Parte 17: La Noche De Crimen

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— ¿Estás lista, Sersi?

— Efectivamente, Hank.

— Pues demos inicio.

Los dos X-men estaban buscando entrar a una fortaleza en Minecraft pues desde que ella volvió de México con Leonardo comenzó a jugarlo y cuando vio que Hank también lo jugaba, le preguntó si querían hacer un nuevo mundo entre los dos para que le diera sus consejos para avanzar en el juego.

— Aprendes rápido, Sersi — dijo el mutante de los pies grandes.

— Gracias, Hank — respondió la chica muy agradecida —. ¿Cómo te ha ido con Ororo?

— La verdad... nada bien — contestó Hank —. Tuvimos una cita, aunque no paso nada malo, la verdad se sintió que había una enorme barrera entre los dos.

— ¿Es en serio? Yo los veía como una buena pareja — dijo Sersi sorprendida.

— No, supongo que no funcionó. Además, he estado mensajeando seguido con T'chala — dijo Ororo mientras lanzaba un relámpago.

— ¡No me digas! — exclamó Leonardo.

En otra parte de la mansión, Ororo y Leonardo estaban en el cuarto de peligro entrenando constantemente pues las habilidades del otro les daban un verdadero reto a superar permitiéndoles mejorar mutuamente.

— ¿Entonces prefieres a T'chala sobre Hank? — preguntó Leonardo mientras corría esquivando los relámpagos de Ororo.

— No es tanto así, solo es que a T'chala lo conozco desde hace más tiempo y cuando estoy con él me la paso muy bien — explicó la chica que flotaba tres metros del suelo —. Hank es muy amable, pero verlo como una pareja me es imposible porque no siento lo mismo. Ahora solo espero poder decírselo con cuidado porque la verdad, no quiero lastimarlo.

— En mi experiencia, será difícil no hacer eso — dijo Leonardo quien ahora intentaba golpear a la chica —. Sí hasta para mí lo es porque ayude al pinche Hank para que te conquistara.

— Lo sé — contestó Ororo tras alejarse como un poderoso vendaval —. Rogue me contó.

— ¡Pinche vieja chismosa! — dijo molesto Leonardo — A la próxima no le diré nada.

— Seamos sinceros, Leo — dijo Ororo con cierto tono humorístico —. A ti, Rogue te gusta.

— ¡No digas mamadas!

— Pues sí te digo — contestó Hank al cuestionamiento de su amiga pues su plática continuaba —. Rogue y Leonardo han salido más últimamente que tú y él.

— Pero porque Leonardo acaba de pasar por todo el tema de su madre y no quería molestarlo — decía Sersi con algo de preocupación —. Tú mismo lo viste. No quería parecer una aprovechada de su situación.

— Pues sí, pero Rogue ya sea consciente o inconscientemente tomó ventaja haciéndole compañía y haciendo las cosas que los dos tenían en común — explicó Hank.

— ¿Y crees que él le pediría ser su pareja?

— Eso si no creo — le respondió Hank —. Tú misma lo dijiste, él no está en su mejor momento y dudo que quiera pedirle a alguien ser su novia.

— ¿Entonces qué hago? — preguntó la chica.

— Creo que se lo preguntas a la persona equivocada — contestó el mutante peludo —. Jean es la que más sabe de estas cosas, sentimientos y demás.

— Pues sí, pero la verdad, tú la conoces mejor, Storm.

Volviendo con los chicos en el cuarto de peligro, ellos dos ya se habían detenido y tomado algo de agua mientras descansaban en el suelo de la habitación.

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