ¡¿Es en serio?! Eso está muy chingón. Cuenten con... - antes de que pudiera hablar, una llamada lo interrumpió y se sorprendió al ver quien era -. Adelántense, yo los alcanzo después.

- Bien, allá te vemos.

Leonardo fue hacía su habitación buscando privacidad y finalmente contestó la llamada.

- Hola sensei - dijo Leonardo -. Qué bueno escucharlo.

- Lo mismo digo, joven González - dijo el llamado sensei -. Vi lo que pasó en Times Square, ¿Te encuentras bien?

- Sí, estoy bien y mis compañeros son muy buenas personas - respondió el chico -. Tranquilo, no le diré a nadie que All Might es mi maestro.

- Tranquilo, sé que puedo confiar en ti.

- Gracias sensei - dijo Leonardo -. Le quería preguntar si ya tiene avances sobre la investigación de mí...

- Joven Gonzáles - el tono animado de All Might se volvió uno mucho más serio -. Fue un callejón sin salida.

- Oh, ya veo.

- Esto no será el fin - dijo All Might rápidamente -. Tal vez tenga mis responsabilidades, pero no voy a descansar hasta que ella regrese. Tú concéntrate en la escuela y tu entrenamiento.

- Sí sensei - dijo suspirando el chico que se encontraba deprimido -. Luego hablamos, gracias sensei.

- Cuídate mucho, joven Gonzáles.

Tras eso dicho, Leonardo colgó, se echó a la cama y no volvió a salir de su habitación en todo el día.

Fin del capítulo.

Muchas gracias por leer este capítulo. Ahora si va a comenzar la historia central que espero que les guste, damas y caballeros.

Cualquier personaje de anime que les gustaría ver (excepto protagonistas) será considerada. Se aceptan sugerencias.

En fin, si les gustó les agradecería que le den un voto, comenten y compártanlo.

Hasta la próxima.

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