Capítulo 09 · Utopía

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Desbloquear la evolución de Grizzlymon irrumpió en su normalidad como un elefante en una cacharrería. El jolgorio por tal hazaña se mezclaba con la responsabilidad de saber cómo utilizarlo. Habían derrotado a Musyamon con facilidad, pero eso no quería decir que Teddy pudiera hacer frente a cualquier nueva amenaza. Por ende, Esnou decidió crear una tabla de ejercicios conjunta y diaria para fortalecerse a la vez que su compañero aprendía a dominar sus nuevas técnicas; desde carreras cronometradas, levantamiento de peso, pruebas de resistencias, todo lo que fuera necesario para estar a la altura de de las circunstancias.

Una vez a la semana se habían propuesto enfrentarse a retos arriesgados y difíciles de conseguir, como por ejemplo escalar la montaña que se erigía tras la casa: Peña Sobia. El osezno no albergaba recuerdos de lo acontecido, pero allí tuvo lugar el enfrentamiento que puso fin a su anterior vida. Sin embargo, al joven le afloraron mil y un sentimientos que le hicieron ruborizarse. Su vida cambió allí mismo, a mejor, pero cambió de una forma inimaginable. A decir verdad desde que se mudase a Asturias no sentía que terminase de encajar. No hasta la llegada del digimon.

—¿Tenemos todo el material? —preguntó al alzar una mochila en su mano derecha y unas correas atadas entre sí en la izquierda—. Recuerda que no podemos perder nada por el camino. Tenemos que devolverlo en la oficina de turismo.

—Ya, ya. ¿Cuántas veces lo vas a repetir? —Teddy le lanzó una mirada de resquemor. Al fin había terminado V'09 y, aunque su mayor deseo se había cumplido, ese final tan abierto le había dejado un gran vacío—. Más que las veces que me has advertido sobre ese final...

Esnou rió. Entendía su enfado, pero había disfrutado la felicidad de su compañero durante toda la serie.

—En fin. Pongámonos manos a la obra.

Ante la inminente llegada de Caronte a casa ambos partieron hacia su destino. El joven había elegido precisamente ese día en el caso de que algo saliera mal. Una simple llamada bastaría para avisar a su mejor amigo, incluso le había explicado al osezno cómo funcionaba su teléfono móvil en el caso de que a él le ocurriese algo.

El primer trecho fue fácil. Subir la cada vez más empinada cuesta apenas les supuso un mínimo esfuerzo. No obstante, una vez alcanzaron las primeras rocas la situación empezó a complicarse. Ante la imposibilidad de asistir a clases prácticas, el dúo se había nutrido de infinidad de vídeos explicativos para, en la medida de lo posible, saber cómo debían actuar, dónde anclar los materiales y la posición en la que debían avanzar.

—Cuidado con la cabeza. —Advirtió Esnou. Mientras que él llevaba la equipación necesaria, que incluía un casco protector, su compañero apenas iba protegido con unos protectores que ellos mismos habían fabricado con materiales reciclados—. Sigue mis pasos. Y cuidado con tus pezuñas, no vayas a rasgar las cuerdas...

Teddy puso los ojos en blanco. Tras eso continuaron su aventura.

Escalar de por sí no parecía sencillo, pero hacerlo era aún más complicado. Un mal apoyo o una actitud pesimista podían provocar un accidente, no obstante, ambos afrontaron el reto con positivismo y buen hacer, siguiendo los pasos que habían memorizado hasta alcanzar el punto álgido de la montaña: la cima.

Desde allí las vistas eran preciosas. Podían ver todo Entrago y los alrededores, como el camping de caravanas y las casas desperdigadas que había en dirección contraria, así como una gran zona boscosa que permanecía oculta detrás de la montaña. Un valle.

—Seguro que ningún humano ha osado adentrarse aquí —sugirió el joven. Una gran sonrisa en su rostro reflejaba una belleza que no podía describir—. De lo contrario no estaría tan asalvajado y habría restos humanos... Por desgracia somos una especie que arrasa por donde pasa.

Digimon: ArkadiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora