Prólogo

156 24 18
                                    

· Escrito por SombrayLuz ·
(Aclaración: Para entender la historia hace falta leer primero el Prefacio I & II)


Los artistas alzaron los micrófonos y el público, extasiado por la inminente aparición de los jugadores, estalló en vítores. La inauguración de la Copa Mundial de la FIFA Qatar 2022 estaba siendo un éxito. Ritmos pegadizos, mezclas de diferentes músicas y culturas, interpretados por cantantes de distintas procedencias y bailados por una cantidad ingente de expertos en el movimiento corporal. Sin olvidar, por supuesto, los gritos de las miles de personas en las gradas bañando los pocos instantes en los que el silencio podría abrirse camino. Todo ello siendo vigilado por los ojos de las cámaras, que lo emitían en directo alrededor del globo terráqueo, y acompañado por las luces, el confeti, el fuego, los efectos especiales de precios exorbitados y la siempre potente adrenalina que recorría las venas de cualquiera que participase de alguna forma.

Los cantantes lanzaron besos volados y extendieron sus brazos para despedirse de las personas en las gradas mientras los bailarines danzaban coreografías que pretendían evitar la atención puesta en el cambio de escenario. Los gritos ensordecieron a los cantantes. Las luces y los efectos especiales se juntaron para mostrar el nombre de la celebración en el campo de fútbol y las cientos de banderas representativas de los países participantes. El confeti, las luces y los fuegos hicieron una aparición estrella que animó aún más a los espectadores cuando les hizo entender que se acercaba el momento de comenzar el primer partido.

Sin embargo, nunca llegaron a verlo.

Una luz emergió del centro del campo y se extendió hacia el cielo. Era una luz distinta a las demás; mucho más intensa, extraña, y no parecía provenir de ninguna máquina. Pero nadie en las gradas fue consciente al principio. Hubo exclamaciones de asombro, frases y expresiones de aprobación ante lo bien trabajados que estaban los efectos especiales ese año y sobre lo mucho que se notaban las ganas de un mundial en condiciones después del miedo de no poder celebrarlo debido a la pandemia.

La luz los cegó, se abrió como un abanico y después se encogió hasta convertirse en un vórtice luminoso de energía que daba vueltas sobre sí misma. Fue entonces cuando la gente en las gradas empezó a darse cuenta de las muecas de desconcierto de los bailarines y trabajadores que quedaban en el campo, y cuando las muecas de sorpresa se fueron convirtiendo en ceños fruncidos, miradas de incomprensión e inquietudes lanzadas al aire, en especial cuando una pluma rojiza emergió del vórtice y, poco a poco, fue dejando paso a un sombrero de pirata que descansaba sobre una máscara dorada. La criatura se dejó ver en cuerpo entero. Cuatro extremidades superiores y dos inferiores, todas largas y delgadas; apariencia cadavérica, bañada en oro, con ropajes de capitán, de corsario, y decoraciones y máscara que casi podían recordar a las mejores del carnaval de Venecia. Alas destrozadas y sonrisa altanera.

Digimon de nivel Definitivo y atributo Virus

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Digimon de nivel Definitivo y atributo Virus.

Su mirada recorrió las gradas en toda su extensión, mientras el desconcierto contagiaba a todos por igual, sin distinción sobre si eran espectadores o trabajadores. Por primera vez, los gritos disminuyeron, las personas callaron, la música ambiente se detuvo y el silencio se adueñó del lugar. La sonrisa de Boltboutamon se amplió antes de que su voz retumbase en los recovecos más insospechados del estadio:

Digimon: ArkadiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora