DIGIMON: ARKADIA || ¿Y si tuvieras la oportunidad de ser el protagonista de tu propia historia Digimon? Acompañado por Bearmon, permitidme que os narre la mía. Juntos viviremos mil aventuras y peligros en un viaje de ensueño hacia lo desconocido. ¿O...
(Advertencia: Este capítulo contiene secuencias sensibles.)
Internet, lugar de nacimiento de los monstruos digitales, pero también una vía de escape para muchas personas que buscaban en cualquier tipo de red social, página web o blog, para evadirse de sus problemas. Por ello, no es de extrañar un Mundo Digital que estuviera directamente influenciado por este tipo de datos, a pesar de desconocerlo.
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Universo: Twitterverse
La mala fortuna había conducido a Esnou y Teddy a aventurarse en un portal cuyo destino les había sumergido en una sucesión de eventos de los más díscolos: a pesar de haber aparecido cerca de lo que parecía una población, desgraciadamente se habían visto envueltos en una cacería donde ambos eran la presa.
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Digimon de nivel Perfecto y atributo Virus.
De nombre Chaperomon, su perseguidora parecía estar inspirada en el cuento de la Caperucita Roja, aunque una versión perturbada de la misma. Ataviada con su característica capucha roja, un vestido de colegiala rupestre y unas zapatillas tejidas con las pieles de varios Fangmon, portaba una cesta provista de ojos y una hilera de afilados dientes.
—No corráis, corderitos. No podréis huir —rió estrambótica.
Haciendo oídos sordos, los compañeros continuaron a la carrera campo a través sin mirar hacia atrás. A los cinco minutos de llegar, literales, se toparon de lleno con la alocada digimon de melena rubia después de que esta sesgase la vida de unas pobres gatas pardas.
Aquel mundo, a diferencia de los visitados con anterioridad, destacaba por la cantidad de elementos muy reconocibles: árboles con forma de pájaros azules, señales rectángulas de color rojo con un triángulo tumbado blanquecino, incluso pantallas flotantes llenas de spam que publicitaban fake news, vídeos virales que no entendían o enumeraban tendencias que variaban dependiendo de quién las mirase.
—¡Estamos dentro de Twitter! —gimió el tamer.
Evidentemente no era así, pero sí una aproximación bastante cercana a la realidad; lo que demostraba una vez más que la delgada línea entre realidad y ficción daba vida a cada universo.
Chaperomon disfrutaba persiguiendo a sus víctimas, tanto que aminoraba el ritmo cada vez que estaba próxima a capturarles mientras disparaba sin ton ni son con la ametralladora que portaba en la espalda.
—¡Me haré una alfombra con tu piel, osezno! —Se relamió sólo de imaginársela en la casa de su abuelita Babamon—. ¡Déjame desollarte vivo! ¡Me encanta el sonido del sufrimiento antes de comer!
Astutos, comenzaron a correr en zigzag, así las balas impactaban en el suelo o les rozaban ligeramente, lo suficiente para hacerles pequeñas rozaduras sangrantes en piernas y brazos. El morbo de la situación excitaba a la caperuza, quien se deleitaba viendo como las briznas verdes se teñían de rojo sangre. Era como una troll de internet.
