Capítulo 21 · La Nada E Idea

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El cuerpo de Teddy empezó a emitir un brillo intenso, turquesa, tan cegador que resultaba imposible mirarle directamente. La unión entre humano y digimon se había consumado, otorgándole una carga de digisoul descomunal que potenció su evolución.

—¿Te-Teddy? —preguntó Esnou, tapándose los ojos con el brazo.

Cuando el destello cesó, frente a él tenía a la forma Perfecta de su compañero.

Cuando el destello cesó, frente a él tenía a la forma Perfecta de su compañero

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Digimon de nivel Perfecto y atributo Vacuna.

De nombre BersekGrizzlymon, se trataba de un guerrero berserker que mantenía la forma de un oso, aunque bípedo, capaz de galopar a cuatro patas a grandes velocidades. En su rostro, de afilados colmillos que sobresalían de sus fauces, tenía las mismas pinturas tribales que se repartían por todo su pelaje y, a su vez, mantenía la marca de medialuna de su antecesor. Armado con unos afilados mitones, un arnés unía sus llameantes hombreras, en cuyo centro tenía una gema rojiza de poder.

—Puedo sentir tu corazón, Esnou.

Deslumbradas por la luz emitida, Agatha y Gominola recuperaron la cordura, asombrándose ante a la evolución del osezno. En su mirada cristalina podía discernirse el deseo de conseguir realizar tal hazaña.

Trance Interminable.

Parallelomon no se intimidó y muestra de ello fue el potente rayo que lanzó a BersekGrizzlymon con intención de librarse de él. Sin embargo, el aumento de velocidad de su víctima hizo que su ataque impactase contra un árbol cercano, haciéndolo desaparecer en una distorsión originada.

—¡Impresionante!

La emoción del momento impidió que el tamer se diese cuenta de la realidad: el berserker comenzó a arremeter desenfrenadamente contra la monstruosa criatura con sus garras, fuera de sí y con los ojos inyectados en sangre... Nada quedaba de la personalidad tierna y protectora de las etapas anteriores.

—¡Des-tru-ir! —rugió BerserkGrizzlymon.

Un duelo cuerpo a cuerpo, sin miramientos, que teñía su alrededor de la sangre de las heridas que se hacían mutuamente. Ambos contendientes estaban obcecados en destruirse, cegados por la ira. Fue entonces cuando Esnou sintió una quemazón en la mano que portaba su Digivice y un peso muerto en el cuello producido por el Circuito Digital, tambaleándose.

Al verle, la mística y la foquita echaron a correr en su dirección.

—¿Qué pasa, Esnou? ¿Qué te ocurre?

—¡Parece que el Emblema va a explotar! —Gominola escupió una ráfaga de burbujas para sofocarlo.

El tamer podía sentir la ira de su compañero, su descontrol y, sin llegar a entenderlo, se veía afectado negativamente por ello. Notaba el dolor de las heridas, cada impacto. Percibía los pensamientos furiosos del berserker que le hicieron temer por él.

Digimon: ArkadiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora